Devoradora de récords
Mikaela Shiffrin inicia hoy en Austria su 13ª temporada en Copa del Mundo con dos objetivos: las cien victorias e igualar los seis Globos de Cristal de Moser-Pröll.
Mikaela Shiffrin (Colorado, 28 años) es la reina del esquí alpino. La prodigiosa estadounidense que lidera el ranking histórico absoluto en Copa del Mundo con 88 victorias, tras superar el pasado año las 86 del sueco Ingemar Stenmark, inicia hoy (primera manga, 9:30; y segunda 12:45 por Eurosport 1) en el gigante de la estación de Sölden (Austria), en el Rettenbachferner del glaciar tirolés, su 13ª temporada (que concluirá el 23 de marzo). Un año en el que en su mente devoradora de récords hay dos firmes objetivos: alcanzar los 100 triunfos parciales y obtener su sexto Globo de Cristal con lo que igualaría a otra niña prodigio como ella, Annemarie Moser-Pröll, la ‘novia’ de Austria en los años 70. Por delante sólo estaría el también austriaco Marcel Hirscher que reinó durante ocho años seguidos (2012-19) y capturó otras tantos Globos de Cristal.
La leyenda del deporte, que se puso sus primeros esquíes con dos años, posee un palmarés único que incluye también dos oros olímpicos y siete títulos de campeona mundial (tiene 17 medallas en grandes eventos en total). Sin embargo, tanto éxito también se ha fusionado con momentos muy duros que afectaron seriamente a su salud mental. Algo de lo que decidió hablar tras recuperarse de la repentina muerte de su padre Jeff tras un accidente doméstico en 2020. Shiffrin pensó en la retirada, dejó de esquiar, de entrenar, casi de comer y dormir... y buscó ayuda. “Estaba triste, sin autoestima, con un sentimiento constante de desesperanza”, asegura.
Se rodeó de especialistas, de un equipo sólido, pidió ayuda a otras deportistas como la tenista Iwa Swiatek o la exesquiadora Lindsey Vonn, fortaleció su relación con su pareja (el también esquiador Alekxander Aamodt Kilde), se vio reflejada en la lucha de su suegra contra un recurrente cáncer de mama, y en la de su propia madre para superar la trágica pérdida de su padre del que siempre porta un anillo en su pulgar derecho. “Me dije: ‘No me importa si no vuelvo a ganar’. Solo quiero estar dispuesta a trabajar para intentarlo”, cuenta Mikaela en el podcast del Dr. Gervais, especialista en ayuda psicológica a deportistas de élite.
Eso también le sirvió para afrontar y superar el desastre de los Juegos de Pekín. La estrella del campeonato se fue sin acabar eslalon, gigante ni combinada; con un 9º en supergigante como mejor resultado. Las críticas arreciaron, las redes sociales ardieron... su cabeza tuvo que usar todas las armas aprendidas. “Entendí que debía dejar de huir, de esconder lo que sentía. Tenía que superar la vergüenza de contar todo y desnudar mi alma”, explica ‘El Expreso de Vail’. En Sölden, Shiffrin seguirá dando pasos para aumentar más su leyenda pese a que tendrá duras rivales como la eslovaca Petra Vlhová, la italiana Federica Brignone o la suiza Lara Gut-Behrami.
CATEGORÍA MASCULINA.
Mañana será el turno del comienzo masculino en la misma localización y ahí emerge el suizo Marco Odermatt (26 años). Con 24 triunfos en siete años y dos Globos de Cristal, el helvético es la gran estrella actual y pocos parecen poder hacerle frente. Quizá únicamente Kilde (el novio de Shiffrin), el noruego Henrik Kristoffersen o el francés Alexis Pinturault.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todas las claves deportivas del día.