La mejor Carolina de siempre: “El objetivo es ganar otro oro”
La española, en París desde hace más de una semana, se muestra pletórica. Su técnico, Fernando Rivas, destaca un nuevo trabajo mental.
Carolina Marín se siente como una debutante. Es campeona olímpica, pero tiene la misma ilusión que los noveles que aún están orientándose por la Villa. De su oro, en Río 2016, hace ya ocho años. En Tokio, en 2021, no pudo participar al destrozarse la rodilla izquierda (rotura del ligamento cruzado y los meniscos) a dos meses de la cita. Ahora, quiere recuperar aquello que la mala fortuna le arrebató. “Desde que me lesioné, el objetivo ha sido ganar otra medalla de oro. Va a ser mucho más complicado, pero es lo que buscamos yo y todo el equipo”, recalca la española, que lleva más de una semana en la capital francesa. Primero, entrenó en el INSEP, el Centro de Alto Rendimiento de Francia; ahora, con el debut el próximo domingo (a las 19:30, contra la suiza Jenjira Stadelmann), ya lo hace en las instalaciones oficiales.
“La rodilla no me ha dado ningún problema en estos dos o tres meses de preparación”
Al lado de su entrenador, Fernando Rivas, y de todo su equipo, desplazado al completo para la competición, Carolina lleva meses metida en el laboratorio. Siempre tiene preparado algo nuevo. “Me metéis en un compromiso”, dice Rivas al ser preguntado por las mejoras en su pupila. “Ha habido dos cambios fundamentales. Hemos implementado varios cambios tácticos a través de la técnica y, sobre todo, hemos incidido en el aspecto mental”, resume. “Básicamente, hemos tratado de poner a Carolina en problemas, despertar ciertas emociones contra las que se debía enfrentar. Han sido los entrenamientos más duros, pero han sido un regalo para el proceso y para el desarrollo de la jugadora. Creo que ha sido la clave para que lleguemos en el mejor estado de la temporada y de su vida deportiva, me atrevería a decir”, completa e ilusiona.
Concretamente, Carolina ha estado trabajando con torniquetes en las piernas y con hipoxia. A sus 31 años, necesita un plus físico para enfrentarse a un bádminton que, desde ese oro en 2016, ha cambiado mucho. “Hemos visto a través de los análisis que las jugadas duran el doble y los partidos se hacen mucho más largos. Antes, siendo yo una jugadora agresiva, con uno o dos ataques podía terminar las jugadas, pero ahora necesito cuatro o cinco. No hemos introducido muchas cosas nuevas, pero hemos trabajado con los tiempos reales de las jugadas que se producen a día de hoy”, explica Marín, que se enfrenta a rivales a las que les saca varios años. “El tiempo pasa. En 2016, las principales contrincantes tenían la misma edad que yo, pero ahora hay bastante diferencia. Además, entonces competía como primera cabeza de serie y ahora lo hago como cuarta”, añade para hacer una radiografía de los obstáculos parisinos.
Las rivales en París
Además de Stadelmann, Carolina también tiene en su grupo de clasificación a la irlandesa Rachael Darragh. Para acceder a octavos de final, ronda en la que le podría esperar la estadounidense Beiwen Zhang (11ª del mundo), debería ser primera. Luego, se podría encontrar, por ranking, a la japonesa Aya Ohori (10ª), a la china Chen Yu Fei (2ª), vigente campeona olímpica, y a la coreana An Se Young, actual dominadora del circuito y la única jugadora con la que Marín no ha podido desde su vuelta. A día de hoy, sin embargo, la española no le tiene miedo a nada ni a nadie. “Me encuentro muy bien y la rodilla no me ha dado ningún problema en estos dos o tres meses de preparación. Seguramente, llegaré en uno de los mejores estados de forma de mi vida deportiva”, ratifica. Tras todo lo vivido, una nueva y mejor Carolina está en París.
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