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WATERPOLO | BUDAPEST 2022

“Hay que sacar pecho del waterpolo, somos espectaculares”

David Martín, seleccionador masculino, celebra el oro en el Mundial de Budapest ante Italia y analiza un deporte que sigue consiguiendo éxitos ahora con otra generación talentosa.

David Martín.
Tibor IllyesEFE

David Martín (Barcelona, 1977) ya está en casa con la familia. La Selección masculina de waterpolo ha llegado a primera hora de la mañana a Barcelona y ha disfrutado de un gran recibimiento. Periodistas y los equipos de la base del Atlètic-Barceloneta, al margen de familiares y amigos. Un reconocimiento a un equipo que está marcando una época y que acumula un oro y una plata mundial y dos platas europeas en apenas cinco años. Un lustro de éxitos, pero un futuro igual de prometedor. El seleccionador español charla con AS de los nervios de la final, del estado zen de la victoria y de un deporte que abandera de nuevo a España.

-Ya está en casa. ¿Qué siente una vez pasó todo?

-Tengo una sensación de relajación, estoy en modo zen. Cuando pierdes, como había pasado en las finales anteriores, no paras de hacerte preguntas, pero ahora no. La sensación es de ya está, lo he conseguido. Ya la tuve al parar Lorrio el penalti. Nos quitamos esa mochila. Podíamos ganar el oro, lo sabíamos, pero parecía que no llegaba nunca.

-Habla de la mochila de esta Selección y del waterpolo español. Hacía 21 años que no se lograba…

-No debemos comparar las generaciones, hay que sacar pecho del waterpolo. Somos un deporte minoritario que ha sido capaz de sacar varios equipos de éxito, la del 90, la femenina, la actual… Hay que presumir como deporte, siempre hemos estado ahí. Ya en 2018 en la semifinal contra Italia se nos recordaba la final de Barcelona 92 en las Picornell. Teníamos jugadores que no habían ni nacido. Ya no cargamos por fin con esa responsabilidad. Los España-Italia son como los Barcelona-Madrid, siempre se hablará, pero ahora ya no se podrá decir que siempre gana Italia.

-Tercer mundial del waterpolo. El deporte olímpico de equipo que más ha ganado. ¿Qué le sugiere ese dato?

-Muy fácil. Somos un deporte espectacular en España, hemos sacado grandes generaciones de chicos y de chicas. Tenemos mucho mérito, somos pocos pero lo hacemos muy bien, competimos con potencias donde el waterpolo es una religión.

-Vayamos a la final, a la Isla Margarita. ¿Con el 8-4 lo veía ganado?

-No lo veía hecho, con Italia nunca se puede decir eso. Con Serbia tampoco. Tienen nivel, el arbitraje tiende a igualar al final. Ellos endurecen el partido, pero sí que lo veía encauzado sobre todo por el juego. Hicimos tres partes espectaculares a nivel defensivo y tuvimos paciencia en ataque. Pero hubo una jugaba que lo cambió todo.

David Martín.
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David Martín.MARTON MONUSREUTERS

-Deduzco que se refiere al penalti de Di Fulvio que es el 9-7. Protestó airadamente, ¿qué pasó?

-Al lado del banquillo tenemos un pivote para marcar el tiempo muerto. Algún jugador nuestro, al pasar, lo tocó sin querer y se activó. Entré en cólera porque me sentí como el día de Montenegro con el penalti. No puede ser que por esa tontería (no estaba permitido pedir ahí un tiempo muerto) te castiguen con un penalti, ya se veía que era imposible que pidiéramos un tiempo muerto. Tenemos que ser más serios. Sentí una injusticia tremenda. No entiendo cómo el VAR entra en eso y no en el penalti de Montenegro.

-Llegó a coger ese pivote…

-Lo aparté del banquillo. Algunos me dijeron que creían que lo iba a tirar al agua, solo lo aparté. A partir de ahí perdemos concentración en el juego y aparece la verdadera Italia, la del físico, la que arranca cabezas… Empiezas a ver la tensión y surge la fatiga. Y el partido se complica.

-Y llegan a los penaltis. ¿Cómo decide que Lorrio sustituya a Aguirre?

-Al acabar el tiempo, Lorrio me dice que se siente preparado. Le digo que caliente. Es normal cambiar de portero cuando el rival mete tres penaltis seguidos, así el lanzador ve algo diferente. Lorrio no detiene el primero y Unai Aguirre me pide volver porque tiraba de nuevo Canella, a quien le había parado anteriomente. Tengo dudas, pero al final le digo que no. Fue el destino. Lorrio lo paró. Llevaba una temporada increíble.


"Unai me pide volver a la meta y tengo dudas. Le digo que no. Fue el destino. Lorrio lo paró, había hecho una temporada increíble también"

-¿Con quién se abrazó primero?

-Me quedé sentado y empecé a sonreír, ya entré en estado zen. Les dije que se tiraran ellos al agua, que los quería ver. Es una visión que llevaba tiempo soñando, quería ver cómo lo celebraban. Cuando me levanto veo a Felipe Perrone delante de la grada como un poseso y me inunda la felicidad. Ahí ya me lanzo al agua y saludo a Sandro Campagna (entrenador italiano), que fue muy correcto, y lo quiero remarcar. Italia fue muy correcta tras el encuentro.

