Los momentos que definieron a Hulk Hogan, ‘el americano verdadero’
La figura del luchador, fallecido el pasado jueves, trascendió la lucha libre por su personalidad carismática e instantáneas inolvidables.

Hulk Hogan no fue un luchador más. Fue el primero que trascendió el mundo del wrestling gracias a su personalidad, los momentos que dejó dentro del ring y la música que casi siempre le acompañó, ‘A Real American’. “Entrena, reza tus oraciones y tómate tus vitaminas”, ese fue su lema.
El de Augusta (Georgia, Estados Unidos) tuvo una dilatada carrera en el mundo de la lucha libre. Debutó en 1977 y su último combate televisado fue en 2011, en el evento Bound for Glory de la empresa TNA contra Sting, otra leyenda. Durante esos 34 años, Hogan llegó a la mayoría de casas de Estados Unidos, especialmente en la década de los 80.
Precisamente, en 1987 se celebró Wrestlemania III, el evento más ambicioso de WWE hasta la fecha. El evento estelar fue protagonizado por Hogan y André ‘El Gigante’ en un combate por el título mundial. Casi 80.000 personas vieron un combate breve, de poco más de diez minutos, pero que dejaría la imagen más icónica de la historia de la lucha libre americana.
Hogan levantó al Gigante por encima de su cabeza instantes antes de lanzarlo contra el suelo del cuadrilátero. Dentro de la historia de la compañía, esa fue la primera vez que el temible luchador francés sufría un movimiento de ese tipo. ¿La razón? Medía dos metros y 20 centímetros y pesaba más de 200 kilos. André era el ‘objeto inamovible’.
Aquel fue el momento de mayor popularidad en la vida de Hogan que un lustro después abandonaría la WWE (WWF en aquel momento) para firmar por la WCW. Tras más de una década siendo el héroe de Estados Unidos, el Hulkster se alineó con los chicos malos del momento, Los Outsiders, en el evento Bash at the Beach de 1996. Un momento que dejó perpleja a toda la afición. Sus explicaciones fueron instantáneas, pero cuando Hogan cogió el micrófono para declarar el nacimiento de la NWO el cuadrilátero estaba lleno de basura que habían lanzado los seguidores desde la grada.
Su carrera, al igual que su vida, fue de idas y venidas y cuando nadie lo esperó, en 2002, Hogan volvió a la WWE una vez quebró WCW. Llegó todavía como parte de la NWO, uno de los grupos más importantes de la historia del ‘wrestling’, pero los aficionados tenían otros planes. Ellos querían ver a su héroe.
En Wrestlemania 18, Hollywood Hogan, como se hacía llamar entonces, se enfrentó a la nueva estrella emergente de la compañía, Dwayne ‘The Rock’ Johnson. La veterana leyenda entró al combate como el personaje odiado por las masas, pero eso cambió en cuanto puso un pie en el Skydome de Toronto. Casi 70.000 personas corearon su nombre al unísono y crearon una de las escenas más recordadas.
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Estos tres momentos y muchos más, catapultaron la popularidad de Hulk Hogan. Apareció en programas de televisión generalistas, en anuncios, en series... y en películas. Su rol más recordado en la gran pantalla fue en Rocky III, donde se peleó con el legendario boxeador encarnado por Sylvester Stallone. Más allá de las acciones y opiniones de Terry Bollea (su nombre real), Hulk Hogan estará siempre en la historia del deporte americano.
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