Carolina Marín: “París es un sueño que me arrebataron en Tokio”

Otra vez, ante su segundo oro olímpico. A dos meses de Tokio, Carolina Marín, en un estado formidable, se destrozaba la rodilla izquierda y decía adiós a los Juegos. Ahora, a cuatro meses de París, no siente vértigo. “Aún lo veo un poquito lejos”, dice. Habla con AS antes de encerrarse para preparar el primer torneo de la temporada, el Open de Francia. No es un punto de partida cualquiera. Tras una gripe que retrasó su puesta en escena, este miércoles, la española debutará contra la estadounidense Beiwen Zhang (sobre las 10:45, por BWF TV) en el mismo pabellón en el que disputará los Juegos, el Arena Porte de la Chapelle. Acompañada por todo su equipo, algo que sólo ocurre en las citas grandes, realizará un simulacro de lo que está por venir.

Disputó sus primeros partidos del año en el Europeo por equipos tras superar una gripe que se alargó. ¿Cómo se sintió?

Las sensaciones de estas últimas semanas han sido muy buenas. Ya hemos bajado la carga y es pura preparación para los torneos que tengo en marzo. Me siento bien en general. En la pista y también físicamente, sintiéndome mucho mejor. Sé que voy a llegar a París en buen estado de forma.

Empieza la temporada sin dolor en esa rodilla. Qué maravilla, ¿no?

Bueno, dolores siempre hay. Los de antes de la rodilla ya son cosa del pasado. A veces sigue habiendo y, a veces, no, pero dolores como tal y molestias siempre hay. Lo que pasa es que, al final, un deportista tiene que conciliar con ello y seguir entrenando.

En las semifinales del Mundial, como dijo en AS, sí sintió dolor en la zona. ¿Se repitió después?

En ese partido tuve muchísimo dolor. Aguanté como pude. Cuando acabé, menos mal que mi fisio estaba esperándome. Con la mirada, él ya sabía cómo me encontraba. Esa molestia se me fue pasando. Después, tuve vacaciones y con el descanso mejoró bastante. Ya no volvió.

¿Cómo me podría hacer sentir ese dolor?

No sabría describirlo (risas). Al final, una también utiliza el lenguaje corporal para que la rival note limitaciones. Cuando ellas las muestran, yo las siento, me aprovecho y me crezco. Y viceversa. ¿Cómo puedo explicar ese dolor? En ese partido de semifinales, por ejemplo, al salir tuve que apoyarme en una chica. No podía ni llevar el raquetero. Después de atender a la prensa, tenía la pierna totalmente encogida. No era capaz de estirarla. Es difícil describir ese dolor para otra persona, pero puede ser un buen ejemplo.

¿Cómo valora su primer año completo después de la lesión?

Saco cosas positivas y otras tantas a mejorar, eso sin ninguna duda. No es fácil volver de una segunda lesión (la primera fue en el cruzado de la rodilla derecha, en enero de 2019), estar tanto tiempo fuera de la competición y, mentalmente, querer seguir. Psicológicamente, ha habido muchas subidas y bajadas. No es fácil seguir aguantando después de tanto tiempo.

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¿Qué es lo que más trabaja con su psicóloga deportiva (María Martínez) en este sentido?

Hacemos mucho trabajo emocional. La principal herramienta es la comunicación. Con María, en las sesiones, intentamos hablar desde dentro hacia fuera. Que no me quede con nada. También trabajamos la comunicación con el equipo para que ellos me entiendan y me acepten. Ellos piden y exigen, y yo no quiero tener ciertas molestias, pero el cuerpo es el cuerpo y tiene sus límites.

¿Cómo se explican sus dos platas (en los Mundiales y en las Finals) con todo lo que cuenta?

Con ambición y motivación. Sin eso, sería imposible aguantar tantas horas de entrenamiento después de 17 años, tantos dolores y molestias, tantas noches sin dormir por todo ello y por el cansancio acumulado.

¿Cuál fue más importante para usted?

Fueron diferentes. El Mundial lo preparamos bien y me encontraba en muy buen estado de forma. Viajé con todo el equipo, incluida María, y hablábamos mucho ante cualquier problemilla, lo intentábamos resolver entre todos. En las Finals, fue diferente. No llegaba en buen estado de forma y tuve un viaje horrible. No había dormido casi nada por el jet lag. Se me acumuló todo, pero me dejé llevar, acepté las condiciones, que sabía que no eran las óptimas, y casi gano el torneo. Es verdad que, en las Finals, al superar en días seguidos a Chen Yu Fei (vigente campeona olímpica), sí derribé un muro importante.

¿Sintió que, de nuevo, es capaz de ganar a cualquiera en cualquier situación?

Sí, fue un punto de inflexión conmigo misma. Necesitaba romper dos muros. Uno era el de Chen Yu Fei y el otro, que aún lo tengo pendiente, es el de An Se Youg (actual número 1 del mundo). En ese momento, como bien describes, sentí que pese a no estar en mi mejor momento podía ganar. El primer partido contra Chen Yu Fei, de hecho, fue el más largo de mi carrera deportiva y, pese a ello, al día siguiente, aguanté, llegué a la final y lo tuve muy cerca.

A veces, se le compara con Nadal. ¿Con París como posible cierre de oro a dos carreras de éxitos y lesiones, la analogía es más acertada que nunca?

Bueno (risas), no me gustan mucho las comparaciones. Pienso que cada persona y cada deportista somos diferentes. Rafa y yo hemos sufrido diferentes cosas y las carreras de cada uno han sido diferentes. ¡Estamos hablando del mejor deportista español de la historia! Es cierto que yo también he superado muchos obstáculos, aunque no me quiero comparar para nada con él. Para mí, París es como un sueño que me arrebataron en Tokio por haberme roto la rodilla dos meses antes. Al final, cuando una es un poco cabezona y lleva la competitividad en la sangre... He querido sacar esa motivación para luchar por ese oro. A día de hoy, es mucho más complicado que en los Juegos de Tokio, pero no es imposible.

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¿Después de todo lo vivido, tener otra vez los Juegos tan cerca es un alivio o da vértigo?

Cada vez están más cerca, pero antes de París todavía tengo bastantes torneos. Sobre todo, en este próximo mes y medio, que tengo cinco seguidos. Como que lo sigo viendo un poquito lejos. Yo creo que cuando me meta, más o menos, en el mes de mayo, ya tendré todo el foco ahí y lo empezaré a ver todo más cerca.

De momento, ya parte de París y lo han preparado como un simulacro.

Sí. Voy a viajar con todo el equipo. Con mi preparador físico (Guillermo Sánchez), mi fisio (Carlos de Santos), mi psicóloga (María Martínez) y mis dos entrenadores principales (Fernando Rivas y Anders Thomsen). Fernando estará con el equipo francés (en los Juegos), pero también con nosotros. Queríamos que María viniera porque, como se va a jugar en el pabellón de los Juegos, nos parece muy importante hacer una buena concentración y un buen torneo. La idea es que todos podamos visualizar ese pabellón y esa pista de cara a los Juegos.

¿Tiene claros los torneos de después?

Jugaré el All England, Suiza y, seguramente, Madrid, aunque lo estamos viendo. Sería el cuarto torneo seguido y queremos meter más preparación de cara a los Europeos, que son una semana después. Quizás el torneo de Madrid lo utilice más como entrenamiento, porque no pararía mi rutina y llegaría a los partidos después de mis sesiones habituales en pista y gimnasio. Si ganara bien y, si no, lo tendría que aceptar. De cara a los puntos para el ranking, en el objetivo de llegar como cuarta a los Juegos, los Europeos suman más.