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PARIS 2024 | VELA

iQFOiL: “El momento es ahora, el futuro es hoy”

Pilar Lamadrid y Nacho Baltasar, el benjamín (19 años) del equipo español, debutan en unos Juegos y lo hacen con la ilusión de colgarse una medalla.

Pilar Lamadrid, iQFOiL W
RFEV

El windsurf olímpico no deja de evolucionar y llega a París 2024 con una nueva denominación: iQFOiL. Se trata de una clase que debutó en Los Angeles 1984 y ha ido variando su denominación, todo en función del modelo de tabla, desde el Windglider, Lechner, Mistral y RS:X hasta el actual iQFOiL. Éste se ha vuelto volador gracias a la incorporación del foil, que permite a las tablas levantar el vuelo incluso con poca intensidad de viento y que se puedan alcanzar altas velocidades en navegación. “Hay quien ha ido a 60 km/h, aunque yo todavía no he llegado a tanto. Como mucho he llegado a los 58 km/h” explica el representante español Nacho Baltasar.

Y arrancando por Nacho Baltasar, es el más joven del equipo español (19 años). El Director de Preparación Olímpica, Xisco Gil, le propuso para Los Ángeles 2028, pero el balear tuvo claro que su sitio estaba en París 2024. Y así será gracias a su progresión y calidad. Su ciclo olímpico ha sido espectacular y es que tras ser quinto en el Test Event de Marsella del año pasado, logró la clasificación de país con el décimo primer puesto en el Mundial de La Haya. Es subcampeón del mundo Sub-23 y se colgó la medalla de bronce en la reciente Semana Olímpica Francesa, última regata internacional de la clase antes de los Juegos Olímpicos. Este bronce le ha situado en las quinielas para subirse al podio olímpico en Paris 2024 y es que actualmente es segundo en el ranking mundial de iQFOiL. Solo le supera el francés Nicolas Goyard.

“Visualizo la medalla. Hemos trabajado muy bien y tengo un muy buen presentimiento”

Nacho Baltasar

Nacho Baltasar es pura espontaneidad y navega sin presión. Eso sí, tiene claro el objetivo: “Visualizo la medalla. Si nos dejan elegir, yo quiero la de oro, pero obviamente voy a estar más que satisfecho si consigo cualquiera de las tres medallas. Hemos trabajado muy bien y tengo un muy buen presentimiento”. Confianza no le falta y es que llegó a Marsella pisando fuerte. Su madre, Silvia Summers fue campeona del Mundo de 420 y Nacho Baltasar, está claro, ha heredado esos genes ganadores. A los 5 años empezó, con sus hermanos, a navegar en el Club Náutico de Sa Ràpita, aunque con 3 ya se subió a una tabla gracias a que su padre le adaptó una vela de windsurf. Estos Juegos de Paris van a ser muy especiales para un Nacho Baltasar que destila ilusión: “Voy a aprovechar y vivir la experiencia al máximo. Esto me puede ayudar mucho de cara al futuro y por eso el objetivo principal, además de intentar ganar, es disfrutar. Hemos organizado la temporada para tener el pico de rendimiento en estos Juegos y eso se ha visto en los resultados recientes. Estamos escalando cada vez más y ojalá ahora lleguemos a los más alto”. Su final será el 2 de agosto y ahí quiere lucir en el podio. Tras ello, si puede (y le dejan) tiene claro que quiere desplazarse a Paris para vivir lo que quedará de Juegos Olímpicos.

Nacho Baltasar, iQFOiL M
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Nacho Baltasar, iQFOiL MRFEV

En iQFOiL femenino lucirá Pilar Lamadrid. La andaluza de 27 años también vivirá sus primeros Juegos Olímpicos, que son, tal y como ella proclama, un “sueño heredado”. ¿El motivo? “Todo me viene de mi padre, que en su día estuvo ahí peleando por intentar estar en los Juegos de Seúl 1988. Yo voy a estar en París 2024 y ojalá haga un buen papel″. Una de sus referentes, y mentoras, fue Marina Alabau, que logró la medalla de oro en Londres 2012 en el RS:X Femenino. También Blanca Manchón, a la que ayudó en el ciclo de Tokio. Dos windsurfistas que han dado alas a una Pilar Lamadrid que, precisamente, es la ‘dueña’ de la frase “el momento es ahora, el futuro es hoy”. Ésta luce en su casco y es que “he de intentar estar centrada al cien por cien en el ahora, día a día. Debemos rendir al máximo y nada nos puede distraer. Marsella es un campo de regatas que te obliga a tener la mente abierta, es difícil hacerte una idea de cómo irá la regata porque las condiciones son cambiantes. ¿El objetivo? claramente, llegar a la gran final y pelear por una medalla. Hay grandes rivales como Inglaterra, Países Bajos e Israel, pero nosotros también vamos a estar ahí”. Este 2024, Lamadrid fue quinta en el Mundial y, actualmente, ocupa la décima posición del ranking mundial. Eso sí, muchas de las rivales la consideran clara candidata al podio y en el equipo español tienen confianza ciega en sus posibilidades.

Además, si alguien sabe de Juegos Olímpicos y está muy cerca de ella en su día a día es su entrenador Mateo Sanz (Formentera, 1993). Compitió durante de 15 años en RS:X, el antiguo windsurf olímpico, y participó, bajo los colores de Suiza, en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y Tokio 2020. Experiencia tiene y es que, además, consiguió un diploma olímpico. “Pilar ha demostrado que puede estar ahí arriba. La medalla sería, sin duda, la guinda al trabajo hecho, aunque hay que saber que todo se puede decidir por detalles. Ella tiene esa garra que hace falta para ganar algo en alto rendimiento y la clave será encajar bien las piezas cuando tengas, si sucede, un día malo. Somos optimistas”, comenta.

El peso, un factor determinante

Sobre la tabla, el peso de cada regatista tiene un papel fundamental y Nacho Baltasar y Pilar Lamadrid no han escatimado esfuerzos durante este ciclo olímpico para adaptarse. Sin ir más lejos, Baltasar ha pasado de los 68 kilos a los 92. “Cuanto más pesas, más rápido vas”. Eso sí, para ganar peso se ha seguido un proceso progresivo para que la ganancia no fuese de grasa. “Nuestro plan nutricional está basado en el aumento calórico y tocamos muchos más entrenamientos de fuerza (podían realizar sesiones de tres horas tras el trabajo en el agua) ya que cuando más fuerza hagas hacia abajo en la tabla, después más te hará volar”, explica el joven balear. No es fácil porque, claro, entrenando se pierden calorías y rápidamente los dos regatistas trataban de recuperarlas. Podían ingerir 120 gramos de carbohidratos por hora. Así lo explicó Baltasar: “Mi cuerpo, por suerte, absorbe todo lo que le doy, pero es que me podía beber una botella de sales minerales, comer dos plátanos, una barrita y geles cada hora”.

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