-Habla de Felipe Perrone. 21 años de profesional para su primer oro…

-No sé qué puedo decir de él. Es el mejor del mundo, es un ejemplo. Es un lujo tenerlo en un vestuario. Es un líder, pero hace crecer a los jugadores. Les ayuda, no va a lo suyo, se preocupa y tiene una inteligencia brutal. Se cuida y se entrena muy bien. Él decidirá cuando salir del equipo, es como López Pinedo, están tocados por una varita.

Water Polo - FINA World Championships - Men's Gold Medal Match - Italy v Spain - Alfred Hajos Swimming Complex, Budapest, Hungary - July 3, 2022 Head coach of team Spain David Martin Lozano celebrates with his players after winning the Men's Gold Medal Match REUTERS/Marton Monus
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Water Polo - FINA World Championships - Men's Gold Medal Match - Italy v Spain - Alfred Hajos Swimming Complex, Budapest, Hungary - July 3, 2022 Head coach of team Spain David Martin Lozano celebrates with his players after winning the Men's Gold Medal Match REUTERS/Marton MonusMARTON MONUSREUTERS

-Desde 2018 están abonados a las finales, pero en su primer Mundial, en 2017, el equipo fue noveno. ¿Qué pensó ahí?

-Tuve muchas dudas. Era un novato, nunca había dirigido un equipo. La RFEN hizo una apuesta arriesgada conmigo. Me equivoqué en el proceso, estuve más pendiente de seleccionar jugadores que de hacer un equipo. Un periodista italiano (Stefano de la Gazzetta) siempre me lo recuerda: cuando nos eliminó en octavos Rusia, le digo que he visto cosas positivas y seguro que en el Europeo de Barcelona de 2018 podríamos luchar por las medallas. Teníamos que construir un estilo de juego y escoger los jugadores para ese estilo. En el 2018 lo restructuramos todo.

-¿Su valentía al apostar por los jóvenes es uno de rasgos?

-Soy valiente cuando veo que un jugador joven puede aportar. No miro el DNI. López Pinedo jugó hasta los 40, Felipe va a seguir jugando. Si el joven aporta algo diferente, sé que pagaré un peaje al inicio pero nos ayudará. Con Unai podía pagarlo en este Mundial. Está la presión y la novatada, pero teníamos claro que debíamos cimentar el futuro con ello. Pasó con Roger Tahull en 2017 o Álex Bustos, Álvaro Granados o Bernat Sanahuja. Si tienen talento, entran y apostamos. No significa que sea un loco, protejo a los mayores. Tenemos la suerte de que los veteranos se cuidan y son profesionales. Hay algunos que han sido los arquitectos como Dani López Pinedo y Fran Fernández, ojalá lo hubiéramos ganado antes. Pero ellos han estado junto a nosotros. Dani ha estado en el aeropuerto y Fran ha visto la final desde Budapest. Se sienten partícipes de este grupo. Es una generación que se respeta, y eso nos hace fuertes. Marc Minguell y Albert Español nos ayudaron mucho en los inicios.

-Hablaba antes de los jóvenes. ¿Hasta dónde pueden llegar Unai Aguirre y Álvaro Granados?

-Unai es especial, su ambición no tiene límites. Le hace grande, es un loco, le tienes que decir vete a casa y desconecta, te pide que le envíes vídeos y entrenos. Es un jugador que puede marcar una época. Quiere comerse el mundo. Otra gran cosa es su competitividad. No se pone nervioso, lo afronta con ganas. Lo lleva adentro. Granados es un caso similar. Es un caballo loco. Te puede cambiar un partido en tres minutos y está madurando. En este Mundial ha madurado, ha sido determinante, ha aprendido a leer el juego. Ahora afronta un cambio importante en su vida, se va a jugar a Serbia.


Unai es un loco, le debemos decir que desconecte, te pides vídeos y entrenamientos. Puede marcar una época, quiere comerse el mundo"

-Usted destaca por innovar tácticamente. ¿De dónde le salen las ideas?

-Analizamos la competición jugada y preparamos el siguiente. Intento pensar qué me encontraré, si los equipos apostaran por la zona o el duro pressing, y en función de esto trabajamos. Lo importante es que trabajamos físicamente en función de lo que queremos. El pressing es una sueña de identidad nuestra, lo hicimos en los dos últimos Europeos. Tenía claro que debíamos sacarlo de nuevo y mejorarlo. En cada campeonato debes introducir novedades, no puedes trabajar lo mismo, los jugadores lo verían más rutinario.

-¿Descarga de presión a los jugadores?

-Les insisto en que no tengan dudas, que hagan al cien por cien lo que hemos hablado y si sale mal, la culpa es mía. Si nos marcan gol es mi responsabilidad. El jugador a veces hace lo que cree que es lo correcto, y eso va en contra de la táctica. Asumo yo la responsabilidad. Como jugador lo he vivido.

-¿Piensan en la medalla olímpica o queda lejos?

-Primero queremos el oro europeo. Vamos paso a paso. Ahora como entrenador quiero conseguir meter más gente en la dinámica de la Selección. Tenemos que ser capaces de ser como Hungría, Italia o Serbia, que van 13 al Mundial y podrían haber ido siete más. Las listas son más complicadas últimamente. Hay que llegar a París con mucha competencia y eso nos hará crecer. El gran sueño es la medalla olímpica, si es la de oro, mejor. Toca ir poco a poco. No significa que seamos los mejores, lo fuimos en este campeonato. Hay que trabajar.