La cuna del pádel ofrece el mayor thriller de su historia
El último baile melifluo de Lebrón y Galán deriva en reivindicaciones, morbo y tensión con el choque ante Di Nenno y Stupaczuk.
Que la realidad supera a la ficción en todos los órdenes de la vida no admite duda ni debate, y por eso el P1 de Acapulco presentado como un lacrimógeno último baile de Galán y Lebrón en el tercer torneo de la temporada, como la despedida empalagosa de 2022 entre Paquito Navarro y Martín Di Nenno (con triunfo de ambos en aquel torneo), ha derivado en una versión más agitada con todas las condiciones del mayor thriller del pádel que se desarrolla donde se inventó este juego hace casi sesenta años: el Galán-Lebrón frente a Stupaczuk-Di Nenno de las semifinales eleva un punto más si cabe el morbo y la tensión de los cuartos de final.
Aunque parecía que ayer no era el día, y más cuando Di Nenno había reclamado a la organización mejores condiciones de salubridad en el trabajo para los jugadores, y tras derrotar por 2-1 a Nieto y Sanz con un 6-0 en la tercera manga con españoles limitados por el calor, Juan Lebrón hacía una apuesta de reivindicación personal al ganar con Galán 6-4 y 6-2 a Yanguas y Garrido. Lebrón, que había protagonizado en Doha un altercado con los rivales en cuartos, la espoleta de su ruptura clon Galán, hizo un partido fantástico, fue el mejor del encuentro, con todo su repertorio de drive de fábula, ante una pareja que les plantó cara hasta el 5-4, cuando Garrido empezó a sentirse mal y se mantuvo en la pista por pundonor, con Yanguas asumiendo todo el protagonismo para maquillar el deambular sin sitio del cordobés. Al acabar Yanguas y Garrido subieron a la red a felicitar a los ganadores como es de rigor, a Galán, que no a Lebrón, quien se separó dos metros de la red, descubrió su torso, y elevó su camiseta mostrándoles el dorsal con su nombre. No hubo saludos, otra vez malos modos, y Jorge Martínez (entrenador de los ganadores) mediando para que nada llegase a mayores.
Lo que llamó la atención en el minuto público de los ganadores, más allá de las demandas personales de Lebrón para justificar su actitud, impropia hasta ahora de unos jugadores que reclaman siempre que pueden una afición de rugby y no de fútbol en las gradas, fue la actitud de Galán, que en la derrota en Qatar se sintió abrumado, pero que ayer fue complaciente y generoso con Lebrón con el que le quedan (por ahora) dos días de convivencia estrecha, como si todo pelillos a la mar, que aún nos quedan cosas.
Ese desenlace abre la puerta a otro nivel ajustes larvados porque los españoles se enfrentan a Di Nenno y Stupaczuk, que de alguna manera representan una humillación moral para ellos, y que se haya llegado a esta situación cuando en diciembre podían haberse tomado otros derroteros. A Galán le molestó que Di Nenno hubiese aireado que declinaba jugar con él esta temporada (”hay cosas que son privadas”), y Stupaczuk no ha tenido reparos en explicar que le llamó Lebrón pero no tuvo dudas en seguir con Martín. Les dieron calabazas a los números uno en el otoño, y eso es algo que hace mella en el amor propio, con lo que el partido de esta medianoche (el segundo de la jornada) no será nada amistoso vistos los precedentes.
La otra semifinal enfrenta a Tapia y Coello (se comieron a Chingotto y Di Nenno, que se intercambian con Galán y Lebrón el próximo torneo, con un 6-1 y 6-2) con Sanyo Gutiérrez y Paquito Navarro (derrotaron a Alonso y Arroyo por 6-0 y 6-4) que andan entre sonrisas ante su final (en Venezuela) como pareja, pero que también saldrán espoleados para maquillar la derrota en Qatar donde fueron fulminados.
En mujeres también hay elementos añadidos que garantizan la expectación: Gemma Triay con Claudia Fernández (en dos torneos juntas) cayeron ante Jessica Castelló y Claudia Jensen (6-7), 6-2 y 6-2); y en su primera semifinal se enfrentan a Bea González y Delfi Brea ( sin compasión ante Lucía Sainz y Paty Llaguno, 6-2 y 6-3) que tras el desliz en Doha pretenden repetir final como en Riad. La otra semifinal, la que abre el torneo alrededor de las 23:00 (Movistar), es novedosa porque hasta ahora Sofi Araujo y Virginia Riera (6-4 y 6-2 ante Nogueira y Caldera) andaban con dudas, y enfrente tendrán a las Niñas Maravilla Andrea Ustero (16) y Alejandra Alonso (17), una pareja descarada en su primera antesala de una final.