“Los esquiadores quieren que el Mundial 2029 sea en Andorra”
David Hidalgo, director general de Grandvalira y de la candidatura, atiende a AS en Soldeu y avisa sobre la votación del 4 de junio: “Hay un factor político que no controlamos”.
David Hidalgo (Barcelona, 51 años) siente Andorra como su casa. Allí lleva casi media vida y trabaja duro, desde su puesto como director general de Grandvalira y SETAP365, para que sus estaciones de esquí estén en el top mundial. Además, está empeñado en que el coqueto país organice los Mundiales de esquí alpino. Atiende a AS para desgranar cómo ve las opciones ante la votación de los 21 miembros de la FIS el 4 de junio en Reikiavik (Islandia).
-Antes de entrar en materia deportiva... ¿quién es David Hidalgo?
-Llevo 24 años en la estación. Mi bagaje profesional es financiero, ese es mi terreno y a lo que me he dedicado, pero he sido esquiador desde muy pequeño y es el deporte que más me gusta. Buscaban un director financiero y salió la oportunidad. Yo vivía en Canadá y me vine para acá. Desde 2012 me incorporé al comité organizador llevando toda la parte corporativa y me he ido formando en organización de eventos. Desde 2017 soy el director general de la estación y en paralelo del comité organizador. Nos vamos graduando año a año: Copa de Europa, Copa del Mundo, finales de Copa del Mundo...
-Lidera un proyecto que ha ido dando pasos siempre hacia adelante. Imagino que es un orgullo.
-Sin duda. De lo que más orgulloso estoy de todo es de la gente que tengo a mi alrededor. Los eventos solo funcionan si realmente hay un equipo competente que trabaja en la misma dirección. En eventos si no hay equipo sólido se ven las costuras enseguida. Poco a poco nos hemos ido formando y cogiendo experiencia y creo que ahora todo está perfectamente estructurado. Yo he pasado de ser el ‘apagafuegos’ de todo a no te diría que me pueda sentar a ver la competición, pero casi. Cada uno de los profesionales en su área domina su trabajo y lo realiza a la perfección. Hemos hecho muchos viajes de estudio, yendo a visitar todos los organizadores europeos y del resto de continentes para coger ideas e ir creando nuestro modelo propio. Y el de Andorra ahora está muy reconocido en el mundo del esquí, FIS incluida.
-En 2027 ya intentaron los Mundiales sin éxito, pero 2029 parece la fecha. ¿Cree que países tradicionales del esquí perciben su irrupción real como rival?
-Sí, totalmente. A nivel de Copa del Mundo hemos pasado de ser la anécdota a tomarnos muy en serio. En la parte de grandes eventos hay un componente político muy importante. Es decir, creo que si dependiera sólo de los técnicos, Andorra organizaría el Mundial de 2029 seguro, está más que lista, pero hay otros aspectos que se nos escapan en algunos casos. Es una lástima, pero es así, ojalá fuera como las notas del colegio. Hay compromiso, dedicación y apoyo de todo un país, pero hay un factor político que pesa mucho y que no controlamos.
-¿Qué diferencia su candidatura con la de Val Gardena o Narvik y qué cree que puede decantar la balanza a su favor?
-Centrados únicamente en el aspecto técnico diría que nuestros argumentos más importantes son que es un país a pie de pistas. Es una candidatura de nación a diferencia de nuestros dos rivales que son de una estación, una pequeña ciudad. Aquí hay un país detrás para una competición que son quince días y es muy importante que haya un producto turístico potente con buen alojamiento, servicios... Es un factor diferencial pensando en dos semanas de Mundial. Además, trabajamos muy bien el tema de accesibilidad, que somos pioneros en ello. Tenemos una candidatura muy sólida y solvente. Todos los esquiadores de la Copa del Mundo quieren que el Mundial sea en Andorra.
-En la Copa del Mundo 2024, pese a la meteorología, demostraron un nivel de preparación espectacular, mientras otros sitios míticos del esquí cancelaron sus citas. Gran carta de presentación ante el FIS de cara a la votación del 4 de junio, ¿no?
-Esos días me decían: ‘Con el gran trabajo que estáis haciendo, qué lástima que la meteorología esté siendo así’. Y yo insistía en mirarlo por el otro lado. Ni tan mal, como dicen los jóvenes ahora. En mi vida he visto una temporada tan mala como esta y esquío desde los 5 años. Poca precipitación, temperaturas altísimas, lluvia, un enero en manga corta con 15 grados a 1.800 metros... peor no podía ser. Y a pesar de eso celebras una competición de máximo nivel. Mayor aval que este creo que no hay, disipa cualquier duda que tuviera nadie. Es la lectura positiva que hay que hacer. En condiciones marginales y temperaturas adversas estamos más preparados que Los Alpes. Allí siempre ha habido mucha nieve y no les llovía. Aquí estamos más acostumbrados a lidiar con la reacción ante esas situaciones.
-La última, con el cambio climático, las temperaturas cada vez más elevadas... ¿cómo ve todo lo relacionado con la montaña dentro 25 años?
-Todo parece indicar que hay un aumento de temperatura promedio y habrá que producir nieve en condiciones más marginales. La tecnología nos ayuda y habrá que tener más reservas de agua para que en esas ventanas de frío podamos producir más nieve y garantizar una temporada más larga. Habrá buenas temporadas de forma natural, pero como nuestro negocio necesita de una cierta estabilidad y si hay algo que no es estable es el clima. Por fortuna nos hemos ido preparando y la prueba es este año que llevamos 60 centímetros de precipitación acumulada y llevamos casi tres meses de temporada sobreviviendo dignamente. Las pistas que están abiertas están correctas. A todos nos gustan dos metros de nieve, pero cuando toca, toca. Hay que seguir invirtiendo y romper la demagogia que rodea este sector, que somos fácilmente señalables desde el desconocimiento y la ignorancia. Los expertos en medio ambiente dicen que sin o hay precipitaciones es muy importante que las estaciones de esquí produzcamos nieve porque en el fondo es una reserva para todos. Nosotros tomamos agua, la transformamos, la conservamos y después se funde y vuelve al ciclo del agua con una evaporación mínima por sublimación. Esto a veces cuesta de hacer entender. No somos unos salvajes de la ecología, al contrario, vivimos del entorno natural. Creo que estamos haciendo las cosas de la mejor manera posible.
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