El estibador que pinta a los deportistas: “Nadal es garra”
Víctor Jerez, presente en el FID Ciudad de León, ilustra en tiempo real. Es autodidacta y se dedica a ello tras su jornada en el Puerto de Algeciras.
“Las miradas” son lo que más captan la atención de Víctor Jerez, estibador de profesión, pero conocido como ‘el pintor de los deportistas’. “Contienen mucho, dicen mucho”, continúa mientras visualiza cómo retratará a Sandra Sánchez. Habla con AS justo antes de la conferencia de la karateca, la mejor de la historia, en el FID Ciudad de León, donde inmortalizó a todos los ponentes de su séptima edición. De la campeona olímpica a Sergio Maravilla Martínez. De leyenda a leyenda. En todos los casos, en lo que duraron sus charlas. Está nervioso, “muy nervioso”, pero lo canaliza de forma positiva. Le gustan los retos. “Ese gusanillo nunca se va, por muchas veces que lo hagas. Estos momentos son los más tensos, porque nunca sabes qué va a pasar. Al fin y al cabo, lo hago en vivo y me la juego un poco. Dependo de muchos factores y de un tiempo justo. Son nervios buenos, como se suele decir”, asegura.
Víctor trabaja como estibador en el Puerto de Algeciras, donde nació en 1981. Cuando termina su jornada laboral, sin embargo, dedica “el 100%” de su tiempo a la pintura. Es autodidacta y a los 20 años se dio cuenta de que tenía una habilidad. Su vida cambió en 2015. Mientras pintaba en el Torneo Internacional de Polo del Santa María Polo Club, en Sotogrande, su “cuento de hadas” se empezó a escribir. Raúl Sánchez, de la agencia de marketing The Knowmads Hub, quedó prendado de su habilidad y le dijo que le iba a convertir en lo que es ahora. En seis meses, estaba pintando en directo en el Mutua Madrid Open, a pie de pista. “Al lado de Djokovic, Nadal, Murray... de todos los grandes nombres del tenis que nos han dado esta época tan maravillosa”, recuerda. “A partir de ahí, también empecé a pintar a la Selección española, tanto de baloncesto como de fútbol, a Carlos Sainz, a Vettel, a Pau Gasol, etc. Ha sido una locura, unos años frenéticos, pero superbonitos”, celebra.
Su debut, fugaz, le sirvió como aviso. También le multiplicó la confianza. Víctor vive su proceso creativo como un partido, como una carrera, como el propio deporte al que retrata. Su rival siempre es el tiempo. Y muchas veces no sabe cuánto es. “El primer partido que pinté en el Mutua Madrid Open, que me temblaban las piernas, fue muy rápido. Cuando me di cuenta, vi que había durado 52 minutos. Después de ese día, pensé que mi vida como pintor ya iba a ser fácil”, bromea entre recuerdos. Sobre el lienzo es muy rápido. Tras él, acumula horas y horas de preparación. “Hay veces que pinto muchos en un día, pero la noche anterior me la tiro estudiando, además de todo lo que ya tengo analizado de antes. Me sumerjo en su personalidad, en sus rostros y, sobre todo, en los gestos de esfuerzo o de victoria. Cuando es a través de un vídeo, lo paro en el momento exacto. No pinto lo primero que veo. Hay miles de imágenes analizadas una a una antes de elegir”, detalla mientras termina su esbozo mental de Sandra.
“Sandra es pura concentración, la de la mejor de la mejor de la historia. Me lo transmite con su mirada, una mirada que ya te dice todo lo que ha ganado”, analiza. La karateca es la enésima deportista en su particular palmarés, con Nadal como mayor “trofeo”. “Para mí, significa mucho. Es un crack. Sólo su presencia ya impone. Estar con él en los momentos previos, ver cómo calienta... supone mucho. Además, es el deportista que más veces he pintado, porque es el que más veces ha llegado lejos en los torneos, claro (risas)”, le alaba. “Nadal es la fuerza y la garra. Ese gesto que tiene que pone en pie a los estadios. Lo que más me gusta de él es la energía que transmite, como cuando levanta el puño, y los valores de esfuerzo y sacrificio que aporta, no dando por perdido ningún punto”, describe. Pese a su gusto por el balear, Djokovic también está en su museo. Y con honores. “Me cae muy bien (Djokovic), es un tío supersimpático. Cuando firma mis cuadros, siempre me deja algún mensaje, un ‘gracias, amigo’, una carita sonriente, etc.”, revela.
Embajador del Campo de Gibraltar
Pese a todo, Víctor no se considera “ningún genio”. “Soy un trabajador, un currante”, recuerda. Y compagina sus dos mundos con “mucho esfuerzo y sacrificio”. “No hay ningún secreto ni truco, solo hay constancia, perseverancia y no parar”, dice. Todo ello le ha servido para que, justo este mes (el día 27), le nombren embajador del turismo del Campo de Gibraltar, “un orgullo”. “Su especial forma de entender el arte, junto a su calidad humana y su firme compromiso con nuestra tierra han sido determinantes en su designación como nuevo embajador“, comunicaron desde la Mancomunidad de Municipios. “La imagen de mi tierra muchas veces no es buena, pero siempre se puede contrarrestar. Hay muy buena gente y existe un corazón muy bueno. Quiero transmitir a la juventud de allí que los sueños se cumplen. Yo nací en una barriada humilde, aprendí sólo y soñé con hacer cosas grandes. Y puede que no haya hecho cosas grades, pero sí he estado con los más grandes”, es el mensaje de Víctor. Tan potente como sus pinturas.