NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

JUEGOS PARALÍMPICOS PARÍS 2024

Loida Zabala, medalla a la vida: “He cumplido un sueño que parecía imposible”

La haltera extremeña consiguió levantar 75 kilos y vivir sus quintos Juegos. París 2024 era su meta cuando la diagnosticaron un cáncer en octubre.

París
Paris 2024 Paralympics - Powerlifting - Women's up to 50kg Final - Porte de La Chapelle Arena, Paris, France - September 5, 2024 Loida Zabala Ollero of Spain reacts. REUTERS/Rula Rouhana
Rula RouhanaREUTERS

Hay victorias que trascienden las medallas. La de la haltera Loida Zabala era estar en París 2024, en sus quintos Juegos, y la consiguió. La expectación era tal que había hasta alguna paisana suya en las gradas del Porte de la Chapelle Arena. La extremeña salió firme y segura, eso se tradujo en un primer levantamiento de 60 kilos, un segundo de 70 y un tercero y último de 75. Las horas previas no fueron fáciles. “Por la medicación y la enfermedad que ella tiene nos ha sido muy difícil bajar de peso. Tuvimos que estar mucho tiempo en la sauna. Ayer se encontraba mal de salud y no sabíamos si iba a poder competir. Ni cuánta fuerza iba a tener. Hemos empezado muy suave para hacer un levantamiento válido y estar dentro de la competición. A partir de ahí hemos apretado un poquito más. Ha hecho los tres válidos y ha levantado una carga que está muy bien para la situación en la que se encuentra”, contaba satisfecho su entrenador Óscar Sánchez en zona mixta.

Este ciclo ha sido duro para Loida. El pasado mes de octubre, mientras trabajaba como teleoperadora del 012, saltaron las alarmas. De repente, se sentía perdida. Desorientada. No sabía encontrar las palabras. De ahí la llevaron al Hospital Ramón y Cajal de urgencia. La primera exploración hablaba de varios tumores cerebrales, pero nuevas pruebas ya pusieron nombre y apellidos a la situación. La extremeña tenía cáncer de pulmón con metástasis en cerebro, hígado y riñón. Fase 4.

A partir de ese momento, la competición cambió de escenario. La lucha no era por una medalla, sino por su vida. Los tratamientos surtieron efecto. “El cáncer disminuyó. Ya no tengo nada en riñón y en el cerebro de nueve tumores sólo me quedan dos residuos tumorales”, explicó en una entrevista a AS, pero confesó que su tipo de cáncer es incurable: “Tenía la ilusión de recuperarme, pero luego me di cuenta de que no. Los tratamientos son para alargar la vida el máximo de años posible. Ahora lo veo de otra manera. Lo veo con aceptación”.

“Revalidar el título de campeona de Europa y me gustaría sobrevivir hasta Los Ángeles 2028″

PRÓXIMO RETO

Por eso, la emoción la embargó antes, durante y después de la prueba. “He cumplido un sueño que parecía imposible, cuando me detectaron el cáncer y me dijeron que iba a ser terminal, me centré en París. He conseguido bajar de peso y hacer tres válidos, que no lo había conseguido en ninguna competición internacional”, decía entre lágrimas la extremeña, que bajó de los 61 kilos que pesaba en enero a los 50 para poder competir. El destino ha querido que Loida estuviera. “La vida, a veces, te da sorpresas. Si me hubiera hundido o tirado la toalla no hubiera vivido este momento”, se emocionaba. Para compartirlo con ella estaban en la grada sus padres, su hermano, su pareja, amigos y gente de Extremadura.

Llegar a París 2024 ha sido siempre su motivación. ¿La próxima? “Revalidar el título de campeona de Europa, que es dentro de dos años y me da tiempo a recuperar el estado de forma. Me gustaría sobrevivir hasta Los Ángeles 2028. Ahora estaré unos días de parón, viendo a los patrocinadores, y después me pongo a prepararlo. No voy a parar”, insistía.

Ella ha seguido compitiendo y, entre ingreso e ingreso, ha alcanzado esta cita. Al igual que consiguió llegar a Londres 2012, después de que su entonces pareja la produjera una lesión en el brazo. Porque Loida ha tenido que superar muchos obstáculos en su vida: una mielitis transversa por la que sus piernas dejaron de responder con sólo 11 años, fue víctima de malos tratos y ahora lucha contra el cáncer. No se rinde. Esa es su mayor fuerza, seguir adelante. “La mielitis transversa me enseñó la palabra libertad. Los malos tratos, el amor propio, por encima del amor hacia los demás. Y el cáncer, que la vida es un regalo”, reflexionó. Su medalla es estar viva y disfrutar de París. Nada comparable a eso.

Normas