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Natación

Jéssica Vall, la sonrisa de la braza, deja la natación

Bronce mundial, triple medallista europea, tres veces olímpica, la catalana anuncia su retirada a los 36 años no sin antes lanzarse a un último baile, en la Copa de España de Clubes.

Jéssica Vall, la sonrisa de la braza, deja la natación
CHRISTOPHE SIMONAFP

Sus lágrimas en la zona mixta de La Défense Arena, tras su decimosexto puesto en los 200 metros braza de París 2024, ya denotaban claramente un adiós cercano. “No creo que esté en Los Ángeles 2028, pero no es el momento en pensar en retiradas”, comentaba entonces, emocionada, tratando de degustar cada instante, cada segundo de esa última gran competición. “Seguramente será en un futuro próximo”, añadía, con la boca pequeña. Ese futuro ha llegado, y este martes Jéssica Vall (Barcelona, 22-11-1988) anunciaba su retirada de la natación.

Suyos han sido los 200 braza durante más de una década, y eso que irrumpió tarde al más alto nivel. Pero recuperó el tiempo perdido, con tres Juegos Olímpicos (décima en Rio 2016, decimotercera en Rio 2020 y decimosexta en París 2024), un bronce mundial en Kazán 2015 y tres medallas en Europeos (plata en Londres 2016, en Glasgow 2018 y bronce en Berlín 2014), junto a otros podios en piscina corta. Porque Jéssica, que a punto estuvo de no acudir este verano a París por dos dichosas décimas, y antes por una fractura de pie justo cuando se había decidido a preparar a conciencia la cita olímpica, ha podido con todo.

Jéssica Vall, en los pasados Juegos de París.
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Jéssica Vall, en los pasados Juegos de París.FRANCK ROBICHONEFE

“Al acabar Tokio, pensé que antes de París ya me habría retirado”, relataba el pasado junio en la piscina del Club Natació Sant Andreu, acompañada como siempre de su sempiterno entrenador, Jordi Jou, y de su también inseparable África Zamorano. En el CN Catalunya había iniciado su andadura en 1995, antes de pasar también por el CN L’Hospitalet. Y de estudiar Biología Humana y Bioética, a lo que ya se ha dedicado a fondo en los últimos años, compaginándolo con la piscina.

Porque Jéssica Vall son sus resultados, que la sitúan entre una de las figuras más importantes de la natación española, pero también su bonhomía. Esa sonrisa eterna con la que aparece en todas las fotografías y a la que ella misma hacía referencia este martes, en el acto en que anunciaba su retirada, a los 36 años.

Ahora que el cuerpo y la mente me piden colgar el bañador, solo puedo hacerlo con una sonrisa”, relataba, acompañándolo de un anuncio: habrá un último baile. Será, si se clasifica entre las 12 mejores nadadoras del CN Sant Andreu, en la Copa de España de Clubes, que se disputará en Can Llong, Sabadell, del 20 al 22 de este mes de diciembre.

Jéssica Vall, tras conquistar el bronce en los Mundiales de Kazán 2015.
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Jéssica Vall, tras conquistar el bronce en los Mundiales de Kazán 2015.Alberto EstévezEFE

A partir de ahí, además de su desempeño profesional y de explorar nuevos campos deportivos, como el triatlón en el que debutó en octubre, no tengan duda de que Jéssica Vall seguirá enrolada a la natación. Ella misma avanzaba el pasado 1 de agosto, en La Défense, una reivindicación por la que podría luchar para las próximas generaciones.

“Se debe abrir la puerta a que haya dos sistemas de trabajo, uno para gente joven y otro para mayores”. Algo así como un centro de rendimiento, becas y recursos también para deportistas de elite que no están dando sus primeros pasos, pero aún brindan grandes resultados. Como ella, hasta el último día de sus últimos Juegos.

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