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VELA | TROFEO PRINCESA SOFÍA

Pilar Lamadrid: “Lo que te engancha de este deporte es querer ser la mejor, la más rápida”

La windsurfista andaluza ocupa los primeros puestos del ránking mundial en la modalidad de vela iQFoil. Su gran objetivo es estar en los Juegos de París 2024 y luchar por una medalla.

Pilar Lamadrid: “Lo que te engancha de este deporte es querer ser la mejor, la más rápida”
Sailing Energy/Trofeo Princesa Sofía© Sailing Energy

Pilar Lamadrid (Sevilla, 26 años) será una de las grandes bazas de España en los Juegos de París 2024 en iQFOiL. La windsurfista andaluza, que también tiene un Grado en Fisioterapia, está participando, junto al equipo preolímpico español, en el 52º Trofeo Princesa Sofía y sigue dando qué hablar. Charla con AS en el hotel de concentración del equipo nacional en Palma de Mallorca y no puede evitar sonreír cuando se le cuestiona sobre París 2024. Eso sí, sin presión. Primero quiere lograr la plaza para el país, después hacérsela suya y, una vez en Marsella (sede de la vela en los Juegos Olímpicos) intentar colgarse una medalla.

¿Cómo explicaría su clase de vela, el iQFOiL?

No es una pregunta fácil, a ver por dónde empiezo (bromea). Es una parte de la vela olímpica, un deporte en el que competimos muchos barcos a la vez y no va por tiempo no vueltas, hay diferentes mangas, que son recorridos, y en una semana hay muchísimas. Estas van puntuando según llegues a la meta, es decir si llegas primero eres primero. Nos movemos con el viento, que es lo importante, navegamos 100 tablas juntas y hay que predecir viento, qué van a hacer los demás. Lo que hacemos son carreras.

¿Qué le llevó a apostar por el iQFOiL?

Me vino un poco impuesto, la verdad. Viene de familia porque mi padre estaba metido en el mundo de la vela y a la vez mi abuelo, su padre, lo tenía como tradición porque iban a Punta Umbría y navegaban allí. Después mi abuelo estuvo en el Club Náutico de Sevilla como vocal de vela, como que estaban muy metidos en la competición de vela desde que era pequeña... así que como no, a mis hermanos y a mí nos tocó seguir en el mundo de la vela, en el Optimist. Después también tuve la suerte que mi padre, además de probar todos los barcos, es windsurfista así que me dio la opción de, cuando no quería más Optimist, probar el windsurf y desde entonces nadie me ha bajado.

¿Su siguiente paso será estar en los Juegos Olímpicos?

No lo sé (ríe). Quizás sí que empezamos por esto de los Juegos. Cuando empecé a navegar en windsurf las que yo tenía como idolas absolutas eran Blanca Manchón y Marina Alabau, que estaban en el número 1 y 2 del ránking mundial, y navegaban donde yo... había muchas cosas. Era como que yo quería vivir esa vida, tener esa experiencia y después Marina ganó la medalla y me dio el subidón. Pero ahora, cuando realmente estoy tan cerca de eso, ya no estoy tan centrada en eso. Sí que vendrán o no, pero serán una consecuencia. A lo que voy es que lo que realmente te engancha de este deporte es el intentar estar ahí arriba, ser la mejor, la más rápida, la que mejor juega al ajedrez en el agua... te engancha ser la mejor del mundo, no simplemente clasificar al país para los Juegos e ir. Lo que te engancha es querer ir más allá y en ese punto estoy. Solo me acuerdo de los Juegos cuando alguien me pregunta.

Ha hablado usted de ajedrez en el agua...

Al principio, cuando no entiendes muy bien de qué va y yo misma, en mi etapa juvenil, navegas y ya. No llegas a entender cómo es el juego. Cuando te metes a niveles más altos y empiezas a ver estrategias, tácticas, entender cómo funciona el viento es un mundo. Ni viéndolo por la tele se ven las variables. No solo se trata de jugar con el posicionamiento de los otros barcos, que es igual que cualquier otra carrera, sino que además has de intentar adivinar, jugar, intuir la racha del viento. Es un deporte muy completo y por eso es tan difícil de explicar. Pero es parte de su encanto también.

Hasta hace muy poco era la número 1 del ránking mundial y ahora es la tercera. ¿Por qué?

Cuando llegué al número 1 del mundo fue una sorpresa absoluta. Es verdad que logré estar ahí arriba durante toda la temporada y verme ahí te motiva y está genial. Es curioso justo eso, que ahora soy la tercera después de ganar la última regata... pero no sé. Es un aliciente porque es una suma de todo lo bien que lo estás haciendo.

Estar ahí arriba también hace sumar presión. Ahora allá donde va Pilar Lamadrid parece que ha de ganar siempre. ¿Cómo lo gestiona?

Sí, a los seres humanos nos encanta especular, hablar... es difícil porque la gente solo ve los resultados y eso no refleja todo el trabajo que hay detrás, ni lo que estás pasando ni cuál es tu objetivo en cada competición. Hay que saber el recorrido y el nivel de rendimiento. Por ejemplo, aquí en el Trofeo Princesa Sofía pinché el jueves, pero estamos ahí. Esta no es la regata clave de la temporada como para decir ‘madre mía, la he liado parda’.

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Justo eso. En unos meses vienen el Test Event en Marsella (julio) y el Mundial en La Haya (agosto)...

Exacto, pero el que está al cien por cien como objetivo de la temporada es el Mundial porque ahí hay que lograr sí o sí la plaza olímpica. Tenemos rango, a no ser que pase algo extraordinario, porque estamos ahí y trabajando fuerte por ello. Hay posibilidades muy reales de lograr la plaza. Y después también porque quiero quitarme la espina, en el Mundial, del año pasado y seguir peleando. La flota cada vez empuja más y debemos ir al ritmo. Hay que rendir al máximo en el próximo Mundial y vamos a ir a por ello.

¿A nivel de país, cuáles son sus principales rivales?

Israel tiene un grupo muy grande de niñas, todas empujan muchísimo y son las que están arriba en todos los campeonatos, es una pasada. Después está Gran Bretaña también. Son las más potentes.

¿Qué es lo que ha tenido que sacrificar para ser regatista profesional?

Algo que he notado en estos últimos años, que he pasado de una vida medio universitaria a ser profesional, es la cantidad de energía física que se pierde. Llegas reventado del agua siempre y en los momentos de descanso me encantaría irme por ahí, con mis amigas y familia, pero es que me puede la vida. Si pudiese tener todo ese tiempo con los míos que quisiera sería increíble.

Blanca Manchón y Marina Alabau fueron sus referentes. ¿Cree que ahora es usted la referente de todas esas niñas que empiezan en el iQFOiL?

Yo es que me sorprendo cuando me piden una foto, un autógrafo... no puedo estar más feliz por haber entrenado con mis referentes y aún me acuerdo cuando, por ejemplo, Marina me dio un neopreno. Ahora con las redes sociales es más fácil, es increíble el cariño que recibo. Me gusta ser muy cercana con los niños y niñas porque yo he estado ahí, es una sensación que no se olvida y estoy muy agradecida. Que sigan empujando y disfrutando de este deporte, que es maravilloso.

¿Qué consejos recibe por de sus padres?

Siempre están ahí, mi familia es el motor y la que me ha dado todo para que esté en el mundo del deporte. Mis padres han sido primero mis sponsors y ahora los tengo conmigo siempre. Me dicen mucho que confíe en mí. Trabajar ya trabajo, sacrificar también sacrifico así que solo me falta disfrutar y confiar.