Peligro, Tyson

El mundo del boxeo está patas arriba desde que Mike Tyson anunció su regreso al cuadrilátero, a sus 58 años. La leyenda de los pesos pesados se verá las caras en un mediático combate con el youtuber Jake Paul la madrugada del viernes al sábado (02:00, Netflix) en el AT&T Stadium de Texas, Estados Unidos. Iron le saca 30 años a su oponente, por lo que un choque a esa edad podría suponer un riesgo grave para su salud, a pesar de que ha pasado las pruebas previas que exige la Texas Department of Licensing and Regulations (TDLR).

Tyson vuelve a subir al ring casi 20 años después de su último pleito oficial. Hizo un combate de exhibición con el excampeón Roy Jones en noviembre de 2020, pero colgó los guantes en junio de 2005, cuando perdió por TKO ante, en aquel momento, un desconocido Kevin McBride (35-10-1, 39 KO). Para poder conseguir la licencia y volver a pelear, Iron ha tenido que superar una serie de pruebas médicas que evalúen su aptitud física, como diferentes exámenes de electroencefalograma (EEG) y electrocardiograma (EKG) para buscar posibles trastornos cerebrales o problemas cardíacos. Mike está a punto.

A pesar de ello, su edad y su salud preocupan. El combate estaba pactado para el 21 de julio, pero se tuvo que aplazar porque a Tyson le dio un brote de úlcera, acompañado de náuseas y mareos, durante un vuelo. Necesitó asistencia médica y salió en silla de ruedas. Estos últimos días, Iron ha mostrado su gran estado físico, pero no despeja dudas. El boxeo no es un juego y una mala mano podría suponerle graves problemas de los que habría que lamentarse.

Tyson fue uno de los boxeadores más temidos. Fue uno de los campeones de los pesos pesados más conocidos y seguidos por el público, por su gran agresividad y su poder noqueador. De sus 50 peleas, 44 acabaron antes del límite, y sus oponentes no solían pasar de los primeros asaltos. Una bestia que atemorizaba a todo el que se le cruzaba, pero la edad no perdona y Mike ya tiene 58 años. Una de sus acciones más polémicas fue cuando le mordió la oreja a Evander Holyfield en una revancha por el cinturón en 1997. El norteamericano le seccionó ocho centímetros de cartílago, haciéndole sangrar y saltar del dolor.

Netflix apuesta por el boxeo

Los deportes de contacto están a la orden del día y las grandes plataformas están añadiendo combates a sus parrillas. Netflix, plataforma de streaming estadounidense, ha querido sumarse a lo grande haciendo uno de los combates del año con el regreso de Tyson. En total, ambos púgiles se embolsarán 80 millones de dólares (75.367.991 euros), 40 millones (37.685.064 euros). Una apetecible bolsa que a Iron le sabe a poco. “Mi vida no va a cambiar ni un uno por ciento después de esta pelea. Siempre podré vivir así y lo estoy haciendo solo porque quiero ponerme a prueba”, reconoció el estadounidense.

El oponente, Jake Paul, una estrella de internet. El norteamericano se hizo famoso por colgar vídeos en YouTube junto a su hermano, y es uno de los mayores influencers del mundo a día de hoy. Como muchos famosos, Paul quiso probar el boxeo, pero terminó haciendo de un hobby su trabajo y está realizando una carrera que muchos envidiarían, siempre dándolo todo en el ring. Ya ha ganado a estrellas de las MMA como Nate Díaz o Anderson Silva, pero Tyson es, sin duda, el mayor reto al que se ha enfrentado hasta el momento.

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