Dora Andrejszki y Karin Hechenberger destrozan los esquemas en la FIP
Las extenistas húngara y suiza acaban de ganar en Dubai su primer torneo internacional, se entrenan en España y van a perseverar.
Que las parejas del pádel no mantengan una identidad nacional es una constante, aunque lo habitual entre las mujeres es que en esas parejas siempre haya una española o una argentina para dar consistencia, pero la combinación entre suiza y húngara, y que sea ganadora en un torneo de la Federación Internacional...sólo ha pasado una vez: este domingo se han llevado el torneo de Dubái, el primero de sus vidas, y así las dos ascienden al puesto 197 del ranking mundial.
Individualmente son Karin Hechenberger (36) y Dora Andrejszki (31), que ya no son unas niñas, pero sí mantienen con el pádel una relación casi profesional, por inversión de tiempo y de dinero. Ambas proceden del tenis, y Dora llegó al pádel tras desarrollar su carrera en la universidad en Estados Unidos, jugar como profesional en dobles, y dejarlo todo al regresar a Hungría, donde se encontró con un deporte social, que no le interesaba mucho, hasta que se enganchó, para ser ahora la campeona magiar. Karin también pasó por el tenis, pasó al pádel helvético, se convirtió en la mejor del país, y encontró hasta un patrocinador especial, Certina, que la trajo a Sevilla este año a un acto de la firma de relojes con la española Marta Ortega.
La pareja tiene más coincidencias personales, como su afán de crear escuelas en sus países respectivos. En su afán de mejorar, y ante la poca especialización del pádel en Hungría, Dora Andrejszki ha pasado temporadas en la Academia Andres Gimeno de Castelldefels (Barcelona), por la calidad de los entrenamientos y de las rivales con las que pueda competir. Karin Hechenberger, por su parte, ha elegido sus entrenamientos en España con Ramiro Choya, en Pozuelo (Madrid), en la Academia de Paquito Navarro, una semana cada dos meses, más o menos.
Ya están ambas en la treintena pero tal vez, por haber llegado tarde al pádel, mantienen la ilusión y las ganas de las jóvenes que comienzan a despuntar. Saben que son estrellas en sus países, pero están lejos de la zona alta del ranking. De momento, perseveran en esta expansión internacional del ranking, y ya conocen el sabor de la victoria en un torneo en el que también jugaban las parejas españolas.