Goleada de líder

España acaricia ya los octavos de final y, de momento, como líder de su grupo en el Mundial de Uzbekistán tras golear a Nueva Zelanda. Un encuentro que tuvo una extraña primera mitad en la que a la Selección no le entró absolutamente nada, pero que fue capaz de arreglar en la segunda. Un paso más hacia el objetivo de lograr los cruces más ‘amables’ posibles, en ese duelo a distancia que mantiene con Kazajistán, selección que logró derrotar a Libia por 4-1.

España salió sin prisas, a madurar el partido. Consciente de que su superioridad haría que las ocasiones fueran cayendo. El problema es que las primeras chocaron con Antamanov y la única vez que Nueva Zelanda pasó del medio del campo con el balón controlado, acabó en gol. Manickum, ese futbolista que compagina el fútbol sala con el fútbol-11, se inventó dos regates y un pase que permitieron a Twigg hacer el 0-1 a los seis minutos. Como ante Kazajistán, la Selección recibía un golpe para empezar por debajo en el marcador. Pero esta vez, sin merecerlo: en ese momento España sumaba 23 ocasiones y Nueva Zelanda... ¡una, el gol!

España estaba obligada a reaccionar y a asumir que ese tanto había sido un accidente. Fede Vidal volvía a recurrir a Gordillo como pívot y la variante volvía a surtir efecto. Mellado empataba gracias a una asociación con el toledano para aplacar algo los nervios. Un empate que no borraba los dos problemas que estaba sufriendo la Selección: cierto atasco ante la peculiar defensa en zona neozelandesa pero, sobre todo, una falta de puntería muy preocupante. Un disparo de Mellado al palo cerró una primera mitad cuyos datos eran un verdadero disparate: 57 ocasiones de gol españoles, con 19 tiros entre los tres palos; mientras que Nueva Zelanda, tres, dos de ellos a puerta. ¡Y el marcador era de empate 1-1!

Esa estadística decía que, por pura probabilidad, los goles deberían caer. Y el 2-1 llegó a los 18 segundos de la reanudación, tras un remate de Raúl Gómez tras el saque de un córner. Pero no por ello España dejaba de perder ocasiones. Mellado fallaba un penalti por una clara mano en el área neozelandesa. Se lo paraba un Antamanov que ya por entonces era el mejor de Nueva Zelanda.

Sin embargo, la Selección ya había entrado en velocidad de crucero y los goles fueron llegando. Catela, tras un fantástico pase de Antonio, hizo un 3-1 que dio cierta tranquilidad. Y el 4-1 de Gordillo en un precioso movimiento de pívot puro pareció devolver las aguas al cauce de la normalidad. Los tantos de Raúl Campos, tras una magnífica definición y Catela, que completó su hat-trick con dos goles más, certificaron una goleada que era lo que dictaba la lógica... y corta para lo que reflejó la estadística: ¡109 disparos, 39 a puerta!

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