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HÍPICA | MADRID HORSE WEEK

La segunda oportunidad de Juan Matute

El madrileño, tras superar un derrame cerebral que casi le cuesta la vida en 2020, aspira a participar en los Juegos Olímpicos de París.

Juan Matute Guimón, con su caballo ‘Quantico’, tras la prueba de doma en Madrid Horse Week.
INMA FLORESDiarioAS

EI concurso de doma de la Copa del Mundo en Madrid no le ha ido tan bien como esperaba a Juan Matute Guimón (25 años, Madrid) que, sin embargo, se mostraba exultante al acabar la prueba regalando sonrisas y fotos a los aficionados que se lo pedían, y al lado de su padre, también Juan Matute y olímpico en tres ediciones, que le felicitaba y recogía al caballo tras la competición. “Mi sueño”, cuenta el hijo, “es que el apellido de mi familia vuelva a estar presente en los Juegos. Si puede ser en París, pues mejor, porque siempre hay que pelear con lo que parece imposible”.

Y es que Matute sabe ahora que todo es posible. En mayo de 2020, “en los meses duros de la pandemia”, bajó del caballo en un entrenamiento “y me desperté en la UVI tras veinte días inconsciente por un derrame cerebral del que dijeron los médicos que tenía pocas posibilidades de sobrevivir”. Ese momento fatídico que tuvo a su familia en jaque, incluso recibiendo la extremaunción, le ha servido “de acicate, de saber lo importante que es luchar al lado de la familia, y pelear por cualquier objetivo”. “Como no se sabía qué secuelas podía sufrir, mi madre me preguntaba cosas, para saber qué recordaba. Por ejemplo, me decía que si sabía que había sido campeón del mundo (joven, en 2019), ¿yo?; y me echaba a llorar porque no me lo podía creer”, cuenta un tanto emocionado.

Juan ahora disfruta en el mundo del caballo: “De los cinco de la familia, sólo mi hermano pequeño es ajeno al deporte. Es la nota discordante en las cenas o en las comidas, un punto de vista diferente”, ironiza este jinete que ha aparcado por ahora sus estudios de Relaciones Internacionales en la Universidad Francisco de Vitoria para dedicarse profesionalmente al caballo.

“Nosotros vivimos diez años en Estados Unidos (Florida), donde sigue mi hermana mayor; ahora tenemos una cuadra con unos catorce caballos en Arroyomolinos (Madrid), con inversores, compramos y vendemos caballos a los que preparo, y también imparto cursos por todo el mundo, además de entrenarme para competición”, comenta a modo de resumen de una actividad tan exigente como la doma.

Forma una pareja estable con Quantico “un caballo de 16 años, que ya es un poco mayor para llegar a París 2024, pero que es un animal sobresaliente, que le gusta la pista, el público, el ruido, las luces; le veo bien, con la actitud de uno más joven. Podríamos llegar juntos a los Juegos”.