De Adriana a Adrián: otra medalla camino de París
Tras el oro de la subcampeona olímpica, Adrián Vicente se cuelga el bronce en los Europeos. En semifinales, cae contra el local Korneev.
Es una secuencia que, en los últimos meses, se ha repetido mucho. “Compiten el primer día. Eso anima mucho al resto del equipo. Siempre van ellos primero, ganan, y el resto quiere ir detrás”, dijo la directora técnica de la Real Federación Española de Taekwondo (RFET), Elena Benítez, en AS antes de empezar el año. Hablando de los Juegos Olímpicos de París, ahora a poco más de dos meses, se refería a Adriana Cerezo (-49 kg) y a Adrián Vicente (-58 kg). Una vez más, este viernes, en los Europeos de Belgrado, la historia se repitió. Tras el oro de la subcampeona olímpica, logrado ayer, llegó el bronce de su tocayo, que se colgó su quinto metal en el Viejo Continente. A sus 24 años, lleva más de un lustro siendo una referencia continental. En 2018, ilusionó con el oro. Desde entonces, han llegado una plata (2021), otro oro (en los Juegos Europeos del año pasado) y, con el de hoy, dos bronces.
En Serbia, sólo pudo con él el local Lev Korneev, que ya se subió al podio en el certamen continental del año pasado. Ante un público totalmente entregado a la causa, Adrián Vicente, que empezó golpeando primero, prontamente se vio superado en un asalto inicial atropellado, en el que dos revisiones le impidieron coger ritmo. Korneev, de origen ruso, lo interpretó mejor y luego, en el segundo parcial, con un Vicente tranquilo, que volvió al tapiz tras asentir con confianza mirando a su banquillo, supo controlar la ofensiva española. Adrián, siempre de taekwondo atractivo, asumió los riesgos necesarios, pero le salió cruz. Antes, el español había superado al albanés Ernest Merdanaj (2-1), en octavos, y al turco Dayioglu (2-1), en cuartos, ronda en la que cedieron Sergio Troitiño (-87 kg), Alma Pérez (-53 kg) y Tania Castiñeira (+74 kg), los otros representantes del día.
El ciclo de la ilusión
Como en el caso de Adriana Cerezo, el bronce de Adrián, de Alcalá de Henares como la subcampeona olímpica, añade joyería a una mochila que, camino de París, brilla mucho. El año pasado, en el que encadenó podios con una facilidad tremenda, fue uno de los nombres de moda en el taekwondo mundial. En total, amasó nueve medallas, con el bronce en los Mundiales de Bakú como guinda. Los resultados, brillantes, le llevaron a su condición actual: es el número dos del ranking mundial y uno de los llamados a luchar por el oro en los Juegos, su segunda experiencia olímpica. En Tokio, su debut, cayó en cuartos de final. A París, tras un ciclo en el que rara ha sido la competición en la que no ha estado luchando por las preseas, llegará otro Adrián. Uno al que es difícil bajarle del podio.
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