Javi Fernández desnuda a Malinin, el ‘dios de los cuádruples’
El expatinador Javi Fernández desglosa la figura del estadounidense, candidato a ser la gran figura de los próximos Juegos de Invierno.


Lo imposible es rutina en manos de Ilia Malinin, el último fenómeno del patinaje artístico. Una disciplina que en los Juegos de Invierno figura entre las principales atracciones y de tanto en cuando consigue saltar al mainstream de la mano de jóvenes prodigios. En Pekín 2022 fue Kamila Valieva, primero por su brillantez y después por el escándalo de dopaje que manchó su historia, y el próximo febrero será Ilia Malinin, un hijo de uzbecos afincados en Virginia (EE UU) que a los 20 años ya ha puesto patas arriba este deporte, quien ilumine la edición de Milán-Cortina.
Se presentó en sociedad con un bronce mundial en 2023. Entrenado por su padre, Roman Skorniakov, que junto a su madre, Tatiana Malinina, representó a Uzbekistán en los Juegos Olímpicos de 1998 y 2002. Entonces ya había caído el telón de acero, pero en Asia Central aún estaban vigentes las pautas de la sobria escuela soviética, a las que Malinin ha añadido el desparpajo con el que siempre han patinado los norteamericanos. Ambos influjos han dado como resultado al que apodan el ‘dios de los cuádruples’.

Batió el récord de ese tipo de saltos, los más complicados de ejecutar, en su primer oro mundial, en 2024, con un cuádruple axel nunca antes visto a ese nivel incluido. Repitió el pasado marzo y hace unas semanas, en el Skate Canadian International, confirmó su condición de ‘unicornio’. Allí consiguió por segunda vez en su carrera la puntuación más alta registrada jamás en el libre, 228,97, en una rutina deslumbrante con seis cuádruples, rematada con un mortal hacia atrás prohibido durante muchos años, que no suma nada de cara a la evaluación. Lo hizo para que figurara como parte de un récord mundial. Porque puede. Hace unos días, en el Grand Prix de Nagoya, elevó su propia plusmarca hasta los 238,24 puntos, pulverizando el anterior registro en un despliegue que esta vez incluyó siete cuádruples.
Para desnudar a esta primadonna, AS recurre a Javier Fernández, el hombre que puso el patinaje en el mapa deportivo español con sus siete oros europeos, dos mundiales y el bronce olímpico de Pyeonchang 2018. “Es una barbaridad. Es una verdadera barbaridad”, reacciona el madrileño de 34 años, que permanece muy vinculado al hielo y ha seguido muy de cerca la evolución de Malinin, al último ejercicio del estadounidense. “Lo que le hace especial al final es la técnica, los elementos técnicos que tiene. Los saltos, los cuádruples. Los hace con tanta facilidad... Parece que no le cuesta absolutamente nada. La ejecución es lo que realmente desmarca el patinaje de Ilia. Es la única persona ahora mismo en el mundo que puede hacer esta cantidad de cuádruples en un mismo programa”, analiza, y coincide con lo declarado tras su último oro mundial por Ilia, que se mostró satisfecho con sus progresos en ese apartado tras el Skate Canadian: “Me siento realmente satisfecho con mi programa de hoy. Trabajé mucho en la limpieza y en sentirme más seguro sobre el hielo, y eso se notó”.
NO PUEDE SER.
— David Orenes (@david_lrl) December 6, 2025
Cuando pensábamos que Ilia Malinin ya no podía superarse más, ha hecho SIETE CUÁDRUPLES (récord) en el programa libre de la final del Grand Prix y ha batido (otra vez) el récord del mundo 🤯🤯🤯🤯
21 años. Un ser SOBRENATURAL.pic.twitter.com/xf3KdsJuly
La precisión de Malinin es tal que esconde su margen de mejora en la otra mitad de este deporte, la que le da nombre. Algo que Fernández subraya: “Si nos vamos a la parte artística, es un patinador que todavía no destaca por eso. Es un poquito más básico en este aspecto. No es malo, pero sí es cierto que no destaca. Si vamos a este último récord mundial, tiene de componentes, que es lo que nosotros llamamos la parte artística, 90 puntos. Ahí, por ejemplo, Yuzuru (Hanyu) o yo estábamos siempre en un buen programa por los 96, 98, 100 puntos. Pero es un patinador que todavía es joven, y creo que en esa parte puede mejorar muchísimo”. Por contra, Malinin es capaz de ejecutar seis o siete saltos cuádruples por rutina, y de meter varios en la parte final, cuando las piernas ya pesan. Fernández en su día era “de los pocos que empezó a meter tres”. De la guinda, el backflip, Superjavi cree que se perdería “el gusto” por verlo si se acabara puntuando o popularizándose, pero alaba “la facilidad y espectacularidad” con la que Malinin lo ha desempolvado.
Solo un asterisco planea sobre la rubia melena del chaval. Ejerce su autoridad en una era sin grandes rivales, sin un Hanyu o un Nathan Chen, los popes con los que tuvo que lidiar Fernández, que echa de menos una figura de contrapeso: “Hay una buena separación entre él y los demás. En nuestra era, cuando yo empecé a competir a nivel senior, que yo todavía no tenía el nivel, siempre había muchos patinadores que cada uno destacaba en una cosa, y se juntaban en el top. Uno era muy bueno con la interpretación y eso lo hacía ganar muchos puntos, otro era muy bueno técnicamente como Ilia y también estaba ahí. Siempre se juntaba un buen grupo de cinco o seis patinadores que en cualquier momento podían ganar. Sí se echa un poquito de menos esa lucha o ese no saber quién va a ganar, sobre todo porque Ilia es tan consistente en sus elementos técnicos que si los hace es casi imposible ganarle. No hay ningún patinador actualmente que si Ilia patina bien le pueda ganar”.
Liberado de la presión de un competidor, Malinin ‘solo’ tiene que preocuparse de encandilar al jurado. “Yo hacía un poco la planificación de intentar hacer un programa limpio, porque mi parte más fuerte, en comparación con, por ejemplo, Yuzuru (Hanyu), era la parte más artística. Entonces, no me la jugaba tanto en aprender nuevos saltos o en poner saltos más complicados. Ilia, como va tan sobrado porque no tiene a ningún otro patinador que le esté comiendo los talones, se pasea por la pista de hielo y hace lo que tiene que hacer y ya está“, explica Javi, que cree que esto le penalizará en su candidatura a retirarse como el mejor de la historia, y le manda un aviso. Porque los patinadores rusos están de vuelta tras el veto por la invasión de Ucrania, y eso “puede provocar cambios” en el panorama. ¿Suficientes como para discutir el dominio de Malinin? Parece complicado. Por ahora su única amenaza real parece la misma que acusaron otros grandes de la historia del deporte: ser tan perfecto que acabe aburriendo.
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