Fabian Beneito: “En el CrossFit soy el uno, en las motos me quedaba a las puertas”

Fabian Beneito Sellés (1996, Xátiva, Valencia) es uno de los nombres propios del CrossFit a nivel, no solo nacional, sino internacional. Viene de su mejor año a nivel profesional en 2023, de disputar sus primeros CrossFit Games, y en última instancia, de un cuarto puesto en la Dubái Championship. Después de todo ello, recibe a AS en su casa, en CrossFit Alzira, el box del que es propietario, y su búnker antes de las competiciones cuando no se encuentra trabajando en Zarauz junto al resto del equipo de Training Culture.

Lo primero... antes del CrossFit competía en motocross, ¿qué le llevó a cambiar?

Desde los tres años estoy en el mundo del deporte. El motocross fue una época bastante frustrante, de atleta frustrado que se dice, más que nada porque económicamente mis padres no podían llegar a pagar ese gasto de poder destacar en el mundo del motocross, y entonces tuvimos que dejarlo por problemas económicos. Entonces me apunté a un gimnasio convencional, a hacer body pump, ejercicios para pasarlo bien, para tener horas ocupadas en el día, y eso me llevó a hacer alguna carrera de obstáculos, una Spartan Race, una Iberian que por aquí por Valencia se hacen muchas, y eso me gustó; y en el gimnasio en el que estaba, montaron un box de CrossFit que yo no sabía ni lo que era. Me apunté allí, y el primer día que entré a hacer sentadillas, tenía ya las piernas fuertes, creo que fui uno de los que más levantó.

En redes se le critica mucho al CrossFit, ¿por qué?

Es una cosa que me gustaría preguntarle a esa gente que nos critica, porque creo que es siempre de ellos hacia nosotros. En mi caso, y en el de los atletas que conozco, nos gusta ver a un calisténico hacerlo bien, ver a un powerlifter levantar tanto peso, nos gusta ver un bodybuilder estar tan grande. A nosotros nos fascina eso, y cuando es al contrario, recibimos muchas críticas, algo a lo que no hacemos mucho caso, porque es nuestro deporte y sabemos que es diferente, y creo que es porque nosotros somos más aptos que ellos en muchos aspectos. Nosotros podemos hacer, a un nivel muy bajo, la calistenia, el powerlifting, el culturismo; pero ellos, a un nivel muy bajo, no pueden hacer CrossFit. Les tenemos un gran respeto, porque sabemos lo que cuesta. Creo que se deberían de replantear la visión que tenemos hacia ellos y que cambiase así la suya.

Quizás por el tema de las repeticiones y el movimiento...

Yo creo que es, por ejemplo, que en la calistenia es todo más estricto, y cuando ven en CrossFit una dominada con un butterfly, que es otro ejercicio distinto a una dominada estricta, creo que el movimiento les hace gracia como tal, pero es curioso porque todos los que lo intentan hacer, no saben. Lleva también su técnica. Nosotros, en cambio, hay muchos movimientos que sí lo intentamos hacer como en calistenia para mejorar en lo nuestro. Es algo que se tendría que mirar.

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¿Cómo definiría el CrossFit?

Decir que es un estilo de vida ya suena muy a tópico. Ahora mismo, para mí, es mi trabajo, es mi forma de evadirme de todo, y un deporte tan completo que creo que es lo que de verdad me llena del CrossFit. Que un día termines destrozado sin tocar una barra de halterofilia, otro día acabes destrozado solamente con la barra de halterofilia... Puede ser un estilo de vida, pero ya ha pasado a un nivel superior en mi caso.

¿Se puede vivir del CrossFit?

Yo ahora mismo sí puedo vivir del CrossFit gracias a mis patrocinadores, que se portan genial conmigo, a The Fittest Managers, a mi representante, Luiscar. Sí que es verdad que hemos dado una vuelta completa a esto. Cuando terminó la cuarentena, me reuní con ellos. Los patrocinadores estaban muy acostumbrados a contactar contigo, darte unas camisetas, tú estabas contento y ya, pero eso ha pasado a un segundo plano. Yo lo que necesito es poder pagarme los viajes, la inscripción de competir, y ellos me ayudan. Hoy en día, tengo un sueldo perfectamente para poder vivir del CrossFit. Lo único que hago es entrenar.

¿Cómo se siente después de haber ganado el Open, en Dubái...?

Es el primer deporte en el que puedo decir que soy el número uno, porque en las motos siempre me he quedado a las puertas de ganar, y mi madre me decía: ‘Cariño, es que siempre eres el segundón’, y yo eso lo tenía como clavado. Entonces, ahora, cuando estoy en mi casa, es como: ‘Mira mamá, llevo cuatro años siendo el número 1...’. Ser relevante es emocionante. Estoy muy orgulloso porque, para que me igualen, más o menos tienen que pasar otros cuatro o cinco años, y es más difícil que una persona gane otros cinco años, otra vez. Es algo complicado que alguien me bata. Es flipante. No me lo esperaba para nada...

