Australia pierde a su mejor deportista olímpica: McKeon
Ganadora de 14 medallas, siete de ellas haciendo historia en Tokio 2020, la “triunfadora silenciosa” anuncia su retirada tras poner el broche de oro en París 2024.
La “triunfadora silenciosa”, como la define su entrenador de toda la vida, Michael Bohl, ya es historia. O, como le escribe su compatriota Ariarne Titmus, “una leyenda dentro y fuera de la piscina”. La deportista australiana con más medallas olímpicas –14, de las que seis fueron oros-, por delante incluso de Ian Thorpe y Dawn Fraser, y la tercera nadadora de la historia más laureada en Juegos, solo por detrás de Katie Ledecky y Jenny Thompson, anunciaba este lunes su retirada. Se trata, naturalmente, de Emma McKeon.
“Hoy me retiro oficialmente de la natación competitiva”, expresó en su cuenta de la red social Instagram. “De camino a París 2024, supe que serían mis últimos Juegos Olímpicos”, reconoce la australiana, de 30 años, que este verano se dio el gustazo de competir únicamente en equipo. Y de subirse tres veces al podio, una en cada escalón: oro en el 4x100 metros libres femenino, plata en el 4x100 estilos femenino y bronce en el 4x100 estilos mixto. “Estoy orgullosa por haberlo dado todo en mi carrera, tanto física como mentalmente”, reflexiona ahora. “Quería saber de qué era capaz, y lo hice”, apostilla.
Ocho récords del mundo, algunos en relevos todavía vigentes, ha logrado McKeon en un trayecto que no ha sido un camino de rosas, puesto que con 18 años recién cumplidos se quedó a las puertas de Londres 2012. A Rio 2016 sí acudió, y de qué manera, con cuatro medallas. Aunque los Juegos de su consagración fueron indudablemente los de Tokio 2020, en que se subió hasta siete veces al podio, cuatro de ellas con el oro sobre su pecho (en 50 y 100 metros libres, por ejemplo), algo que en la historia olímpica tan solo había conseguido la gimnasta soviética Maria Gorokhovskaya en Helsinki 1952, en su caso con dos oros y cinco platas.
Una familia 100% acuática
A McKeon le sale el agua por todos los poros de su piel. Su padre, Ron, fue olímpico en Moscú 1980 y Los Ángeles 1984. En esos Juegos estadounidenses se colgó un bronce su tío, Rob Woodhouse, actual CEO de la federación australiana, Swimming Australia. Su madre, Susie, también nadó unos Juegos de la Commonwealth. Y su hermano, David, participó en Londres 2012 y Rio 2016. Insuperable estirpe.
“La natación me ha dado mucho. Desde el sueño que comenzó con cinco años hasta mis terceros Juegos, he recopilado tantas lecciones, experiencias, amistades y recuerdos que no puedo estar más agradecida”, afirma la ‘aussie’, quien remata: “Ahora estoy ilusionada por ver cómo puedo desarrollarme en otros caminos y por todas las cosas que me tiene reservada la vida”. Como si se tratara de una metáfora, ella fue la representante oceánica encargada de apagar la llama olímpica en París. Fue también la que apagaba su impresionante carrera.
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