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DEPORTE EN POSITIVO

Àlex Roca: “En momentos duros, me pregunto qué haría Nadal”

El atleta, la primera persona del mundo con un 76% de discapacidad en completar una maratón, habla con AS de su día a día, referentes y objetivos.

Actualizado a
Àlex Roca hace un año, en la meta de la Maratón de Barcelona que completó.
RPMDiarioAS

Cuando era pequeño, Àlex Roca se escondía de la gente. El año pasado, sin embargo, cuando se convirtió en la primera persona del mundo con un 76% de discapacidad en completar una maratón, en Barcelona, vestía de amarillo chillón. Su equipo, en cambio, iba de negro. Quería destacar, que su mensaje, “el límite te lo pones tú”, llegara al máximo número de personas posible. “Ojalá podamos abrir muchos caminos”, dice a AS en una cafetería de León, una de las tantas ciudades en las que ha impartido una de sus conferencias (en el Foro Internacional del Deporte).

Durante la charla, varias personas se acercan para pedirle una foto. Con más de 600.000 seguidores en Instagram, es pura inspiración. A los seis meses de vida, sufrió un herpes cerebral. Tiene una movilidad muy reducida en la parte izquierda de su cuerpo y se comunica por lengua de signos. Su esposa, Mari Carme, se encarga de traducir. Han vivido mucho: nueve medias, cinco triatlones, un aquatlón, dos Titan Desert... y la lista sigue. Ahora, Àlex se ha propuesto completar seis medias maratones en cinco meses (ya ha hecho las de Miami, Barcelona y Londres) para terminar el 10 de agosto, en plenos Juegos Olímpicos, con la maratón de París y un mensaje: “Respeto”. “¡Va a ser fascinante!”, avisa.

¿Cómo es un día en la vida de Àlex Roca?

Como el de cualquiera. Mucha gente me lo pregunta por tener una discapacidad del 76%, pero yo pienso que todos tenemos discapacidad, porque todos somos diferentes y todos tenemos cosas que no sabemos o no nos atrevemos a hacer. Si estoy en Barcelona, porque normalmente tengo eventos o conferencias, me despierto a las 8:30 y me visto. Lo hago autónomamente. Lo único que me cuesta son los botones o atarme los zapatos, aunque ya los tengo siempre atados. Luego, desayuno y me pongo a trabajar unas cuatro horas gestionando correos, eventos, etc. Según la época del año, entreno a primera hora de la tarde o por la noche. Y entreno cinco días a la semana, sea en León, en Sevilla o en Estados Unidos.

Suena agotador. ¿No se cansa?

Suelo tener conferencias y eventos todos los días. Y más de una. Me pasa muchas veces que, al tener tantas cosas, la rutina me varía cada día, pero intento adaptarme. Descanso lo que puedo e intento dormir ocho horas, aunque suelen ser seis o siete. Hay que ir hacia adelante siempre, estoy muy feliz con todo lo que me está pasando.

Sus retos ponen al límite a cualquier persona. ¿Cómo reacciona su cuerpo?

Terminé la maratón de Barcelona lesionado, por ejemplo. Se me infectó mucho una uña del pie por el impacto al correr. Tengo una gran curvatura en el pie izquierdo e impacto mucho más con el derecho. Eso generó que se creara mucho pus y que se me cayera la uña. Luego, creció mal, tocando al hueso. Me limaron el huesito y me quitaron para siempre la uña. Pero no me gusta quejarme. Una uña no es nada. Queda mucho Àlex Roca para luchar, ver y soñar.

La preparación, la recuperación, las precauciones en carrera, etc. Imagino que, en su caso, todo exige un poco más.

Vamos a ser realistas. Aunque yo quiera pensar que tengo el mismo impacto que otra persona, por ejemplo, es mentira. La hemiplejia que tengo en el lado izquierdo del cuerpo hace que golpee mucho más con el derecho. Además, tengo parálisis cerebral del 76% y la alimentación me cuesta mucho más en carrera. También la hidratación. Me tengo que hacer muchas pruebas al año para controlar mi cuerpo. Estoy muy delgado. Si pierdo peso, no es positivo. Tengo que dormir muy bien. No tengo epilepsia recurrente, pero he tenido cuatro crisis. Dos de ellas, por sobreesfuerzo y deshidratación. Recientemente, dormí en el hospital para hacerme una polisomnografía y controlar cómo tengo el sueño y cómo descanso. Me cuido mucho. Me hago pruebas anualmente y es muy importante, dentro del estrés diario, que intente buscar momentos de bajar el ritmo.

Lo suyo tiene mucho mérito. ¿Por qué lo hace?

En 2014, corrí mi primer 10K. Me animó mi hermano, pero no fue entonces cuando empecé de verdad. Hice alguna carrera más y llegaba muerto. ¡Me costaba 1h45! Realmente, empecé a hacer más deporte con mi primer triatlón, en 2016. Cuando dije que mi vida tenía que ir unida al deporte y a las conferencias fue en 2018, con mi primera Titan Desert. Eran 650 kilómetros sobre la bicicleta en seis días y no pude terminar. Allí me di cuenta de que me encantaba el deporte, de que me hacía muy feliz. Realmente, el deporte son valores y en mi vida quería transmitir valores. Quería comunicar a través de mis redes sociales. Por cierto, son @alexroca91 (entre risas). El deporte, para mí, lo es todo actualmente.

