Gómez Noya: “Me echo a un lado orgulloso de mi carrera”
La leyenda del triatlón y del deporte español habla con AS una semana después de anunciar su retirada a los 41 años. “Es una decisión que cuesta porque quieres intentarlo”.
Cinco veces campeón del mundo, plata olímpica en 2012, cuatro veces oro europeo, Premio Princesa de Asturias 2016... La lista de honores de Javier Gómez Noya (Basilea, 41 años) es extensa como pocas en la historia del triatlón, ese deporte que ahora llora la retirada de uno de los más grandes. El gallego anunció la pasada semana el punto final de su carrera deportiva una vez acabe el presente curso tras dos temporadas en las que recurrentes problemas físicos le han impedido rendir al más alto nivel. Gómez Noya se despide como una de las grandes leyendas del deporte español, y en un desayuno organizado por Santander se sienta a repasar con AS su brillante trayectoria.
¿Cómo se encuentra una vez anunciada esta difícil decisión de retirarse?
Pues casi no he podido pensar mucho sobre ello. Ha habido tanto revuelo y he tenido varios viajes, trabajando en varios proyectos también, que no he podido empezar mi nueva rutina realmente. Todo es aún muy intenso. Pero bueno, estoy bien, estoy tranquilo con mi decisión, creo que es la adecuada. Es una decisión meditada y madurada, y en ese sentido estoy tranquilo. Y agradecido por la relación de la gente, el apoyo que me ha mostrado todo el mundo, desde compañeros, sponsors, medios de comunicación... Habéis sido todos muy respetuosos y muy agradecido por ello.
En su comunicado mencionaba que le gustaría hacer una o dos carreras más antes de decir adiós. ¿Tiene ya hoja de ruta?
Sinceramente no, y es un poco lo de menos, porque qué va a cambiar que haga una carrera aquí o allá. No lo sé, tengo que ver los proyectos que tenemos ahí en mente, a ver cómo lo puedo encajar. De momento sigo entrenando, sigo estando a buen nivel, y espero poder hacer alguna carrerilla en un futuro próximo, no sé si como despedida, pero porque me apetece simplemente.
¿Cómo es ese proceso hasta tomar la decisión?
Cuesta porque en tu cabeza siempre está seguir intentándolo. Tienes un problema, una lesión, ves que te echa para atrás y lo que piensas es que solo toca recuperarse y volver. Pero cuando ya eso lo repites muchas veces... Yo solo quería seguir compitiendo a mi 100%. Y sé lo que tengo que hacer para conseguir ese 100%, pero veía que cada vez era más complicado porque te surgen problemas. Me surgían dolores, lesiones, tenía que parar, volver a empezar... Y ya no estaba disfrutando, no tenía esa ilusión tampoco por competir como antes, y el físico te empieza a dar más problemas porque para llegar a ese nivel tienes que entrenar muchísimo y tienes que poner al cuerpo sobre mucho estrés. Entonces me di cuenta de que debería respetar a mi cuerpo en ese sentido y tomármelo con un poco más de calma. Estar al 90% no me valía, podía tener un nivel decente, pero para competir contra los mejores creo que no era lo adecuado y simplemente con 41 años me echo a un lado estando orgulloso de mi carrera y todo lo que he conseguido.
Ahora, al mirar hacia atrás, ¿qué es lo que visualiza y qué momento sobresale?
Me siento un privilegiado porque he podido alcanzar cosas que ni me imaginaba, niveles que no pensaba que pudiese alcanzar. Por supuesto que quedan espinas o cosas que hubiese hecho diferente, cosas que me hubiese gustado ganar, pero nunca vas a ganarlo todo y yo me quedo con lo positivo, que ha sido más, aunque haya más carreras que no haya ganado a que sí. He tenido una carrera que, si me la dices hace 20 años, no me la habría creído. He tenido apoyos en todos los sentidos y soy un afortunado, ha valido la pena. Es muy complicado destacar un solo momento, aunque lógicamente la plata olímpica es algo muy grande. Y también menciono siempre el Mundial de 2019 porque fue en Pontevedra, en mi casa, una de mis victorias más bonitas, sin duda.
¿Cómo de duros han sido estos dos últimos años para usted con tantos problemas?
