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UFC

El pasado neonazi de Sean Strickland

El estadounidense venció a Israel Adesanya en el UFC 293 y se proclamó campeón del peso medio. El abuso infantil y la influencia supremacista de su abuelo, lo llevaron por el mal camino durante años.

Sean Strickland después de vencer a Israel Adesanya en el UFC 293.
DAN HIMBRECHTSEFE

Sean Strickland sorprendió al mundo al arrebatarle el cinturón del peso medio a Israel Adesanya en el UFC 293 hace menos de una semana. El estadounidense es un peleador polémico que siempre tiene algo que decir y suele ser un comentario fuera de lugar. Reveló que tuvo una infancia muy difícil, rodeada de abusos, con un padre alcohólico y un abuelo supremacista. Strickland pasó por una etapa neonazi durante su juventud y las MMA le salvaron de la mala vida.

El abuso infantil golpeó la vida de Sean Strickland desde que nació. Su padre era alcohólico y maltratador psicológico. “Navidad en mi casa era feliz, pero solo durante la hora que mis padres tardaban en emborracharse y empezar con los golpes e insultos. Siempre bromeo diciendo que, si puedes esquivar una botella de cerveza, puedes esquivar un puñetazo”, comentó el estadounidense en una de las ruedas de prensa previas al encuentro. Y, por si fuese poco, su abuelo, al que idolatraba cuando era un niño, le inculcó el supremacismo blanco. “Mi abuelo era como un gran pedazo de mierda. Cuando eres un niño, no ves eso, la adoración a los héroes. Él simplemente me llenó la cabeza con cosas locas. Era realmente racista, así que gravité hacia eso. Me sentía tan bien odiando a alguien, pero eso arruinó mi vida”, explicó el nuevo campeón.

El ambiente en casa y la influencia de su abuelo perjudicaron a Strickland durante su desarrollo. “Pasé por una extraña fase neonazi y supremacista blanca cuando era más joven y me echaron de la escuela por crímenes de odio. Siempre estaba enfadado y tenía muchas influencias jodidas en mi vida, así que me sentía bien odiando algo. Caminaba por la calle con un cuchillo o una piedra con la esperanza matar a alguien”, confesó el estadounidense.

El deporte salvó a Strickland de ir a prisión y le cambió la vida. “Estás en séptimo grado hablando de nazis y ni siquiera sabes qué diablos significa eso. Pero lo escuchas de alguien a quien admiras y esa identidad me consumió. Luego te das cuenta de que cuando eres racista no avanzas en la vida”, relata el peleador. Cuando se apuntó al gimnasio y descubrió las MMA, su vida dio un giro radical para mejor. Su mentalidad cambió y mejoró como persona. “Recuerdo la primera vez que entré al gimnasio. Era un niño y toda mi ira desapareció. Fue la primera vez en mi vida que sentí felicidad. A partir de ahí, quedé enganchado. Si no fuera por esto, probablemente habría terminado en una celda de prisión”, contó Sean.

A pesar del cambio de mentalidad y la mejora en la vida y la conducta de Strickland, sigue haciendo comentarios que, muchas veces, están fuera de lugar. El cara a cara con Israel Adesanya previo al UFC 293 fue muy tenso debido a los muchos insultos y ataques que el estadounidense lanzó al nigeriano y su entorno, llegando a referenciar a un amigo fallecido suyo. Cuando Strickland estalló en lágrimas al ceñirse el cinturón de campeón, Adesanya se acercó a reconocerle el mérito, pero también le dijo algunas palabras: “Nunca bromees sobre mi familia hermano. Nunca metería a tu familia en esto, así que no metas a la mía, por favor”. Ambos se abrazaron y mostraron respeto después de eso.