Lola y el breaking brillan en la Ciudad de la Luz
La española, de 16 años, se queda a un paso de la final mundial de Red Bull BC One, este sábado en Roland Garros. Grazy tampoco consigue acceder.
Xak, uno de los mayores referentes del breaking español, asiente sin parar desde las gradas. Esta vez, es un aficionado más. Delante, porque salta a la vista, detecta un talento especial. Y es de la casa. Este jueves, la española Lola, de solo 16 años, se quedó a un paso de acceder a la final mundial de Red Bull BC One, que se celebrará el sábado en Roland Garros y que ya tiene a todos sus componentes definidos. De mucho nivel. Tras una noche de brillo en la Ciudad de la Luz, Stefani (ganadora del Last Chance Cypher, nombre de la previa), Kimie (finalista), Toquinha y Yasmin, en categoría femenina, y Khalil (ganador), Mighty Jake (finalista), Amaro y Kid Colombia, en la masculina, acompañarán a las 12 wild cards, referentes internacionales, en el mayor evento jamás visto en la historia del torneo. España, a más en una disciplina con el propio Xak como candidato a los Juegos Olímpicos de París 2024, la rozó.
Cuando se mueve, Lola combina sus dos mundos. Su apodo, The Warrior Princess, no miente. Además de breaking, también practica lucha olímpica al más alto nivel. Sueña con la UFC, incluso. Sobre el logo de Red Bull, se desplazó con la fuerza de McGregor, pero también con la finura técnica de una bailarina de ballet, disciplina a la que también se acercó de más pequeña aún. Un todoterreno. Una guerrera disfrazada de princesa. O todo lo contrario.
En París, vistió como una pirata. Con un pañuelo negro en la cabeza, atado por detrás, y una prenda roja que se escondía por dentro de los pantalones. Así empezó a deslumbrar. En la primera ronda, salió a disfrutar. Y ganó disfrutando. En la segunda, contra la canadiense Emma, los nervios se notaron un poco más. El duelo se demoró. Nadie quería dar el primer paso. Lola ganó la batalla mental. Empezó respondiendo, como quería, y se llevó un acalorado debate interno de los jueces. Tres a dos. Manos a la cara, como si no se lo creyera, y despedida haciendo unos cuernos con los dedos. “Casi cazáis al capitán Jack Sparrow”, debió pensar.
Le quedaba por navegar. Una ronda más. A un sólo paso de Roland Garros. Toquinha, de Brasil, otro prodigio, se llevó el premio con el acceso a las semifinales. Antes, Lola había dejado la última muestra de su amplio repertorio. Después, se acercó para felicitar a la representante brasileña. Les quedan batallas por delante. Y Lola volverá a exhibir un flow que engancha. Siempre al compás de la música, como si supiera lo siguiente que va a sonar, y con los gestos justos para encender al público. Un dedo para silenciar a la rival por aquí, dos dedos para dibujarse una sonrisa por allá. Un trabajo de suelo propio de un reptil y una capacidad para congelarse ante la cámara especial. Con 11 años, bailó al lado de Justin Bieber ante 25.000 espectadores. Nada le asusta. Y nada le asustará.
Hacia una nueva era
Grazy, que ha vivido mil vidas en una, apoyó a Lola desde el suelo en la última ronda. Antes, tampoco pudo hacerse un hueco en la final, pero dejó huella. Graciel Stenio, el otro representante español en liza, defiende que en el breaking no sólo importa el físico. También es la mochila de experiencias que uno va acumulando. ¡Y él hasta escupió fuego en el Cirque du Soleil! Tras un mortal hacia adelante, se dio la vuelta con chulería. Aquí estoy yo, parecía decir. Y siguió. Se congeló en una posición imposible. Los rivales lo apreciaron. Y hasta se llevaron las manos a la cabeza cuando terminó con un footwork laberíntico. No accedió a octavos, es lo que tiene la competición, pero se ganó el respeto de presentes y rivales, es lo que tiene la cultura. Y él lleva años elevándola (tiene 35 años). Hasta Roland Garros, donde el sábado se coronará al campeón. Uno muy especial para la escena, a punto de romper una nueva barrera.
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