BÁDMINTON | MADRID SPAIN MASTERS
Carolina vuela mazo: a semifinales del Madrid Spain Masters
La campeona olímpica, con otra exhibición, supera a la japonesa Natsuki Nidaira y, once meses después, se acerca a su segunda final seguida en la capital.
En las gradas hay cada vez más público. Y también más camisetas rojas con el “vamos Carolina” grabado. Van llegando familiares y amigos. Se acercan más y más aficionados, impulsados por la sensación de que Carolina Marín lo puede volver a hacer. Desde los Europeos que conquistaba hace once meses, la onubense no ha levantado ningún otro título. Gallur puede volver a ser el sitio. Tras superar (21-16 y 21-9 en 40 minutos) a la japonesa Natsuki Nidaira, 34ª del mundo, la campeona olímpica ya está en las semifinales del Madrid Spain Masters, en las que se enfrentará (mañana, sobre las 17:00) a la indonesia Mariska Tunjung (12ª). “Carolina como mola se merece una ola”, cantaban las gradas para recibir a la seis veces reina de Europa. Y ella se despedía firmando autógrafos, haciéndose fotos y devolviendo todo el cariño recibido un día más, en otra exhibición.
Sube el nivel y el cuadro se pone duro, pero Carolina (7ª), que ejerce como primera cabeza de serie, es la que manda. Por ranking y por el emplazamiento, un Centro Deportivo Gallur que ayer se quedó con ganas de bádminton. Marín, tras arrollar a Line Kjaersfeldt en su debut, no necesitó jugar para acceder a cuartos debido a la retirada de su rival, la india Malvika Bansod, por motivos burocráticos. “No nos avisaron hasta última hora y entrené más de lo que suelo hacer en un día normal de partido”, bromeaba en zona mixta. Quería jugar por ayer y por hoy. Y, como ante Kjaersfeldt, salía a mandar. Más con el volante que con el marcador. Nidaira, pequeña y hábil, negaba las distancias amplias. Con un remate en salto que arrancaba un “oh “generalizado, Carolina ponía el 7-5. Con otro smash, ahora cruzado y buscando el ángulo corto, el 12-10. En el primer set, a diferencia del segundo, en el que ni existieron, deshacer los empates costaba un mundo (5-5, 12-12, 16-16...). La grada quería decantar la balanza. “Carolina, Carolina”, gritaba el pabellón tras el 17-16. Y Carolina respondía: parcial de cinco puntos y 21-16. Fin del sufrimiento, inicio del show.
La mochila estaba llena de camino a Inglaterra. Marín llegó al All England Open con nuevos trucos, un ataque que se escapa de su zona de confort y una mejoría notable cerca de la red. Estaba preparada para ser todavía mejor, pero una fuerte gripe impidió que lo mostrara. Luego, tampoco pudo hacerlo en el Open de Suiza. A Madrid, pese a que la tos aún se escapa durante los partidos, ha llegado con ganas de poner en práctica todos esos nuevos trucos. “En el primer set, me he frustrado un poco porque estaba intentando hacer cosas que estoy entrenando y lo importante ahora es ponerlo en práctica en la competición. Me estoy atreviendo. He sabido mantener la calma y ya habéis visto la diferencia entre el primer set y el segundo”, analizaba tras el partido.
El punto del torneo
Cuando baja las pulsaciones y confía en todas esas nuevas herramientas, las rivales sufren el doble. Nidaira, de buena mano, obligaba a Carolina a estirarse con volantes cercanos a la red y que se dejaban caer rápidamente. Llegaba a casi todos. La línea de fondo, debido a un pabellón que favorece el vuelo, era la principal enemiga de una Marín que, en el segundo parcial, salía con la lección aprendida. Y a disfrutar: pasándose la raqueta por detrás de la espalda, como Alcaraz frente a Sinner en los cuartos de final del US Open, ponía el 6-1. El punto del torneo. Quién sabe si fruto de esa chistera renovada. Ya no había vuelta atrás. Carolina “vuela mazo”, como dice el eslogan del torneo. Y también mola.