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El CrossFit sigue creciendo a pasos agigantados, ¿cuándo podrá ser considerado como lo que es, como un deporte?

El CrossFit es una empresa privada de Estados Unidos, y creo que, a raíz de ahí, nosotros podemos hacer poco. Pero sí que creo que no es una moda como dicen. Creo que cada vez va a más y que la gente se da cuenta de que hay resultados en forma de salud. Yo soy consciente de lo que yo hago, y de lo que mis compañeros hacen, que no es saludable. Pero envidio a esa gente que viene al box, con la mochila, sonriendo, hace su calentamiento, su parte de fuerza, su WOD, muy destrozado, y lo nota en su día a día. Eso es bonito. Para que llegue a considerarse deporte también dependerá de los medios de comunicación, que lo consideren así, y poco a poco se está viendo. También se ve con las diferentes competiciones que hay, como la Madrid Championship, las que hay aquí en Valencia, en Cataluña... Sí que puede llegar a ser muy grande.

¿Y los Juegos Olímpicos?

Yo creo que no. Mucha gente dice que sí, pero creo que no porque alberga muchas disciplinas o deportes que ya lo son, como la halterofilia, el atletismo, la natación, que ya son deportes olímpicos... Entonces, en mi cabeza no entra que pueda llegar a ser un deporte olímpico, pero sí que sea mejor considerado, pero deporte olímpico no creo que lo vaya a ser nunca.

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Estuvo en 2023 en los CrossFit Games... ¿cómo fue su experiencia?

La verdad que fue plenamente enriquecedora. Yo tenía miedo a volver y decir: ‘He ido a los Games y no he disfrutado, me ha faltado esto...’. Ha sido totalmente diferente, ya desde el momento en el que me clasifiqué en Berlín, he disfrutado todo el proceso de esos dos meses de preparación, esos altibajos, irme con la bicicleta pronto para ir a entrenar, irme a nadar... Lo he disfrutado desde el primer momento. Y cuando regresamos a España sí que fue un golpe de realidad, pero vine muy satisfecho con el disfrute del momento. Me quedo con eso. Fue épico... considerarte un atleta de la élite... Sara, mi pareja, me ayudó mucho psicológicamente. Sé que desde el primer momento luché por estar allí delante, pelear con ellos, y nadie me dijo nada de que fuese mi primer año. Así que fue épico.

Tuvo un momento de ir por delante en una de las pruebas en bicicleta... ¿le ayudó tu experiencia en motocross?

Totalmente. En la prueba de la bicicleta yo sabía que todo el mundo se iba a ir hacia el interior, y yo antes, cuando era piloto de motocross, ibas por fuera y adelantabas un montón, y eso hice. Me puse primero en dos curvas... Sí que es verdad que sabía que había un tramo de correr muy largo que fue lo que me penalizó, pero si llega a ser solo bicicleta habría peleado por estar entre los primeros. Como anécdota... tengo un amigo que me decía que en el primer evento tenía que ponerme primero para luego tener la foto, y ya la tengo, así que siempre se lo recuerdo. Fue muy divertido.

Cada año parece haber pruebas más difíciles que el anterior... ¿hasta dónde llegaremos?

Eso no me gusta. Creo que puedes poner habilidades nuevas, pero sin pasarse. Creo que hay un límite que, aunque no lo hemos rebasado, sí que llegas cada año pensando en qué ejercicio van a poner nuevo, cuántas horas más tengo que estar en el box practicándolo... Creo que hay un punto de espectáculo que necesitan tener, que esté a la orden del día, que la gente flipe... Quieren hacer pruebas que nadie antes haya hecho para ser los pioneros. Como anécdota te diré que en los últimos CrossFit Games hubo pruebas con menores distancias de las que se decía para que fueran imposibles de batir por una persona en un box, para convertirles en superhéroes.

Hace nada fue la Dubái Championship, a la que llegaba como vigente campeón. ¿Sintió mucha presión?

Sí, sentí un nivel de presión al tener que hacerlo bien, rendir, porque cuando gané en 2022 se acercó a mí el jeque que lo organiza y me dijo: ‘Pensaba que eras una persona de clasificaciones, pero me has demostrado que no, a ver si el año que viene me demuestras lo mismo’. Te dicen eso y tú te vas creando tus paranoias... Mejorarlo es imposible, e igualarlo es muy difícil, pero sí he conseguido mantenerme ahí.

También juegan un papel importante las condiciones meteorológicas, ¿tuvo que cambiar algo en su preparación para el clima en Dubái?

Para Dubái no. Antes de las competiciones suelo venir a Valencia desde País Vasco para estar con la familia, prepararme aquí, y ya volar desde aquí. Para los Games, sí que necesitamos hacer cambios. Allí en el País Vasco en verano hacía 18-20ºC, y aquí hacía 40ºC, que era la temperatura que hacía en Madison, en Estados Unidos. Fue una buena elección por parte de mi pareja Sara y mía venir a entrenar antes a Valencia.

