Hugo González, del Real Madrid a la gloria mundial
El nadador español, nacido en Palma aunque criado en la capital, llegó a estar en la cantera blanca antes de decidirse por un deporte en el que ya es campeón del mundo.
“Nacido en Palma, aunque criado en Madrid”, responde sin dudarlo Hugo González cuando se le pregunta que de dónde se considera que es, recordando que el Real Canoe Natación Club de la capital es el que forjó al que ahora es doble medallista mundial. Con 25 años, el nadador español se consagró en la élite en los pasados Mundiales de Doha (Qatar), donde se colgó el oro en los 200 metros espalda y la plata en los 100 espalda. Los Juegos Olímpicos de París son la próxima gran meta del campeón planetario, que a su llegada a la capital con 7 años no tuvo del todo claro que su futuro estaba en la natación.
“Yo no quería que nadase, prefería que hiciese un deporte de equipo. Es más bonito compartirlo con compañeros”, recuerda Juan Miguel González, padre de Hugo, durante la visita del campeón mundial a la redacción de AS en Madrid. En su afán por los deportes colectivos, el nacido en Palma compaginó sus primeros largos con el fútbol. Y no se le daba nada mal. “Estuve en el Real Madrid cuando era benjamín. Jugaba de mediocentro a la derecha, o a veces de central derecho”, le cuenta Hugo a Tomás Roncero, quien celebra que un exintegrante de la academia de Valdebebas sea ahora uno de los mejores espaldistas del planeta. También hizo sus pinitos en baloncesto, no es para menos con su altura (mide 1,93 metros), pero la piscina fue lo que enganchó a González. “La natación es adictiva, peleas contra ti mismo por superarte. Al final es algo matemático, hay unas marcas que son las que tienes que mejorar. El fútbol, por ejemplo, es más subjetivo. Puedes pensar que has jugado bien y en realidad no ha sido así. Eso no pasa en la natación, los números mandan”, resume un Hugo que celebro sus éxitos de Doha en Madrid, donde retomó los entrenamientos antes de regresar a California, donde reside en la Universidad de Berkeley.
Antes de dar el salto a Estados Unidos, lo que se produjo en 2018, Madrid fue el lugar en el que Hugo se formó como una de las promesas más ilusionantes del siglo en la natación española. “Empecé a nadar en San Javier, en Murcia, y por temas de trabajo de mi padre nos mudamos a Madrid. Primero estuve en la escuela del Mundial 86, que no llega a ser un club”, narra el nadador. “Era incansable, todo el día en la piscina”, añade su padre. Más tarde, en el emblemático Canoe, el camino de Hugo se cruzó con el de José Ignacio González ‘Taja’, el entrenador que ha marcado al balear. “Siempre nos ha apoyado, siempre ha estado ahí”.
Su paso de Madrid a Estados Unidos no fue el más sencillo, sobre todo por el revuelo que se generó alrededor. “Fueron años difíciles, hubo un ambiente en el que se pensaba que estaba en contra de lo que se hacía en España, y no es así. Yo siempre voy a venir, me voy a poner el gorro y voy a competir por España. Me fui para estudiar y para entrenar”, explica Hugo, ya licenciado en Idiomas (portugués) y que ahora retoma la carrera de Ingeniería Informática en la UCAM. “Ahora con los resultados hay más apoyo, estamos mejor”, aclara el nadador sobre una época más dura. “Mi equipo de Cal (su universidad) me salvó la carrera. Siempre me han estado apoyando, porque creo que hubiera dejado de nadar si no. Me salía mal una prueba y ellos me transmitían que no importaba, que me querían y confiaban en mí”, cuenta sobre un proceso “de subidas y bajadas”.
A pesar de tener tan sólo 25 años, en unos meses Hugo afrontará sus terceros Juegos Olímpicos. Hasta la fecha, su mejor registro es un sexto puesto en los 100 metros espalda de Tokio, aunque su buen hacer en Doha confirma que ahora está para cosas más grandes. “Nunca había nadado tan rápido. Y quedan cinco meses de entrenamiento por delante, los Mundiales los preparé en cuatro. Todavía puedo seguir mejorando”, avisa un González que no se separa de las dos preseas conseguidas en Qatar, el éxito más importante de su carrera.
Ya tenía tres oros mundiales júnior y un entorchado europeo (en los 200 metros estilos), pero en Doha se consagró. “Todavía no me ha dado tiempo ni a asimilarlo. La primera semana la he pasado con la familia, que es la que siempre está ahí, y alejándome un poco del deporte, al menos mentalmente”, explica un Hugo que no ha tardado en reenfocar. “El objetivo ya está en París”, dice sobre una cita olímpica en la que, además de las dos pruebas en las que es medallista mundial, también nadará el 200 metros estilos y el 4x100 estilos. A Francia irá cargado de ilusión. “Siempre queremos todo”.
“Si conseguimos nadar más rápido que en Doha, estaremos satisfechos. Y si se traduce en medallas, genial”, dice el que ahora es entrenado por Dave Durden en Berkeley, donde recaló tras una corta etapa en Auburn y una prueba en Virginia Tech. Pero siempre con Madrid en la retina, y apostando por la capital para que se convierta en referencia de la natación nacional. “En Madrid no hay tantos clubs como en Barcelona, pero yo siempre he estado muy a gusto aquí. Probé en el CAR de Barcelona y estaba mejor en Madrid. Nos encantaría poder traer algo como lo que tienen allí”, explica un campeón del mundo forjado en Madrid y siempre muy vinculado con la capital. De hecho, existe la posibilidad de que, al regresar de Estados Unidos, vuelva a instalarse en Madrid. Hasta entonces, seguirá luchando por agrandar su palmarés.