PATINAJE DE VELOCIDAD SOBRE HIELO
El pionero del hielo
Nil Llop apunta a ser en 2026 el primer olímpico español en patinaje de velocidad y desvela: “Mi accidente me hizo saber lo que es el trabajo y la constancia”.
Nil Llop Izquierdo (20-9-2002, El Prat de Llobregat) es la gran esperanza del patinaje de velocidad en hielo y aspira a ser el primer español en clasificarse en esta disciplina para unos Juegos. A sus 20 años, avanza con una celeridad sólo comparable a la rapidez con la que vuela en la pista. Empezó a los cuatro años sobre ruedas y en 2012 surgió la opción de probar otra especialidad. “Fue un proyecto de la federación de transición de ruedas al hielo, deporte olímpico y uno de mis sueños es ir a los Juegos. Empecé en short track con diez años, pero era muy lesivo y pasé a la pista larga”, dice a AS antes de puntualizar que aún los combina: “De octubre a marzo me dedico al hielo y el resto del año a la temporada de ruedas”.
Llop rozó los Juegos de Pekín al quedarse como primer reserva en 500 metros y segundo en 1.000. “Fue duro, sobre todo porque no sé muy bien lo que pasó. Toqué un cono en la última prueba y me eliminaron tras un buen tiempo. Me quedé como suplente y no pude ir. Fue difícil de sobrellevar pero me he centrado en trabajar muy duro para llegar al 100% a Milán Cortina 2026″. En diciembre logró un doble récord de España en 24 horas, en Vancouver (Canadá). En 500 hizo 34.520, 0.452 mejor que su anterior marca; y en 1.000, 1:08:324. Y en su primer Europeo (enero en Noruega) fue 7º siendo el más joven: “Mi avance es muy bueno en el último año. Estoy creciendo rápido y la actuación del Europeo fue un gran resultado”.
El patinador, que tiene una Beca Podium de Telefónica, vive en Alemania. “Este deporte es muy difícil en España, simplemente poder practicarlo. Empezamos con stage de semana-diez días con la Federación Internacional, un proyecto creado para deportistas sin instalaciones como nosotros. Íbamos creciendo y necesitábamos más horas de entrenamiento y la única manera era irse fuera durante los meses de competición. Estuve dos años viviendo cuatro meses por año en Países Bajos y ahora estoy en Insell (pueblo alemán al sur de Baviera). Siento y sé que sin ese paso no habríamos podido llegar a nada”.
¿Y cómo es su vida allí junto a otros siete deportistas españoles? “La gente vive y casi duerme en el hielo, le echan muchas horas. La Federación nos dio la oportunidad de vivir en un país donde las instalaciones son perfectas y estoy muy agradecido. Tenemos dos casas, una de chicos y otra de chicas, pero cocinamos y pasamos el día juntos, y con un tutor. Sabemos que cuesta mucho dinero y por eso estamos centrados en la preparación. Un día estándar es entrenar, comer, estudiar (hace un ciclo de grado superior de acondicionamiento físico vía online con una universidad de Madrid), volver a entrenar, cenar y descansar. Y también hay una sesión diaria de ejercicios más técnicos”.
Los Juegos de 2026 son el gran objetivo pero antes hay citas como la Copa del Mundo o el Mundial (2-5 de marzo en Países Bajos). “Soy realista. Estarán los mejores pero mi sueño es un Top 10″, dice antes de ‘revelar’ dónde está su gran mejora: “Vamos a velocidades muy altas (60 km por hora), las curvas no son excesivamente grandes y hay que hacer mucha presión en las piernas para aguantar. Soy un poquito cagón (ríe) y es una de las cosas que tengo que seguir trabajando para apurar más las curvas. Poco a poco junto con mi equipo me voy sintiendo más suelto y cómodo”.
Nil apunta alto, entre otras cosas por una fuerza mental que surgió de un tremendo accidente con 15 años, en junio de 2018: “Entrenaba para el Europeo sobre ruedas y se me cruzó un niño pequeño en contradirección en una curva muy estrecha. Intenté esquivarlo y me choqué contra un árbol. Me fracturé la mandíbula por cuatro sitios, el pómulo, las manos, el tobillo... Los médicos me dijeron que sería difícil volver a patinar porque las lesiones eran muy grandes pero tenía claro que me recuperaría... y rápido. Creía que no caminaría hasta ocho meses después y al cumplir ese plazo con mucho trabajo, dedicación y sufrimiento estaba en los World Roller Games (Juegos Mundiales de ruedas) de Barcelona (logró tres medallas júnior: oro, plata y bronce). Lo que saco de positivo del accidente es que me ayudó a formarme como deportista y persona. Ahora valoro mucho más las cosas, sé qué es el sacrificio y la constancia”.