Las bajadas de peso: el infierno de los peleadores
Ilia Topuria hará la primera defensa de su título del peso pluma ante Max Holloway este sábado (18:00, Max) en el UFC 308 de Abu Dabi. Según su preparador físico, esta noche ya estará en peso.
La báscula es la pelea más difícil a la que se enfrentan los peleadores. Días sin comer o incluso beber, horas en la sauna perdiendo la última gota de agua que tienen en el organismo o entrenamientos con capas y capas de ropa para sudar sin parar. Eso es a lo que se tienen que sufrir los luchadores de las artes marciales mixtas, al igual que en otros deportes de contacto, antes de sus combates. Este sábado (18:00, Max), Ilia Topuria defenderá su título del peso pluma ante Max Holloway en Abu Dabi y, según su preparador físico, Aldo Martínez, esta noche dormirá en peso.
Merab Dvalishvili, campeón del peso gallo de la UFC e íntimo amigo de Topuria, compartió un vídeo del campeón metido en una máquina de última tecnología que hace la función de una sauna, eliminando los últimos kilos para estar a punto para su gran noche. El pesaje oficial es mañana a las 07:00 horas, y Aldo Martínez, su preparador físico, reveló a AS que esta noche dormirá en peso. Un gran logro, ya que las últimas horas son las peores para los luchadores, que tienen que estar sin comer ni beber para poder cumplir con la báscula.
Los peleadores hacen cosas que la gente de fuera del deporte podría definir como auténticas locuras. Ilia Topuria, de normal, pesa 82 kilos, y tendrá que dar 62,5 para medirse con Holloway. Casi 20 kilos de diferencia en unos meses, y la mayoría se bajan en los últimos días. En el combate con Alexander Volkanovski, en el que se proclamó campeón, cortó 16,3 kilos. Para conseguir bajar tanto, tiene que vigilar su alimentación, entrenar constantemente y pasar por un proceso de deshidratación. Un infierno, como han clasificado muchos.
El corte de peso
En los deportes de contacto, los peleadores se dividen y se enfrentan según su categoría de peso. Las divisiones sirven para que los combates sean lo más seguros y justos posibles, haciendo que los luchadores se encuentren en las mismas condiciones cuando suben a la jaula. Para ello, se someten a unas dietas y entrenamientos que les hagan dar el peso pactado para que, después del pesaje, puedan subir y tener un ‘efecto rebote’.
En este proceso se combina una restricción calórica, un aumento de los entrenamientos y la actividad física, con saunas y trajes de sudoración, y la limitación de la ingesta de líquidos, en especial el agua. Esto último provoca una deshidratación en el peleador y puede perder a corto plazo varios kilos. Una vez dado el peso, los luchadores vuelven a hidratarse y a comer, poco a poco, y pueden subir en un día 10 kilos, ya que la mayoría de lo perdido había sido agua. Es un proceso muy duro que requiere un gran sacrificio, y para muchos, es peor que el mismo combate.
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