Allí en País Vasco trabaja con la programación de Training Culture, comparte box con Aniol Ekai, con Pablo Cazalis, Mike, Alex... ¿qué es para usted Training Culture?

A parte de ser una programación, me han demostrado que son una familia. Quitando los entrenamientos, pasamos mucho tiempo juntos, quedamos fuera, jugamos al padel, quedamos a cenar. Es más la familia que se ha creado allí de animarnos entre nosotros que el entrenamiento en sí. Tenemos con nosotros a nuestro coach Mike, que es la cabeza pensante de todo, y no hay nadie mejor en el panorama europeo e internacional.

Nos hablaba antes de Sara, quien también compite en CrossFit. ¿Cuándo les veremos competir juntos?

Ya hemos competido antes juntos, hemos hecho un par o tres competiciones, y ganamos dos de ellas y la otra quedamos segundos; y ahora en febrero tenemos una en León a la que iremos también juntos, y competir con ella es la mayor suerte del mundo, porque compartimos todo... compartimos 24 horas juntos, todos los días de la semana menos las pocas horitas que trabaja. A veces no hace falta que entrenemos juntos para conocernos tan bien. Hacer todo eso con tu pareja es una gran suerte. Soy súper feliz.

Ahora llega el Woodapalooza...

Un objetivo exigente sería hacer Top-5. Me gustaría llegar a ello. Tuve que rechazar participar a nivel individual por problemas del hombro, que no quiero forzarlo, pero vamos por equipos para divertirnos, voy con Aniol que es una bestia, y con Guillaume Briant, que es otra bestia, y creo que lo podemos hacer bien, lucharemos por el podio. Miami siempre es muy diferente a otras competiciones. Es muy dura.

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Habla de competir a pesar de las lesiones, ¿cómo lo hace?

Para mí una molestia no es una lesión, es un impedimento a poder entrenar al 100%. Cuando competía en motocross, me he lesionado de gravedad, me he roto la rodilla, la clavícula, me he roto las dos muñecas, el tobillo... y he estado parado varios meses. Para mí eso es una lesión grave, pero teniendo una molestia en el hombro, puedes hacer otras cosas. En cómo afecta las competiciones, partimos de que competir es una mierda, tiene varias fases, la de preparación, en la que estás nervioso, no te encuentras bien, no tienes tus mejores sensaciones; luego tienes la parte del viaje, que gracias a Training Culture la estoy disfrutando; luego los días de competición los pasas fatal, competir es muy duro; pero los días y meses de después sientes una satisfacción que compensa todo lo demás. Por eso digo que es un poco complicado porque estamos enganchados a ese dolor, a esa sensación de después, porque sino siento que sino todo el mundo lo dejaría. Porque es lo peor, pero esa sensación se convierte en lo mejor.

En otros deportes se habla de disfrutar practicándolo

Yo disfrutaba cuando competía en motocross, pero yo no disfruto cuando sufro haciendo algo de cardio, lo paso mal... y en la moto tú tienes una sensación de adrenalina, de diversión, de velocidad que creo que es inigualable. Y si lo comparo con el crossFit, esto es un trabajo duro.

¿Qué balance saca de 2023?

2023 ha sido mi mejor año deportivo. Creo que igualarlo va a ser muy difícil, aunque lo voy a intentar, porque considero la victoria de Dubái como parte de este 2023, y fue como el inicio de esa transformación del atleta que era. Luego gané los cuartos de final y conseguí pasar de semifinales como primero de Europa, luego entré en los Games, que era una meta que me llevó a quitarme esa gran mochila que cargaba a la espalda. He peleado mucho, pero la gente no sabe de verdad lo que hay que dejar para ello. Yo tengo un nene, un pequeñín con el que no he podido estar tanto como me hubiera gustado por cumplir mi sueño, el cual se traduce luego en darle una mejor vida, que no le falte de nada. Cuando estoy con él mis entrenamientos bajan porque mi atención es para él. No solo es madrugar y entrenar seis horas... hay muchas cosas que se dejan. Sara y yo nos hemos ido a vivir fuera, no les vemos, entrenamos todo el día... al final dejamos muchas cosas. Mejorar este 2023 va a ser muy difícil, pero sin duda ha marcado un punto y a parte en mi carrera.

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¿Se ha presionado mucho a sí mismo como atleta?

Mi autoexigencia viene por eso del piloto frustrado de motocross. Me he exigido mucho y en ese sentido, el motocross no depende solo de ti, y si la moto no es buena, eso es un problema. En el CrossFit es diferente, porque sé que me he esforzado mucho y salen las cosas. Soy yo mismo, y si fallo sigo siendo yo, y si gano, también sigo siendo yo.

¿Qué le pedimos al 2024?

Ahora tengo una lesión en el hombro que tengo que solucionar. No sé si me voy a tener que operar antes de la temporada o no por plazos para estar al 100%. Así que le pido que, si me tengo que operar, que llegue, y si no me tengo que operar, que aguante; igualar el 2023 sería la hostia, y sobre todo ser feliz como lo soy ahora.

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