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PARÍS 2024

“En los Juegos podemos competir con cualquiera”

El hockey hierba español, con Santiago Deó, María López y Álvaro Iglesias, protagonista de la cuarta entrega de los ‘Encuentros Olímpicos’ de AS.

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“En los Juegos podemos competir con cualquiera”

Si se habla de deportes de equipo con tradición olímpica en España, el hockey hierba seguramente se lleve la palma. En su variante masculina, el deporte de los sticks ha brindado a este país cuatro medallas (tres platas y un bronce) y lleva 17 ediciones de Juegos Olímpicos sin fallar, un récord en el deporte nacional. Las chicas, por su parte, fueron campeonas en Barcelona 1992, hasta la fecha el único equipo femenino español en colgarse un oro olímpico. Ambas Selecciones aseguraron en enero su presencia en París 2024 en el Preolímpico de Valencia, donde sólo Bélgica, tanto en hombres como mujeres, evitó que los RedSticks se llevasen una alegría extra. Pensando en el verano en la capital francesa, tocar metal se antoja como algo complicado, así lo dice el ranking: los chicos son octavos, ellas son séptimas. Pero los protagonistas del hockey nacional ni mucho menos renuncian a soñar en grande.

“Vamos a ir paso a paso, no vendamos la piel del oso antes de cazarlo. Nuestro ranking es el que es, pero, si vienen cosas mejores, bienvenidas serán”, explica Santiago Deó, presidente de la Real Federación Española de Hockey y uno de los participantes de la cuarta entrega de los Encuentros Olímpicos de AS, una serie que se extenderá hasta los próximos Juegos (del 26 de julio al 11 de agosto) y que contará con la presencia de buena parte de los representantes españoles en la cita francesa. Deó estuvo acompañado por los dos capitanes de las Selecciones nacionales, María López y Álvaro Iglesias, que junto con Vicente Jiménez, director de AS, e Iván Molero, redactor de la sección de Más Deporte, charlaron largo y tendido sobre las aspiraciones de este deporte en París. “Tenemos mucha confianza. Si la conseguimos mantener, podemos competir con casi cualquier equipo. Para que algo bueno pueda pasar no tenemos que renunciar a ello”, afirma María López.

“Nuestro ranking es el que es, pero, si vienen cosas mejores, bienvenidas serán”

Santiago Deó, presidente de la RFEH

La líder de las RedSticks afronta los que serán sus terceros Juegos Olímpicos como la gran heroína de Valencia, autora de un golazo en el shoot-out de las semifinales ante Irlanda para certificar el billete a París. En un momento de máxima tensión, jugándose a todo o nada, a María se le ocurrió una vaselina para superar a la guardameta irlandesa. “Fui a tirarlo pensando en que llevaba muchos meses trabajando para eso. No pensé más allá, en qué iba a pasar si lo fallaba o si lo metía. Fui a ver qué salía, y la verdad es que fue muy bien”, cuenta la asturiana de 33 años, santo y seña del Club de Campo Villa de Madrid. “Todo eso ya está asimilado. Ahora lo que me apetece es volver a entrenar. Van a ser seis meses de trabajo durísimo, habrá momentos de bajón, pero tenemos la ilusión de disputar unos Juegos. Merecerá la pena”.

Vicente Jiménez, Iván Molero, Álvaro Iglesias, María López y Santiago Deó en los Encuentros Olímpicos de AS.
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Vicente Jiménez, Iván Molero, Álvaro Iglesias, María López y Santiago Deó en los Encuentros Olímpicos de AS.INMA FLORESDiarioAS

La situación fue similar para la Selección masculina, que también se jugó todo a una carta en semifinales, ante Irlanda precisamente. No agonizaron tanto, eso sí, y abrocharon el triunfo en el tiempo reglamentario. Sobre ellos pesaban las 16 participaciones consecutivas, sin fallar desde Roma 1960, aunque se aislaron de este dato. “Yo me acabo de enterar de los 17 Juegos seguidos, no era una mochila. Cada jugador ya tenía sus propias ganas de llegar al objetivo”, cuenta Álvaro Iglesias, también protagonista en el Club de Campo Villa de Madrid, sobre un bloque joven pero que cumplió con la primera meta establecida. “Sólo cuatro chicos en el equipo habíamos sido olímpicos, por lo que muchos estarán en sus primeros Juegos y la alegría es muy grande. Muchos lloraron al conseguirlo, yo mismo lloré. Sé el trabajo que hay detrás y lo bonito que es. No había presión como tal, sí que era un contexto difícil que sacamos adelante”, relata el madrileño de 33 años, que también disputará sus terceros Juegos Olímpicos.

Cambios de ciclo

Ambas Selecciones se vieron obligadas a dar un cambio de rumbo después de los Juegos de Tokio, donde las medallas se vieron de lejos (séptimas las mujeres, octavos los hombres). Max Caldas sustituyó a Fred Soyez tras la cita de Japón como seleccionador, y Carlos García Cuenca tomó el pasado mes de octubre las riendas de un equipo femenino que cerró su ciclo junto a Adrian Lock, el cual duró una década. “Tomamos una decisión que no fue fácil, pero creíamos que era necesario. En la vida todo tiene un ciclo y creímos en ese momento que el ciclo había acabado”, detalla Santiago Deó sobre unos cambios que ya han surtido efecto.

“Tomamos una decisión que no fue fácil, pero creíamos que era necesario. En la vida todo tiene un ciclo y creímos en ese momento que el ciclo había acabado”

Santiago Deó, presidente de la RFEH

“Desde que llegó Max, jugamos todos los partidos focalizados en nosotros. Jugamos de tú a tú, sabiendo que quizás tienen mejor ranking y que son mejores. Pero esa esencia nos ha hecho mejorar a grandes pasos. El equipo es cada vez más maduro, me sorprende la madurez que tenemos, por ejemplo ante Irlanda con el contexto que teníamos”, cuenta Iglesias, que juega con un cruzado roto que no se operó para llegar a Tokio. “El cambio de seleccionador nos ha venido bien. Ha sabido detectar fallos que teníamos aunque ha mantenido muchas cosas. Él ya había estado con nosotras más de un año como asistente, eso fue positivo. Nos conocía a todas y la manera en la que trabajábamos, por lo que metió pequeños cambios pero sin desestabilizar al grupo”, añade una ilusionada María.

GEsa unión de la que habla la capitana de las RedSticks es fundamental en la RFEH, en la que hay mucha tradición familiar (por ejemplo, la hermana de Álvaro, Belén, también juega en la Selección, y su padre fue olímpico en Barcelona). Otro ejemplo de la piña que hay en la Selección, en este caso la masculina, es una costumbre que han adoptado en los últimos torneos: vivir todos juntos en unos apartamentos en lugar de ir a un hotel. “Lo probamos el año pasado en Australia y nos lo pasamos bomba. La unión era brutal, éramos 20 amigos en Australia yendo juntos a todos los sitios”, cuenta Iglesias sobre una práctica que no dudaron en repetir para el Preolímpico. “Fuimos a unos apartamentos en primera línea de playa, y es que ahí somos felices. Es la comodidad de que parece que estás en tu casa, una gran idea que viene bien para desconectar”. Haciendo de la piña una de sus virtudes, los dos equipos de los RedSticks encaran París sin complejos, en una tendencia creciente y, por qué no, soñando en grande.