Elena Ruiz, la heredera
La jugadora del CN Sabadell, el próximo curso del CN Sant Andreu, es la más joven del equipo y, a sus 18 años, solo le falta una medalla en unos Mundiales para su colección.
Tiene 18 años y ya es campeona de Europa de clubes con el CN Sabadell (2022), plata olímpica en los Juegos de Tokio (2021), campeona de Europa de selecciones (2022), campeona de la World League (2022) y, ahora, busca redondear su palmarés en estos Mundiales de Natación de Fukuoka en los que este lunes liderará también a la Selección femenina ante Hungría (12:30, Teledeporte). Elena Ruiz es un portento del waterpolo que ya acudió a Tokio con apenas 16 años, pero su descaro, lanzamiento y sus condiciones físicas convencieron rápidamente a Miki Oca. “Fue una experiencia increíble. Este año ha empezado a creerme que estuve en los Juegos, allí, junto a mis referentes”, comenta ahora a las puertas de otro partido trascendental.
Elena Ruiz fue la primera jugadora de una nueva generación que poco a poco se abre pase entre el ya legendario equipo que lleva copando los podios de forma ininterrumpida desde los Juegos de Londres de 2012. A las supervivientes Anni Espar, Pili Peña, Maica García y Laura Ester se le han ido añadiendo talento de otras generaciones, de Bea Ortiz a Paula Leitón, pero ahora emerge una generación que de niñas disfrutaron con los primeros éxitos de las guerreras. Elena Ruiz es el principal exponente al que acompañan Cristina Nogué (2003), Nona Pérez (2003), Paula Camus (2002), Ariadna Ruiz (2002) y Martina Terré (2002). Todas ellas se han incorporado tras Tokio: “Era la pequeña, pero ahora sumos muchas más. Hemos cambiado solo en eso, pero seguimos en la misma línea de trabajo”.
Goleadora empedernida, Ruiz empezó a jugar a waterpolo en el CN Rubí, donde su madre había sido una de las primeras integrantes de la selección femenina de waterpolo. Su hermana Ariadna, dos años mayor, le arrastró a un deporte que desde el comienzo vio que se le daba muy bien: “Empecé con siete años y a medida que crecía y me subían de categorías vi que destacaba más que el resto”, cuenta. Su padre jugaba a baloncesto pero sus hijas tiraron por su madre, apasionada del agua. El mestizado en la familia de Ruiz es curioso: sus abuelos nacieron en Madrid, País Vasco, Cataluña y Andalucía.
Quizás por esa intinerancia, a la waterpolista le da también por cambiar de club con asiduidad. Del CN Rubí pasó al CN Sabadell, con el que lo ha ganado todo, y ahora a partir de la próxima temporada formará parte del nuevo proyecto, “joven y ambicioso”, del CN Sant Andreu. Elena se volverá a juntar con Ariadna: “Busco mejorar personalmente y aportar todo al equipo. Me motiva bastante”. Este curso Ruiz tuvo que dejar la carrera de Enfermería (su madre es enfermera y su padre veterinario) y empezará Ciencias de la Actividad Física y del Deporte a partir de siempre. “Quiero seguir compitiendo todo lo que pueda, todo lo que he ganado ya es pasado, hay que mirar hacia adelante”, subraya.
Y mirar hacia adelante es hacerlo a Fukuoka y a estos Mundiales donde España busca repetir su mejor éxito, el oro logrado en Barcelona 2013, hace diez años, cuando Elena Ruiz tenía apenas ocho y empezaba a descubrir el waterpolo: “De pequeña, mí ídolo era Jennifer Pareja. Luego Anni Espar, Bea Ortiz... Ella demás es de Rubí, estaba en el club y era divertido entrenar juntas las pocas veces que me tocó. También están Maica, Pili... Adoraba a todas”, confiesa. Ahora todas la adoran a ella. Las guerreras necesitan los goles de Elena Ruiz, la heredera.