Salvajada de Kilian Jornet: 82 cuatromiles y 1.207 km en 19 días
El español, bajo el título de ‘Alpine Connections’, conecta todos los picos de más de 4.000 metros de los Alpes. Lo considera “el mayor desafío” de su vida.
Otra zancada, otra pedalada, un buen puñado de kilómetros más cerca de lo imposible. Este domingo, a última hora, Kilian Jornet puso fin a su “mayor desafío”, al proyecto de su vida, tal y como lo califica. “Necesito tiempo para procesar lo vivido. Tengo en la cabeza los amaneceres y atardeceres maravillosos que he visto, las risas con los amigos que me han acompañado”, decía el español después de la enésima salvajada de su currículum. “Bueno, se siente extraño no estar en las montañas durante más de 20 horas hoy”, compartía después de 19 días fuera de toda lógica, sólo a su alcance. Bajo el título de Alpine Connections, Jornet, que con un año y medio ya andaba horas y horas al lado de su madre por el Pirineo gerundense, conectó los 82 picos de más de 4.000 metros situados en los Alpes. En total, 1.207 kilómetros, 267:45:16 horas en movimiento y 75.344 metros de desnivel acumulado. Inconcebible. Una redefinición de las capacidades humanas.
Todo empezó a las 5:12 de la mañana del pasado 13 de agosto, en Piz Bernina, la montaña más alta de los Alpes orientales y el punto más alto de la cordillera Bernina, en Suiza. Con prudencia, Jornet iniciaba su reto con los primeros 242 kilómetros de su aventura, cocinada a fuego lento. “Después de escalar el Piz Bernina por la mañana, he rodado en bicicleta más de 210 kilómetros en solitario con más de 4.000 metros de desnivel a través de varias montañas icónicas, con el objetivo de iniciar la siguiente etapa de mi aventura utilizando sólo mi propia fuerza humana. Después de soñar mucho tiempo con este proyecto, es emocionante ponerlo en marcha”, describía sobre un reto del que, hasta dicho momento, no había dado detalles. En silencio, como casi siempre, y sólo en conexión con la naturaleza, esa que intenta proteger alzando la voz contra el cambio climático, iniciaba un viaje que se compuso de 16 etapas, con sólo un día de descanso y 5:17 horas de media de sueño.
Algo único en la historia. Ueli Steck, La Máquina Suiza, leyenda del alpinismo que falleció en 2017 en el Everest, acometió el reto en 2015, pero tardó 62 días. Antes, en 2008, la mejor marca hasta el momento, también completaron la aventura los italianos Franco Nicolini y Diego Giovanni, que necesitaron 60 días. Registros y récords que, seguramente, están en un plano muy secundario para Jornet, cuyo impulso, el de querer conocer sus límites, va mucho más allá de los números. “Este proyecto ha sido increíble. Creo que es el mayor desafío que he completado en mi vida, tanto física y técnicamente como mentalmente. Tener que permanecer en un estado de concentración total durante 20 días requiere mucha energía, pero ha sido increíble”, añadía en sus palabras tras finalizar el reto, muy en sintonía con el que completó el año pasado: 177 cimas de 3.000 metros en los Pirineos en ocho días.
Una redefinición de los límites
En los Alpes, donde Jornet vivió y entrenó durante 10 años, las etapas, que se organizaron durante seis meses, tuvieron una duración que fue desde las 3h45 hasta las 34h, con una media de 17 horas diarias de acción. En su mayoría, a pie, ya fuera corriendo o escalando. El resto del tiempo, utilizó la bicicleta (87% a pie y 13% en bicicleta, según datos de su equipo), con la que unió los diferentes macizos. Lo hizo, además, y siempre que la meteorología se lo permitió (tuvo que cambiar de planes en varias ocasiones) tratando de encontrar “la línea más lógica”, en palabras de Kilian, uniendo el máximo de cimas a través de crestas y aristas. Un ejercicio tan físico como creativo. Un antes y un después en el montañismo que, ahora, se pondrá en manos de la ciencia. Toda la experiencia de Jornet fue controlada y medida con distintos parámetros físicos para futuros estudios sobre las reacciones del cuerpo humano en situaciones como las vividas por el catalán.
A lo largo de estas casi tres semanas de laboratorio, Jornet estuvo acompañado por muchas caras conocidas. Los últimos pasos, en Écrins, los dio al lado del francés Benjamin Védrines, que hace escasas semanas sólo necesitó 11 horas para escalar el K2. Jordi Tosas, Jules Henri, Mathéo Jacquemoud o Vivien Bruchez también estuvieron presentes a lo largo de un recorrido en el que el español contó con la ayuda de media docena de personas (alimentación, equipaje, filmación...) y en el que revivió hazañas pasadas con varias de las cimas más importantes en su dilatada trayectoria. En la 13ª y 14ª etapa, por ejemplo, abordó el Mont Blanc, donde tiene el récord de su Ultra Trail, celebrada este fin de semana. En esa 14ª jornada, que empezó a las 4:44 de la madrugada, acumuló más de 40 kilómetros y unos 5.000 metros de desnivel en casi 20 horas. El día a día de un pulso contra la mente y el cuerpo humano. Contra la historia y contra sus límites, aún en exploración.
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