Mari Carmen y Tasy, la ‘mami’ y la benjamina españolas en París: “Unos Juegos son lo más”
La atleta vive sus terceros Juegos con 61 años y la nadadora debuta con 16. La más veterana y novel del equipo coinciden: “Hay que disfrutar”.
Cuando Mari Carmen Paredes (Badajoz, 1963) tenía poco más de un año, los Juegos Paralímpicos celebraban la segunda edición de su historia y España todavía no estaba presente en aquella cita de Tokio. Ahora, 150 deportistas representan a nuestro país en París 2024 y la atleta es la ‘mami’ de todos ellos. A sus 61 años, la fondista pacense es la más veterana de la expedición, con permiso de su guía y marido Lorenzo Sánchez, de 65 años. Él nació antes incluso que los Juegos (Roma 1960). Ellos son pura reivindicación en unos tiempos en los que se ha instalado el edadismo. “Aquí lo que te condicionan son los tiempos, las marcas, no la edad y, en la maratón, la media suele ser alta”, asegura Mari Carmen a AS. Es un buen ejemplo de que nunca es tarde para cumplir sueños, como narra en su prólogo del libro El deporte nos cura de Boris Cyrulnik (Gedisa, 2023).
Estos serán sus terceros Juegos. A los primeros —Río 2016— llegó con 53 años. “Al principio me resultaba impensable verme allí, pero lo intentamos y salió. Fui con pretensiones de medalla y nos levantamos con 30 grados y una humedad altísima. Me tuve que retirar. La única vez en toda mi vida...”, lamenta, por eso en Tokio recalibró sus aspiraciones: “Arrastré unos problemas en la preparación y me entrené con dolores. Sólo quería terminar la prueba, aunque fuera andando y lo conseguí. No me importaba el puesto”. Esa novena posición fue un trabajo en equipo. Lorenzo es su otra mitad, dentro y fuera del deporte. “Cuando nos conocimos yo tenía 13 años y él 17. Al surgir esta oportunidad la apuesta fue seguir juntos. Él se dedicó completamente a mí y olvidó sus marcas. Tenemos nuestros momentos, pero en general lo llevamos muy bien”, ríe Mari Carmen, a la que una degeneración macular retiniana dejó prácticamente ciega en 2007.
El deporte le sirvió como válvula de escape y desempolvó el atletismo. Ese que había abandonado después de tener a sus hijos, Ricardo, Eric y Helena. “Dejé mi trabajo de enfermera en el Hospital Clínic de Barcelona y fui ganando trofeos. Eso me animó a luchar con el crono cada día. Había una atleta escondida que no hubiera descubierto de no haber perdido la vista”, reflexiona la pacense, con una mente inquebrantable, como atestiguan esos 42 kilómetros. “Se te pasan mil cosas por la cabeza. No he echado mano de psicólogos. Lorenzo siempre me dice: ‘Créetelo’. Es mi pepito grillo. Yo no hablo en toda la carrera y él no calla (risas). Alguna vez le he pedido que se calle un poco, pero al rato era yo quien le pedía que siguiera (risas). Me anima: ‘Este kilómetro por tu hijo. Y este por el otro que no va a ser menos...”, explica emocionada con el hecho de tener a uno de sus nietos, que vive en París, animando a los abuelos en la grada.
La benjamina de la expedición llega a París 2024 nadando y con el oro en el Campeonato de Europa de Madeira 2024 en 100 braza SB8, una prueba en la que se coronó como reina en los dos últimos mundiales (Madeira 2022 y Manchester 2023). Anastasiya Dmytriv, más conocida como Tasy, debutará en unos Juegos con apenas 16 años. De ahí que sea una coctelera de sentimientos. “Tengo mucha ilusión y ganas... Del 1 al 10 tengo un 7 de nervios y un 10 de emoción”, confiesa la gran promesa de la piscina a este periódico. Tan tímida como talentosa. “No dije nada de que venía a los Juegos a mis compañeros de 4º de la ESO, porque soy muy vergonzosa, pero mis amigas sí presumieron en clase”, admite la joven sirena, que sabe cuál será su próxima brazada: “Haré el bachillerato de ciencias. Me gustaría estudiar algo relacionado con la salud”.
Magisterio estudió su inspiración y referente: Sarai Gascón. “Mis entrenadores me dijeron que la buscase por internet y me fijaba en su técnica, aunque somos diferentes”, afirma Tasy, que conserva algo suyo como un tesoro: “La primera vez que vi a Sarai me regaló su gorro”. La nadadora se lleva en la maleta a París muchos consejos. Eso sí, uno se repite. “Que disfrute de la experiencia, por encima de los tiempos. Los primeros Juegos son los más bonitos siempre”, esgrime. Idea en la que la insiste la ‘mami’ Mari Carmen. “Hay que disfrutar. Cuando pasan te das cuenta de que unos Juegos son lo más. No tiene que ver con nada. Es una oportunidad única. En Río 2016 pensé que no habría más, pero vinieron Tokio y París. ¿Después? Ya veremos. La puerta siempre está abierta”, reflexiona la veterana atleta.
Habrá una ciudad de Ucrania —Lviv, Leópolis— que seguirá de cerca las pruebas de Tasy. Allí es donde ella nació, pero con poco más de un año llegó a Almería por reagrupación familiar. Ese es su hogar. “Yo me crie aquí. Empecé a nadar con 4 años en cursillos y, a los 6, conocí a mi entrenadora Patricia Prieto. También hacía gimnasia rítmica, así que a los 8 elegí... me quedé con la piscina. Sigo teniendo familia en Ucrania. Mis tíos, mis primos, mi abuela... Hablo con ellos y están muy ilusionados con verme en París”, desvela Tasy, que nació sin el antebrazo derecho. Eso no la ha impedido vencer en campeonatos de natación convencional a chicos sin discapacidad. Con disciplina, con constancia, con ilusión, con talento... cualidades que no entienden de edad.
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