Ya que las saca, hablemos de sus redes. Al lado de Mari Carme, ha encontrado una forma muy especial de llegar a la gente

Es algo que llevamos de forma muy natural. Cuando nos conocimos, ella tenía 800 seguidores y yo, 200. Competíamos mucho, como cualquier persona joven. Ella tenía 19 años y yo, 25. Las redes sociales nos las tomamos como algo complementario, no pensábamos en ningún momento llegar a tener más de 600.000 seguidores en Instagram y más de 400.000 en TikTok. Contamos un 20% de nuestra realidad. Sobre todo, lo que está vinculado con carreras, deporte, trabajo y un poco de nuestro amor. Creemos que las redes son muy positivas y nos mostramos como somos, porque no todo es perfecto y todos tenemos malos días. Creemos que ese mensaje es muy importante. También es importante dejar el móvil un poco. Ir a jugar por las calles. Hablar de tú a tú. Una mesa con los amigos es la mejor red social.

“Damos unas 120-130 conferencias al año. A veces, nos falta tiempo, pero creemos que pueden mejorar el mundo”

Àlex Roca, sobre su ritmo de vida

Àlex Roca inspira a muchas personas, ¿pero quién inspira a Àlex Roca?

Mi inspiración básica y vital es mi abuelo. Ha sido siempre mi vida. Ahora mismo, cuando lo estoy contando, me impacta, porque se fue al cielo hace un año y está conmigo siempre. Luego, un gran referente para mí es Rafa Nadal. Siempre lo digo. Su fuerza mental es algo indescriptible. En momentos duros, me pregunto qué haría él. Pienso en sus remontadas. Durante las carreras, me viene mucho a la cabeza. Luego también me inspira mucho el Barça (Àlex es embajador de su fundación).

¡Es que usted es muy del Barça!

Yo respeto a todos los equipos del mundo. Creo que sin los rivales no seríamos quienes somos, pero a mí el Barça y el fútbol me han ayudado mucho. Cuando tengo momentos malos, voy al campo. Me encanta ir solo, ver todos los partidos y los programas sobre ellos. Desconecto. Ese es el poder del deporte. El fútbol debemos utilizarlo así. No debemos rivalizar de forma negativa ni criticar a los árbitros ni a los rivales. Hay que respetarles. Pero, para mí, el fútbol y el FC Barcelona son algo indescriptible. Bueno, mi mujer va por encima (risas).

Mari Carme deja la traducción de signos y habla por ella en tono jocoso: “Mentira, mentira. ¿Sabes por qué elegimos el día de la boda? ¡Porque no jugaba el Barça!”.

Ha tenido la oportunidad de conocer a muchas estrellas del deporte. ¿Quién le ha hecho más ilusión?

No me gusta priorizar, pero te voy a decir gente que me ha impactado vitalmente. No es deportista directamente, pero es una de las personas que más quiero y que más me ha ayudado: el presidente del Barça, Joan Laporta. Es una persona con unos valores indescriptibles y que a través de la fundación lucha mucho por las personas en riesgo de exclusión social. Ivan Rakitic es otro. Ha tenido detalles muy bonitos con nosotros. Incluso antes de que fuera conocido. Aleix Espargaró, Marc Márquez, Ronald Araújo o Arnau Tenas son otras grandes personas. Me dejo muchos, seguro, pero estos son gente con muy buen corazón que me han recibido con los brazos abiertos sin esperar nada a cambio.

Hemos charlado un buen rato y no me ha dejado de impresionar su conexión.

Nos conocimos hace siete años. Ella no sabía la lengua de signos. Es importante decir que mi lengua no es la típica. No es ni la catalana ni la castellana. Yo sólo puedo mover una mano, utilizo alfabeto dactilológico y mis propios signos. Nos entendemos muy bien con la mirada. Cuando yo digo Lewa... ella ya dice Lewandowski. Yo a ella la quiero mucho (”Ah, qué bien”, añade Mari Carmen, entre risas, hablado por ella). Es el amor de mi vida y nunca he tenido una conexión así con nadie.

Normal que inspiren como lo hacen.

Estamos viviendo una realidad inimaginable. Cuando nos conocimos, éramos dos adolescentes que quedaban para ir al cine. Yo trabajaba de contable y ella estudiaba (Atención a la dependencia, Integración social y Educación Social) y trabajaba de camarera y en un piso tutelado de menores no acompañados. Ahora, nos encontramos con una vida loca. Actualmente, damos unas 120-130 conferencias al año. Nos hace muy felices. Compartimos casi las 24 horas. A veces, nos falta tiempo para nosotros como pareja y para estar con amigos y familia. Somos conscientes, pero amamos lo que estamos haciendo porque creemos que puede mejorar el mundo. Vivimos una vida fascinante y estamos muy agradecidos con todos los que están detrás. Hace siete años, no me paraba nadie por la calle y ahora lo hace mucha gente. Es un honor. Ojalá podamos abrir muchos caminos.

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