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FID CIUDAD DE LEÓN ABANCA

“Nada es imposible para nadie sin antes haberlo intentado”

Álex Roca y ‘Maravilla’ Martínez cierran el FID Ciudad de León. “El boxeo es una gran escuela de la vida, de resistencia y resiliencia”, dice el argentino.

“Nada es imposible para nadie sin antes haberlo intentado”
Javier Casares (AS)

Una postal para enmarcar. Álex Roca, la primera persona con un 76% de discapacidad física en terminar una maratón, y el boxeador Sergio Maravilla Martínez, con nueve títulos mundiales, frente a la catedral de León rodeados por multitud de seguidores. Por la mañana, el español corrió con ellos y el argentino les ofreció una masterclass sobre un ring ubicado en medio de la plaza presidida por el templo gótico. Por la tarde, ambos hablaron ante un auditorio abarrotado. Así cerró este sábado el FID Ciudad de León su séptima edición, que en días anteriores contó con la participación de José Antonio Camacho, Manu Sarabia, Paco Buyo y Juan Señor, en homenaje al 12-1 de España a Malta, Sandra Sánchez, la mejor karateca de la historia, y Alex Txikon, alpinista que ha hecho cima en 11 de los 14 ochomiles.

Tres días para el recuerdo. Un buen puñado de historias entre el deporte y la vida, la simbiosis que da sentido al FID y que Álex Roca encarna como pocos. “A mí no me gusta la palabra normal. ¿Alguien sabe qué significa? Seguramente, no. Hace tres años, seguramente, todos estaríamos sentados con mascarilla o separados. Pienso que la normalidad cambia”, dijo el catalán, en lengua de signos, para abrir su conferencia. A su lado, Mari Carme, esposa, compañera de proyectos y traductora. “Cerrad los ojos. Imaginad que tenéis un hijo sano y que con seis años os dicen que puede morir o quedar en estado vegetal para toda la vida. Abridlos. Yo soy el resultado de la respuesta de mis padres. Ellos tuvieron ganas, actitud y confianza. Cuando yo no podía, ellos empezaron a luchar por mí”, continuó, erizando la piel de todo el Auditorio Ciudad de León.

Álex Roca y Mari Carme, en el FID Ciudad de León ABANCA.
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Álex Roca y Mari Carme, en el FID Ciudad de León ABANCA. Javier Casares (AS)

Álex sufrió una encefalitis viral herpética, un herpes cerebral, a los seis meses de vida, lo que le provocó una parálisis que afecta al hemisferio izquierdo de su cuerpo. Además de completar la maratón de Barcelona, en abril de este mismo año, sin embargo, también ha afrontado seis medias, cinco triatlones, un aquatlón, dos Titan Desert o más de cuarenta carreras de cinco y diez kilómetros. “Mi actualidad se ve con éxito, pero no se entiende sin mi pasado. ‘¿Soy un monstruo?’, me llegué a preguntar. Pero mi familia y mi entorno me empujaron”, reflexionó. “Mis primeros ídolos fueron Ronaldinho y Rafa Nadal. Luego, miré más cerca, a mi abuelo, al que perdí hace poco, por ello me emociono. ‘¡Como que me llamo José Campillo que mi nieto va a andar!’, le dijo al médico. Y a los tres años empecé a andar. A los 19, también me enseñó a conducir, porque también puedo”, continuó, demostrando que su cotidianidad no dista tanto de la de cualquiera de los asistentes.

Como la mayoría de niños, Álex empezó en el mundo del deporte jugando al fútbol en el colegio. Lo tuvo que dejar por su poca estabilidad. Hace diez años, sin embargo, pensó que tenía que existir algún club de personas con discapacidad. Lo encontró y se reenganchó al deporte. “Nada es imposible para nadie sin antes haberlo intentado. Habrá cosas imposibles para mí, claro que sí, pero no sin antes haberlas intentado. Una persona sin retos es una persona muerta en vida. Y hablo de retos vitales, cosas que buscar cada mañana en el trabajo o con la familia, cosas que te hagan vivir. El fracaso, cuando lo vuelves a intentar, no existe”, reivindicó ante una admiración generalizada. “El límite te lo pones tú”, añadió. Su lema de vida. El que le llevó, en la maratón de Barcelona, a vestirse de amarillo fluorescente. Para que se le viera. Porque cuando era pequeño, Álex se escondía. Ahora, ya no. “Estoy orgulloso de ser quien soy y de estar aquí”, celebró. Como todos los asistentes.

Una charla en el ring

Con imágenes de una trayectoria legendaria, Sergio Maravilla Martínez entró al Auditorio Ciudad de León como si se subiera a un ring. En la otra esquina, le esperaba Jero García, exboxeador campeón de España, actor y presentador de ‘Hermano Mayor’. “¿Boxeas como vives?”, le preguntó el español desde su experiencia. “En la vida trato de ir de frente, trato de ser abierto; sobre el ring, combato de una forma más inteligente, soy más táctico. Entreno como vivo, eso sí, de forma mucho más intensa. Todos llevamos un león dentro, sólo necesitamos despertarlo”, respondió Maravilla, cuyo apodo, ideado por un periodista argentino, Luis Blanco, “que dio en el clavo y me dijo que tenía mucho potencial”, nació tras sus primeros cuatro combates profesionales. Cuatro victorias que a día de hoy ya son 57, con 32 por KO.

Sergio 'Maravilla' Martínez y Jero García, en el FID Ciudad de León ABANCA.
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Sergio 'Maravilla' Martínez y Jero García, en el FID Ciudad de León ABANCA. Javier Casares (AS)

“La derrota”, din embargo, dijo Maravilla, “es maravillosa”, paradójicamente. “Son cachetazos. La primera vez que perdí, para mí, fue genial. Cuando estás en el suelo, tienes que levantarte. El boxeo es una gran escuela de la vida, de resistencia y resiliencia”, desarrolló. Él, con sólo tres derrotas en su historial, se ha tenido que levantar pocas veces del ring, pero alguna más en la vida. Se marchó de Argentina en 2002, en pleno corralito. “Llegué una tarde a casa después de dar clases, porque entrenaba y trabajaba, y mi madre me dijo que no había nada para cenar. ‘Ayer el pan valía cinco pesos y hoy, ocho. No me dio para comprarlo’, me dijo. Esa noche, fue muy dura, con protestas y 55 muertos, según las cifras oficiales. Un caos brutal. Ese día dije que me iba”, recordó Sergio, que eligió España como destino por el idioma y por las expectativas económicas que ofrecía.

“Llegué sin papeles. Sin nada. Yo pedí dinero en la iglesia y en Cáritas. En ese momento, se hablaba muy bien de España laboralmente. Necesitaba trabajo y trabajé de todo: fui camarero, limpié vasos, di clases de boxeo, estuve en gimnasios, fui bailarín y portero en discotecas, etc.”, desgranó. Pese al horizonte que Estados Unidos ofrecía a nivel de boxeo, no eligió el país norteamericano porque “como persona estaba verde”. “Miro atrás y creo que no lo pude hacer más bien”, se reafirmó Maravilla, que también estuvo acompañado por los exboxeadores leoneses Jorge Mata, campeón del mundo, y Héctor Moreiro, también referente nacional de un deporte que, según Maravilla, “no se practica por dinero, ya que se necesita pasión”. Con ella, a sus 48 años, sigue en activo y a la espera de un último combate tras cancelarse su pelea por el Mundial IBO del peso medio, que debía celebrarse el 25 de noviembre. La leyenda continúa y el FID, también. Próxima parada, Santander.