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Luca Brecel, cuando el talento prevalece pese a todo

El belga, flamante campeón del mundo de snooker, es el triunfo del prodigio díscolo. “No debería ser legal”, dice sobre su comportamiento.

Luca Brecel, cuando el talento prevalece pese a todo
OLI SCARFFAFP

En 2009, Romelu Lukaku, delantero del Inter y por aquel entonces llamado a ser uno de los dominadores del fútbol mundial, ganó el premio al mayor talento deportivo de Bélgica. Un año después, el Belgian Sportsman Promising Talent of the Year, como se conoce el galardón internacionalmente, fue para Luca Brecel (28 años), flamante campeón del mundo de snooker. “Me alejaré de la competición durante las próximas semanas o meses. Voy a disfrutar de esto, ha sido una semana loca: sin entrenar, sólo fiesta. No debería ser legal”, decía ayer, en declaraciones para la BBC, nada más superar al británico Mark Selby (18-15), con cuatro coronas mundiales, en el Crucible Theatre de Sheffield.

“Ha sido una semana loca: sin entrenar, sólo fiesta. No debería ser legal”

Brecel, tras ganar el Mundial

La historia está contantemente alimentada por deportistas que se quedan a mitad del camino. El pudo ser, muchas veces, resulta tan o más atractivo que la realidad. Algunos se atascan debido a las lesiones; otros, por el contexto sociocultural que les rodea; un número indefinido, pues el anonimato al que les condena el destino sólo deja vislumbrar la punta del iceberg, no llega a la élite casi por decisión propia. O por decisiones ajenas que terminan desembocando en el mismo lugar que las anteriores. Brecel, que antes de eliminar en el presente Mundial a Ronnie O’Sullivan salió de fiesta hasta altas horas de la madrugada, podría haber formado parte del último grupo. Pero no. El belga, de habilidad natural y vida alocada, representa el triunfo del prodigio díscolo. Es una de esas excepciones que tan llamativas resultan al lector. Es el talento que prevalece pese a todo.

La Bala Belga, así se apoda, empezó a jugar al snooker con 9 años. Con 12, firmó su primera centena. Con 14, se convirtió en el ganador más joven del Europeo sub-19. Con 15, en el desaparecido formato Power Snooker (partidas de 30 minutos de puntuación ilimitada), ya se enfrentó a su ídolo O’Sullivan, a la postre ganador de dicho certamen, celebrado en el O2 de Londres en 2010. No pasó desapercibido. “Luca tiene un gran futuro y el récord de siete títulos mundiales de Stephen Hendry podría estar en peligro si sigue trabajando en su juego. Lo que necesita el snooker es alguien que venga y domine el deporte. Tenemos eso en el tenis con Roger Federer y en el golf con Tiger Woods. El snooker no ha tenido eso desde Hendry. Los ganadores explotan temprano, aprenden rápido y necesitan ganar torneos con 18 años”, le dedicaba entonces The Rocket.

Eso era lo que proyectaba el talento de Brecel, que se difuminó por momentos hasta eclipsar de nuevo, ayer mismo. Dos años después de las palabras de Ronnie, quien sí ha logrado en su mitológica carrera esos siete campeonatos mundiales que mencionaba, el belga se convertía en el jugador más joven de siempre en debutar en un Campeonato del Mundo. Con 17 años y 36 días, superaba, por casi dos meses, el registro del propio Hendry, en 1986. Y no se cortaba al hablar. “Me siento fantásticamente bien. No esperaba que esto sucediera esta semana. No pensé en convertirme en el más joven, en absoluto, aunque sabía lo del récord. Creo que puedo ser un futuro campeón mundial”, decía tras superar la ronda clasificatoria. 11 años después, más tarde de lo que entonces se esperaba, ya lo es.

Un Mundial de récord

Y no de cualquier forma. Brecel, amigo de futbolistas como Youri Tielemans o Jan Vertonghen, además de superar a Roonie en cuartos (13-10), firmó la mayor remontada en la historia del Campeonato del Mundo en semifinales, ante el talento chino de 20 años Si Jiahui, otro jugador que se escapa de los moldes del brillar. Antes de ganar por 17-15, igualó el duelo a 14-14 tras encadenar nueve frames seguidos desde el 5-14. En la final, siguió tirando del hilo. Superando a Selby, se convirtió en el cuarto jugador no británico en ganar el título mundial dentro de la era moderna. Al mismo tiempo, se erigió en el primer europeo continental en coronarse. Los 46 trofeos anteriores se reparten de la siguiente forma: 24 para jugadores ingleses, 12 para escoceses, 5 para galeses, 2 para norirlandeses y uno para irlandeses, canadienses y australianos. Un punto y aparte.

Luca Brecel, durante la final ante Mark Selby.
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Luca Brecel, durante la final ante Mark Selby.OLI SCARFFAFP

“No practiqué para este torneo, quería estar mentalmente fresco, no tenía expectativas, incluso pensé que iba a perder rápido”, decía Brecel antes de disputar la final. No esperaba ganarla, obviamente. De repente, estás despejando la mesa para ganar el Campeonato del Mundo”, pronunciaba, emocionado, tras firmar un 112 glorioso. Con él, se proclamaba campeón del mundo, subía al número dos del ranking mundial y se embolsaba casi medio millón de euros. En 2018, estrenó su palmarés en el China Championship. Hasta el año pasado, con el Open de Escocia, no lo amplió. Este mismo curso, sin embargo, también se impuso en la Championship League. L’enfant terrible se pone serio y el snooker lo celebra. “Probablemente, es el jugador más talentoso que he visto. Me encantaría ir y verlo ganar solo por snooker, porque así es como se debe jugar. Es un talento increíble y un chico encantador. Le deseo todo lo mejor y espero que gane el torneo”, decía Ronnie O’Sullivan tras caer ante Luca. Deseo cumplido.