Fallece el ‘sargento de hierro’
Joan Fortuny fue nadador olímpico, internacional con la Selección en waterpolo y, sobre todo, formador de nadadores que acabarían siendo estrellas, desde Rafael Escalas a Erika Villaécija.
La natación española no se explicaría igual sin su figura. Joan Fortuny i Vidal, un histórico del deporte estatal, fallecía este viernes a los 77 años, tal como ha informado la Real Federación Española de Natación (RFEN). Y tras él queda un legado enorme, sobre todo como formador de quienes después serían estrellas acuáticas, pero también como deportista olímpico que fue, e incluso multidisciplinar.
Apenas rondaba la mayoría de edad Fortuny, nacido en 1946 en Barcelona, cuando debutó en sus primeros Juegos Olímpicos, Tokio 1964, en los que nadó los 400 metros estilos y el 4x200 estilos, relevo que repetiría en Ciudad de México 1968 junto al 4x100 y la distancia individual de los 200 estilos. También compitió en el Europeo de Utrecht 1966, en los Juegos del Mediterráneo de 1963 y 1967, y como nadador conquistó 46 títulos estatales y batió la friolera de 57 récords de España.
Pero hubo más antes de su retirada, puesto que en 1968 se pasó al waterpolo, directamente como internacional con la Selección, a las órdenes del mítico Bandy Zolyomy. Y como jugador del CN Atlètic-Barceloneta, al que se vinculó con sólo diez años y con el que consiguió derrotar por primera vez en la historia al CN Barcelona. Y así continuó hasta que en 1971 colgó definitivamente el gorro y se pasó directamente a la dirección técnica.
Es en esa amplísima etapa, hasta inicios de este siglo XXI, cuando Fortuny revolucionó la natación española, al entrenar a promesas que acabarían siendo grandes representantes de la natación española, donde se le conocía como ‘el sargento de hierro’, en honor a la célebre película de Clint Eastwood. El primero de ellos fue Rafael Escalas, quien acabaría siendo bronce europeo y sexto olímpico en Moscú 1980 en los 1.500 libre, en una época en que los éxitos acuáticos brillaban por su ausencia.
Y de este modo, dirigió más adelante con la misma maestría a María Peláez, David Meca, Rafa Muñoz o a Erika Villaécija, que fue su gran apuesta para la primera década de este siglo, que devolvió lo sembrado con creces, en múltiples medallas continentales como los dos oros de Madrid 2004, así como en Mundiales de piscina corta. Descanse en paz.