Este sobre todo ha sido un año difícil. Y eso que ha habido momentos en los que he estado muy bien, por ejemplo antes de competir en Miami estaba en muy buen estado de forma, ahí sí que tuve una buena continuación de entrenamiento, pero me puse enfermo con un virus en esa semana de la competición, ya con los vuelos comparados y todo, y al final no pude participar y fue duro. En Singapur la situación fue distinta, por el fallecimiento de mi madre evidentemente no estuve allí. Luego empecé a encadenar un par de lesiones que me restaron en la preparación. Fui a San Francisco sin estar en mi mejor momento, no hice una buena carrera, fue frustrante para mí porque sabía que no había estado a mi mejor nivel. Intenté lograr ese mejor nivel, pero otra vez problemas, otra vez molestias, y llegó un momento en el que vi que era difícil volver a ese nivel. Hay que asumirlo, no pasa nada, he querido seguir entrenando, pero dándole un pequeño respiro al cuerpo.
A pesar de su plata olímpica, ¿cree que lo suyo con los Juegos Olímpicos ha sido un amor complicado o poco correspondido?
Sí. Creo que, por una parte, hice, si no la mejor, una de las mejores carreras de mi vida en Londres, me valió para ser segundo, y creo que esa carrera en otros Juegos me habría valido para ser primero, pero las circunstancias son como son. Y sí que en otras ediciones no he tenido la suerte, quizás, ¿no? En Pekín creo que fue un error mío, principalmente de preparación, estuve en forma demasiado pronto, caí en una lesión y no estuve a mi mejor nivel, pero asumo que es responsabilidad mía. Al final lo importante es llegar bien a las carreras y ahí no fui capaz de hacerlo. Creo que en Río sí que fue más una desgracia de una caída tonta que me rompió el codo y, en una temporada que iba toda enfocada para los Juegos y en la que creo que estaba haciendo las cosas bien, pues me dejó fuera, y eso sí fue realmente duro también mentalmente. Sabía que posiblemente era la última oportunidad para hacer una gran carrera a nivel olímpico y se me escapaba. Pero bueno, entra todo dentro de un contexto de 20 años en los que ha habido momentos buenos, momentos no tan buenos, y hay que asumirlos y ya está.
¿Qué es lo que más va a echar en falta de la vida como profesional? ¿Y lo que menos?
La excelencia que se consigue cuando te dedicas tan de lleno a un deporte, entrenas tan duro y todo gira alrededor de ello, cómo te sientes entrenando y en competición yo creo que es lo que voy a echar de menos. Ese nivel de forma que consigues alcanzar y el modo en el que te sientes nadando, en bici y corriendo, la rutina de trabajo y entrenamiento, los viajes, las concentraciones que he compartido con grandes amigos... Todo eso seguro que lo echaré de menos. El sufrimiento de muchos días duros, de pasarlo mal, de tener dolores pero tener que seguir adelante, de competir cuando no estás suficientemente preparado... Esos momentos duros seguro que no los echaré tanto de menos, pero muchas otras cosas sí. Seguiré disfrutando del deporte pero a otro nivel.
Está en conversaciones con la Federación Española de Triatlón para continuar ligado a ella. ¿De qué rol se trata?
Es liderar un proyecto de alto rendimiento junto con otros profesionales, otros especialistas en diferentes campos y brindarles la oportunidad a los atletas, sobre todo jóvenes con proyección que están llegando a un nivel alto. Que puedan tener una estructura de entrenamiento en la que pueden desarrollar todo su potencial. Es ofrecerles esa posibilidad, afortunadamente en España hay también grandes entrenadores que tienen sus grupos, que lo están haciendo muy bien y que tienen que seguir por ese camino, y es simplemente añadir una oportunidad para que los atletas puedan seguir desarrollándose. Veremos en qué queda todo.
Los hermanos Brownlee fueron de los primeros en llamarle. ¿Cómo fue la conversación con Alistair, al que usted considera su gran rival de siempre?
Me dijo que esperaba que en un futuro próximo podamos hacer algún reto de resistencia juntos. Luego lo vi en Ibiza también este pasado fin de semana, justo antes de la salida, y me decía ‘casi que me das envidia’ (se ríe). Pero la verdad es que está volviendo a rendir a muy buen nivel, y me alegro por él. Me felicitó por mi carrera deportiva y también recordó los años de rivalidad que habíamos tenido, que tanto para mí como para ellos fueron muy importantes y muy positivos. Ellos me empujaron a ser mejor y a superarme, y creo que todo ello contribuyó a que creciese el triatlón. Hay un respeto dentro de toda esa rivalidad tan intensa que hubo, ahora a toro pasado hay respeto y admiración, yo creo, de uno por el otro.