El salto de Txell Mas: del Olimpo a la ‘peregrina’ Andrea Fuentes
La capitana española aún saborea el bronce de París 2024, que logró tras solo cuatro meses como saltadora. Y espera a la nueva seleccionadora, con quien completó el Camino de Santiago.
Dos Mundiales -uno de ellos, además, hacía las veces de Preolímpico-, un Europeo y los Juegos. Todo en un año. Por si las exigencias del equipo español de natación artística no fueran mayúsculas, su capitana le añadió uno más. Tuvo cuatro meses, entre la clasificación para París 2024 y la competición en el Centro Acuático de Saint Denis, para aprender a hacer de saltadora en la nueva rutina acrobática. Txell Mas no solo lo logró, sino que contribuyó decisivamente a un bronce, el primer podio olímpico en 12 años, que a la postre conllevó el fin de ciclo de Mayuko Fujiki y el retorno, inminente ya, de Andrea Fuentes, ahora como seleccionadora.
“Hemos visto lo que Andrea ha hecho con Estados Unidos, un trabajo increíble y envidiable, y lo quiero ver de primera mano”, proclama Mas, en conversación con AS durante el acto del 40º aniversario de la firma de nutrición deportiva Nutrisport, celebrado en el Estadi Olímpic de Montjuïc. De la nada creó Fuentes un equipo que en París se acabó colgando la plata. “Cuando yo llegué al CAR de Sant Cugat, en 2011, Andrea aún estaba, quedaba un año para los Juegos de Londres. Compartimos cerca de 18 meses e hicimos juntas el Camino de Santiago; la recuerdo con mucho cariño porque yo era nueva y me acogió súper bien”, explica.
“Se cerrará el círculo”
En aquel peregrinaje de octubre de 2011 desde Villafranca del Bierzo (León) hasta la catedral, para hacer piña y para pedirle al Apóstol dos medallas olímpicas que acabarían conquistando, no solo estaba una jovencísima Mas, de 16 años, sino que asimismo Gemma Mengual, Ona Carbonell, Anna Tarrés… Y el exgimnasta olímpico Víctor Cano, pareja de Fuentes y que también regresa desde los Estados Unidos para ayudar al combinado español, sobre todo en el ejercicio acrobático. “Me hace mucha ilusión que él también venga, porque fue mi primer preparador físico en el CAR”, apunta la capitana, quien rubrica: “Se cerrará el círculo”.
Sobre la ya exseleccionadora, celebra Mas que pudieran despedirse con una sencilla pero emotiva reunión, el pasado septiembre. “Fue un momento para disfrutar todos juntos, el equipo y mucha gente que trabaja en el CAR y nos ayuda. Con Mayu tenemos muy buena relación, estoy muy contenta de que pueda iniciar una nueva etapa”, afirma. Y apostilla: “A nosotras nos toca seguir con nuestros objetivos”.
Pero antes, cómo no, sigue el equipo español saboreando el bronce olímpico del pasado agosto. “Fue un instante espectacular. Era una medalla que personalmente había soñado mucho, después de que en 2016 no nos clasificáramos para Rio, de que en Tokio se alargara un año la agonía para llegar y una vez allí estuviéramos sin público”, enumera. Y abunda: “En París, al estar cerca, pudimos contar con nuestras familias y amigos, para celebrar una medalla que cerró una época. La necesitábamos y nos merecíamos vivir ese momento, aún se me pone la piel de gallina al recordarlo”, reconoce.
“No había saltado nunca”
Porque si alguien tuvo que preparar con más ahínco los Juegos fue Mas, quien tuvo que emplearse más a fondo que nadie ya que, después de los Mundiales de febrero en Doha, se le adjudicó el rol de saltadora en la rutina acrobática. “No había saltado nunca, fue todo un reto personal. Y, encima, me fracturé una costilla y tuve que parar mes y medio”, rememora la catalana, que se repartió toda la primavera entre la piscina habitual, el gimnasio y la pileta de saltos.
“Por si no nos entrenáramos ya lo suficiente, tuve que hacer muchas horas extra, porque necesitaba confiar en que podía lograrlo”, analiza la nadadora, quien se muestra “muy agradecida” a Adrià Alonso, entrenador de gimnasia artística, a la segunda entrenadora del equipo de natación artística, Judit Requena, y a su psicóloga -su colega, en realidad, ya que ella también es licenciada en Psicología-, “que me ayudó enormemente, con la visualización y otras técnicas, a estar preparada para el instante de la competición”.
No cree Mas, en cualquier caso, que vaya a proseguir como saltadora: “No lo sabemos, pero entiendo que apostarán por chicas jóvenes ahora que hay tiempo para formarlas y que tengan mucho más recorrido que el mío. Yo no lo quiero dejar ahora por nada del mundo, pero una chica de 18 años seguramente tendrá más proyección. De todos modos, es solo una suposición, no sé qué harán”, matiza.
Objetivos a corto plazo
A la espera de la llegada de Andrea Fuentes al equipo, prevista para la próxima semana, Mas y el resto de las nadadoras artísticas retomaron los entrenamientos el pasado día 16, después de nueve semanas de vacaciones. “Hemos estado el mismo tiempo sin entrenarnos que durante la pandemia”, aprecia la capitana, quien destaca que “era muy necesario a nivel mental desconectar y a nivel físico para recuperar, porque había sido un año muy duro. Las fiestas de Navidad, por ejemplo, nos las pasamos entrenando sin ninguna tregua. Ahora tenemos muchas ganas e ilusión por comenzar la nueva temporada”.
Y esa ilusión, ¿hasta cuándo perdurará? ¿Se plantea un ciclo olímpico completo hasta Los Ángeles 2028? ¿Más allá incluso? Responde Txell Mas: “Llevo casi 14 años en el CAR y siempre he ido año a año, objetivo a objetivo. Gracias a eso he llegado hasta aquí. No sabes lo que te puede pasar, a ti o a tu entorno, como para pensar en grandes objetivos. Me gusta ir poco a poco, a corto plazo”. Y el corto plazo se llama Andrea Fuentes, su compañera en el Camino de Santiago.
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