El Mundial de rugby: un negocio bien engrasado
A falta de las audiencias totales del evento, los datos de varios teleoperadores, entradas vendidas y redes sociales pintan un modelo de éxito.
El Mundial de rugby es un negocio muy lucrativo, tanto para World Rugby como para los países que lo organizan y los medios que lo cubren. O al menos eso dicen los números. El impacto en el país sede, según un estudio de MI Associates publicado en 2020, se sitúa en el entorno de los 3.300 millones de euros, con un gasto atribuido a las aficiones visitantes de unos 1.250 millones. Básicamente es el pan de la Federación Internacional, que tiene ahí la fuente de los cerca de 650 millones de euros que, según ella misma, ha invertido en el desarrollo del juego en el ciclo 2020-2023.
A falta de que se publiquen las audiencias totales, las cifras ya ofrecidas por varios teleoperadores y por la propia organización de Francia 2023, edición que concluyó el sábado con la victoria de Sudáfrica, refuerzan una vez más su posición como uno de los eventos deportivos más seguidos, y consolidan el salto cualitativo que se dio en Japón 2019, un asalto definitivo al mercado asiático de la pelota ovalada.
Algo más de 857 millones de espectadores siguieron ese Mundial por televisión, un 26% más que en Inglaterra 2015, que congregó a 678 millones. Y a juzgar por los datos de TF1, el principal canal privado de Francia y uno de los más importantes de Europa, esos guarismos podrían palidecer ante los registrados en el último mes y medio. Solo el partido inaugural, que enfrentó a los anfitriones franceses contra los All Blacks neozelandeses, congregó a 15,6 millones de locales (con una cuota de pantalla del 65% y un pico de 17 millones) frente al televisor. Entre todas sus retransmisiones, se alcanzaron los 164,5 millones. TF1 cerró el tercer cuarto del año, que incluye septiembre, el primer mes de competición en el Mundial, con un crecimiento de un 9,7% en sus ingresos publicitarios respecto al mismo periodo del año anterior, hasta alcanzar los 350 millones de euros, algo que la propia organización ha atribuido en gran medida a esta cita.
En el mercado anglosajón, Virgin Media Television, que tenía los derechos para Irlanda, anunció la semana pasada que la derrota irlandesa en cuartos de final ante Nueva Zelanda atrajo una media de cerca de 1,4 millones de televidentes en un país con cinco millones de habitantes, con una cuota de pantalla del 78%. Fue la retransmisión más vista en los 25 años de historia de la empresa. Por supuesto también fue lo más visto del año en la televisión local. ¿Lo segundo? El choque de fase de grupos ante Sudáfrica emitido por RTÉ, el servicio público.
Estadios y fan zones llenas
Salvo en algún partido menor de la fase de grupos, la tendencia en el Mundial ha sido de estadios atestados, hasta el punto de que al principio del torneo las masas expusieron las costuras del sistema de transporte público francés. 1,8 millones de personas vieron en directo los 48 partidos del torneo. Las fan zones, por su parte, fueron visitadas por algo más de un millón de aficionados, más que en ninguna otra edición.
Más de medio millón jugaron al fantasy del Mundial, y los nuevos seguidores en las redes sociales oficiales se cifran en 1,8 millones, con más de 1.000 millones de visualizaciones de contenido. “Nos propusimos hacer del Mundial la fiesta de cumpleaños definitiva de este deporte”, aseguró acerca de los números Bill Beaumont, presidente de World Rugby. Y aunque este Mundial ha planteado cuestiones importantes respecto al formato y al criterio arbitral que deberían preocupar al ente federativo, aunque claramente las del formato no lo hacen (ya se anunció la ampliación a 24 equipos para 2027), en lo que toca a la repercusión y la economía de este evento parece que pueden estar muy tranquilos.
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