El waterpolo, sobre Rubiales: “Me sentiría impotente, triste y utilizada”
La Selección femenina, también campeona del mundo y con diez podios internacionales, nunca vivió una situación así: “Sentiría que no se me respeta como mujer y deportista”.
La Selección femenina de waterpolo, campeona del mundo en 2013 y ganadora de hasta diez medallas internacionales desde 2008, arranca ahora la nueva temporada sin poder esquivar el éxito del fútbol femenino y todo lo ocurrido en la entrega de medallas en Sidney. Una situación de euforia que todas ellas han vivido en sus carnes alrededor del mundo, ya sea en los Juegos de Londres como en los de Tokio, pasando por las Picornell de Barcelona o recientemente en Fukuoka (Japón). “Nunca nos hemos encontrado con algo así”, cuentan al unísono tres integrantes de la actual plantilla.
Laura Ester, la icónica guardameta que ha estado presente en todos los éxitos, reconoce que “por suerte, nunca me he encontrado con nada similar ni espero tener que encontrarme en esa situación”. E imagina ponerse en la piel de Jennifer Hermoso: “La situación que ha ocurrido en la entrega de medallas del Mundial de fútbol me parece una falta de respeto hacia la jugadora, totalmente fuera de lugar, que no debería ocurrir nunca y que ha quitado el foco a las protagonistas de verdad que han sido ellas, las campeonas del mundo. Hasta que no te encuentres en la situación es difícil saber cómo reaccionarías o te sentirías, pero sentiría que no se me respeta como mujer y deportista. Es una situación que no debería de vivir ninguna persona”.
Ahora la titularidad en la meta la ocupa la jovencísima Martina Terré, de otra generación, quien también destaca que “nunca viví algo así en una celebración o entrega de medallas”. Terré intenta empatizar con la situación primero: “Hay dos maneras de cómo puede ocurrir. Si realmente hubiera sido sin querer, un roce, nadie quería hacerlo, fuera inesperado, creo que no pasaría nada”. Pero, por las imágenes y después por las declaraciones, el beso de Rubiales a Hermoso tiene que ver más con su segunda reflexión: “Si es una acción intencionada solo por una parte, me sentiría una marioneta, utilizada. Entiendo que la euforia te puede llevar a hacer cosas inesperadas, pero no tienes que hacer nada que haga sentir mal a la otra persona ni tampoco hacer sentir que ha sido utilizada”.
Maica García, la boya de la Selección y presente también desde 2008, apunta que “nunca he vivido una situación así”. No quiere dar más detalles la internacional, la más radical con el acto de Rubiales: “Me parece una situación detestable, no se puede permitir eso. Personalmente me sentiría impotente y a la vez triste, esto no se debe perdonar. Se debe castigar este tipo de comportamiento tanto en celebraciones como fuera de ellas, somos personas y se nos debe respetar, no hay excusas”. También se une Anni Espar, otra de las jugadoras de más talento y trayectoria, que ha jugado en Estados Unidos y Australia: “No me gusta juzgar, pero me cuesta creer que puedan pasar cosas así hoy en día. Eneucnetro que está fuera de lugar pese a la emoción del momento”.