Freire vuelve a levantar los brazos en León: “Fue muy especial”
El cántabro rueda con un pelotón popular junto a Sastre, Olano, Samu Sánchez y Dori Ruano en el FID Castilla y León, donde sumó su primera victoria profesional.
Año 1998. La leyenda estaba a punto de nacer, pese a que la climatología no auguraba nada bueno. Lluvia, granizo y un Óscar Freire de 19 años, semidesconocido para el gran público, que levantaba los brazos por primera vez como profesional. Ya había sido subcampeón del mundo sub-23, prometía, pero los 123 kilómetros entre Palencia y León, en la 13ª etapa de la Vuelta a Castilla y León, suponían un antes y un después. El primer triunfo de los 71 que terminarían llegando en una carrera única, con una marca sólo al alcance de Alfredo Binda, Eddy Merckx, Rik van Steenbergen y Peter Sagan. Nombres ilustres que, junto al del cántabro, conforman uno de los clubs más exclusivos del ciclismo, el de aquellos que se han proclamado tres veces campeones del mundo.
“Para mí fue muy especial. Era mi primer año como profesional, venía persiguiendo la victoria y la había rozado en varias ocasiones. Recuerdo que fue un día de lluvia, de viento... Hubo abanicos, algo que no había experimentado en categorías inferiores. Llegué con (Jan) Ullrich y el T-Mobile, el Telekom por aquella época, y pude imponerme en el esprint final, dentro de un grupo reducido. Siempre que vuelvo a León tengo muy buenos recuerdos de aquello”, rememora ahora Freire para AS. Mientras tanto, no deja de hacerse fotos y firmar autógrafos. A su alrededor, un pelotón de más de 200 personas. Todos quieren saludar al tricampeón del mundo, a Carlos Sastre, a Abraham Olano, a Samuel Sánchez y a Dori Ruano, ponentes ayer en la segunda jornada del FID Castilla y León ABANCA y, hoy, “líderes” de una marcha popular por la ciudad. “Estas calles son preciosas. Y todavía más con todos estos aficionados dándole a la bicicleta. Disfrutamos cuando vemos que la gente disfruta con nosotros”, explica la 16 veces campeona de España.
Como en 1998, el cielo está gris y amenaza con la lluvia, pero da tregua. “Fue todo muy rápido. Lo poco que corrí en sub-23 internacionalmente lo hice muy bien, pero no es como ahora, que tienes más calendario, más oportunidades... Entonces, salías poco de tu región”, continúa explicando el también ganador de tres Milán-San Remo, siete etapas de La Vuelta o cuatro del Tour de Francia. Éxitos que empezó a cosechar desde bien temprano. Sin ir más lejos, sólo un año después de que levantara los brazos por primera vez en León, se proclamaba campeón del mundo en Verona, donde también terminaría venciendo en 2004. En medio, Lisboa (2001). “Cuando pude empezar a competir más allá de nuestras fronteras, obtuve buenos resultados, llegó esa oportunidad de ser profesional y la aproveché. Sí, fui un poco prematuro a la hora de ganar mi primer Mundial”, acepta. A su lado, los leoneses se lo recuerdan una y otra vez.