La revolución científica que Francia prepara para sus Juegos Olímpicos
A través del programa Sciences 2024, presentado hoy en en el Instituto Francés de Madrid, la delegación local pretende llegar a las 80 medallas.
Correr más rápido. Saltar más alto. Golpear más fuerte. En su vertiente competitiva, seguramente, esa sea la esencia del deporte. Tan simple como difícil de conseguir. De cara a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París, sus Juegos, Francia parece tener la fórmula secreta. Bajo el explícito nombre de Sciences 2024, un programa lanzado en 2018 por el Ministerio de Deportes, el país vecino pretende multiplicar sus medallas, con el idílico objetivo de acercarse a las 80. En Tokio, fueron 33. El incremento sería mayúsculo. Tras él, estaría la unión de deporte, ciencia y psicología.
“Actualmente, hay 330 pruebas, 330 medallas de oro y unas 1.000 en total. Los Juegos Olímpicos cuestan 10.000 millones a la ciudad organizadora. ¿Por qué tiene sentido intentar ligar las ciencias y el deporte? ¿En qué puede ayudar la ciencia para conseguir medallas? Si vemos el ranking de artículos académicos publicados, Estados Unidos está en la cima, luego va China y, finalmente, Gran Bretaña. Si vemos el ranking de países con más medallas en los Juegos... coinciden. Hay que investigar. Después de los Juegos, veremos si, en este caso, ha merecido la pena o no”, defendía este lunes el director del programa, Christophe Clanet, en el Instituto Francés de Madrid, sede del coloquio Ciencias al Servicios del Deporte, moderado por Jesús Mínguez, redactor jefe del Diario AS. Con ellos, Ricardo de la Vega, doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y licenciado en Psicología con experiencia al lado de deportistas olímpicos y paralímpicos, habiendo estado presente en Río 2016.
En una época en la que los primeros puestos se deciden por centésimas de segundo, las ganancias marginales, cualquier pequeño detalle, en un leguaje más coloquial, puede ser y es determinante. El biatleta francés Martin Fourcade, por ejemplo, se benefició del diseño de una cera específica para sus esquís, adaptada a la temperatura y humedad de Corea del Sur, donde fue oro por la distancia aproximada de un pie. Sincronizar los movimientos de dos remeros, elegir unas ruedas para las sillas que ni se hundan ni friccionen en exceso... Todo se puede cuantificar, todo se puede optimizar. Para ello, Sciences 2024 siempre sigue el mismo esquema de trabajo, dividido en cinco fases: captación, tratamiento, análisis (estas tres primeras fases se realizan en 24 horas), modelización y optimización (entre uno y cuatro meses).
En total, se aplican en 50 proyectos de investigación para 40 disciplinas olímpicas y 20 paralímpicas. Entre ellas, la natación, a través del proyecto NePTUNE, que pretende optimizar el arranque: llegar a los primeros 15 metros lo más rápido posible. Para ello, se fija una firma individual basada en cuándo le conviene a cada atleta arrancar el nado tras el salto, basándose en el funcionamiento de las redes neuronales. Otro de los proyectos se centra en el ciclismo en pista, con 12 pruebas en París 2024. Muy rentable. Dentro de un velódromo, durante los giros, la velocidad no es igual que en las rectas, algo que se puede optimizar teniendo en cuenta los ángulos. En la prueba de velocidad por equipos, por otro lado, resulta imprescindible que el primer ciclista se distancie del segundo para que éste no se vea bloqueado a la hora de acelerar: si los dos cuerpos avanzaran al mismo ritmo, éste no varía. Dos ejemplos, mil situaciones a las que sacarles el máximo partido.
La psicología y su funambulismo
“Sin motivación, no somos nada”, aseguraba Ricardo de la Vega, también profesor titular de la Universidad Autónoma y del Centro Olímpico de Estudios Superiores. La motivación, metaforizaba, es como el cable de un funambulista: debe tener la tensión justa, ni más ni menos, un origen y un final, un objetivo. Acompañando su exposición de varias de las imágenes más recordadas de la historia del deporte, con Dennis Rodman, Ronaldo Nazario, Mike Tyson o Ayrton Senna como protagonistas, enfatizaba la importancia de la psicología en todo este proceso. La tercera pata, imprescindible, para acompañar esta propulsión del deporte a través de la ciencia.
Además de “motivación”, las palabras “autoeficacia, talento, frustración, perseverancia, concentración, fracaso o éxito” acompañaban las imágenes. ¿Qué es lo que busca todo deportista? “La adaptación”, resumía De la Vega, hablando de todas las variables, con los términos anteriores implicados, a los que un deportista se debe enfrentar. Como deportista y como humano. “Todos se han preocupado por Phelps, pero nadie por Michael”, reflexionaba. “Desde esa perspectiva humanista que une a España y Francia, no hay que olvidar a las personas tras los deportistas”, añadía. En busca de esa optimización adaptativa, la psicología deportiva debe contemplar unas dimensiones básicas: la cognitiva, la emocional, la psicofisiológica y la conductual. Un cóctel que, bien armonizado, puede impulsar exponencialmente esa revolución científica que Francia prepara para sus Juegos, a 387 días.