Kilian Jornet rompe el tiempo
El corredor catalán, duda hasta última hora por COVID, hace historia y baja de las 20 horas (19h:49:30) en su cuarto Ultra Trail del Mont Blanc.
Prácticamente es capaz de dormir corriendo. Creció en el Pirineo gerundense, en el Refugio Cap del Rec, y, con un año y medio, anduvo y anduvo, hasta siete horas, al lado de su madre. Es lo que conoció. Lo que, desde su carácter algo introvertido, ha transmitido a los amantes de la montaña. Y a los que él ha hecho adeptos. Zancada a zancada. Killian Jornet, no es ningún secreto, lleva una vida cambiando la historia del trail running. Con 34 años, lo sigue haciendo. Lo hará siempre. Hoy, rompiendo otro muro. El muro. Consiguiendo su cuarta Ultra Trail del Mont Blanc (UTMB) en 19 horas, 49 minutos y 30 segundos. 171 kilómetros y 10.000 metros de desnivel por debajo de unas 20 horas que, hace no tanto, parecían infranqueables. En la meca. En la más prestigiosa de las carreras de montaña. Otro hito. Otra animalada.
Por la victoria, sí. Por el tiempo, también. Y por el contexto. Estos últimos días, no se había sentido bien. La amenaza del coronavirus sobrevolaba sobre él, sobre una carrera a la que no había podido asistir desde 2018. “Como estaba en estrecho contacto con un caso positivo, comencé a hacerme pruebas de antígenos. Di negativo y pude entrenar y competir, no al 100% pero casi. Luego el test fue positivo, pero seguía asintomático. Me siento listo y bien preparado, sin síntomas, pero consultaré con mi médico cuál es la mejor decisión para mi salud y la de los demás corredores el día de la carrera”, explicaba Killian en redes sociales esta misma semana. Consultas hechas y permiso para seguir haciendo historia.
171 kilómetros en el Mont Blanc es espacio suficiente para una vida entera. No de forma literal, pero sí cuando se analizan las sensaciones. Las etapas. Se sufre, se siente, se padece y hasta se disfruta. Kilian, once años después de su última victoria en el terreno (2008, 2009 y 2011), se acordaba perfectamente. Y eso que, en 2018, su última aparición, casi todo fue sufrimiento. Cuando iba líder, tras la picadura de una abeja, se vio obligado a abandonar con problemas estomacales. No hay fantasmas en la mente del catalán, que dinamitó la jornada tras el avituallamiento situado en el km 153, en Vallorcine. Por aquel entonces, ya sólo quedaban los dos hombres llamados a la gloria. Dos elegidos. El francés Mathieu Blanchard, que también bajó de las inalcanzables, hasta hoy, 20 horas, y Kilian. Jim Walmsley, rey de la noche, pagaba los esfuerzos. 19h:54:50, apenas cinco minutos de diferencia tras casi un día contra las leyes del cuerpo humano. La vida.
“He sufrido desde el inicio”
“Ha sido una carrera increíble. Voy a recordar durante mucho tiempo este día. Desde la salida, no ha habido un solo momento en el que no haya sufrido. Gracias a los espectadores. Lo que voy a recordar al final son esos momentos, la victoria y ganar me hacen feliz, sí, pero lo importante es la experiencia, las horas pasadas toda la noche con Jim y luego toda la parte final con Mathieu, que nos hemos ayudado y luchado juntos”, declaraba Kilian tras poner en duda, de nuevo, que comparta especie con el resto de los humanos. Junto al francés François d’Haene, que el año pasado había tomado ventaja, ya es el corredor con más victorias en la prueba. Tras la compañía de Walmsley y Blanchard, lo disfrutó en solitario hacia la meta de Chamonix. Como tantas y tantas veces corre. Como quería hacerlo, de pequeño, para contar lagos.