Otra goleada antes de poner rumbo a Filipinas

España llegaba con el claro objetivo de calentar motores camino del Mundial, mientras Marruecos, consciente de lo que conlleva enfrentarse a una potencia, salió a plantar cara desde el primer segundo. La alfombra estaba tendida, los focos encendidos, y el público listo para ver espectáculo.

Desde el pitido inicial, la España buscó imponer su ritmo: posesión, movilidad, y presión alta. Pero no todo resultó sencillo, Marruecos mostró carácter, orden y decisión, defendiendo con firmeza y haciendo trabajar a las españolas para encontrar espacios. Fue en el minuto 9 cuando España abrió el marcador con un tiro de Noelia raso que superó a la meta. Un tanto que rompió el hielo y sirvió de catalizador. A partir de ahí, las sensaciones cambiaron: el equipo se soltó, subió su volumen y comenzó a tejer su dominio.

La expulsión temprana del cuadro africano (una mano de Meriem Hajri dentro del área que acabó en penalti) supuso un punto de inflexión. Podría haber sido para Marruecos, ya que su guardameta detuvo el lanzamiento de Antía, pero en su lugar actuó como detonante para que España aprovechara la superioridad numérica. En apenas unos minutos, la ventaja se amplió con un gol de Peque y el juego español adquirió una fluidez absoluta: llegadas, combinaciones y una velocidad distinta que descolocó al rival.

El arranque de la segunda mitad fue casi fulminante: dos goles casi consecutivos en el saque de banda y en la transición ambos obra de Ale de Paz, con uno de ellos convertido en el histórico gol número 900 de la selección. Y poco después, el 901 completó el festival ofensivo, aprovechando un error del rival en el juego de cinco que España supo castigar Laura Sánchez con eficacia.

Marruecos, lejos de rendirse, hizo valer su orgullo hasta el final. Logró el tanto del honor en una falta indirecta de Malak, con el marcador ya desnivelado, y aunque el resultado no cambió su sino, sí mostró que la selección marroquí tiene alma y no se dará por vencida fácilmente. España, por su parte, gestionó los minutos finales sin sobresaltos y cerró el choque con un contundente 6-1 con el tanto final de Laura Córdoba, que invita al optimismo previo al gran torneo.

Al concluir el partido en Toledo, la sensación fue clara: España ha hecho los deberes, ha elevado su respuesta ofensiva y ha puesto patas arriba un rival que quizá no esperaba tal intensidad. Ahora toca poner rumbo a Filipinas para afrontar el histórico primer Mundial de la historia del fútbol sala femenino.

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