Alejandra Salazar: “El sueño que me queda es ganar un Premier Padel”
La jugadora de drive, semifinalista del Madrid P1 junto a Martina Calvo, atiende a AS. Se retirará al término de la próxima temporada.

Alejandra Salazar sigue con hambre a sus 39 años. La drive madrileña, número uno durante cuatro temporadas (2009, 2016, 2021 y 2022), ha vuelto a su mejor nivel junto a Martina Calvo, de 17 años, con la que ya suma dos semifinales en apenas tres torneos. La última fue en el Premier Padel de Madrid, donde hicieron sufrir a Bea González y Claudia Fernández, que terminaron conquistando el título ante las números uno.
Considerada como la mejor jugadora de la historia, Salazar atiende a AS en un evento de Decathlon para repasar la actual temporada, sus sensaciones junto a Calvo y los objetivos deportivos que se marca antes de su retirada, planeada para finales de 2026.
¿Cómo está viviendo estos primeros torneos junto a Martina Calvo?
Con energías renovadas y mucha ilusión. Martina tiene muchas ganas de demostrar y me aporta mucha frescura por su juventud. También estoy muy contenta por contar de nuevo con Manu Martín en el banquillo y entrenar con su metodología, muy adaptada a mí. He vuelto a ser la Ale de hace años. Me siento con confianza, segura de mí misma y con la energía de tener al lado a una jugadora joven que se quiere comer el mundo.
¿Qué se aportan Martina y usted sobre el 20x10?
No es que me falten ganas de pelear y seguir mejorando, pero Martina me transmite una gran actitud, humildad e inocencia. Además, es una chica muy lista y divertida. Todo eso me anima mucho y me hace estar tranquila en la pista.
Por mi parte, te diría que ella tiene muy buenos tiros pero todavía le falta cómo saber usarlos en cada momento y adaptarlos a la pareja que tengamos enfrente. Creo que mi aportación está relacionada sobre todo con lo táctico. Puedo ayudarle a seguir dándole forma a su identidad como jugadora, que es muy segura, y a transmitirle en qué momentos debe apretar más la bola y cuándo no. En el Madrid P1 ya se ha podido ver que está mejorando en la toma de decisiones, que cada vez es más inteligente jugando y empieza a saber qué golpeo toca en cada situación.
Martina me recuerda a Ari Sánchez
Alejandra Salazar
¿Le recuerda a alguna jugadora con la que haya compartido lado de la pista en el pasado?
Me recuerda a Ari Sánchez, aunque creo que ambas tienen una personalidad distinta. En mi caso, el rol que tenía tanto con Ari como ahora con Martina es el mismo, y el equipo que hemos formado con Manu Martín es bastante similar. En aquella ocasión fue muy bien, ahora espero poder disfrutar mucho de Martina más allá de los resultados que consigamos. Todo lo que ella aprenda conmigo será fantástico; como un título más para mí.
¿Cree que su compañera tiene madera de futura número uno?
Sin duda, tiene cualidades más que de sobra. Todavía le queda mucho trabajo por delante, aunque ya está haciendo muchos sacrificios porque no tiene la vida que tienen las niñas de su edad.
Si es capaz de mantener eso en el tiempo, de mostrar esas ganas, humildad y seguir transmitiendo sus valores, creo que tiene muchas opciones de llegar a la cima. Y, si no alcanza el número uno, seguro que al menos estará en la pomada muchos años.
A sus 39 años sigue compitiendo de tú a tú ante jugadoras mucho más jóvenes. ¿Cuál es el secreto?
La mayor diferencia que noto entre ellas y yo es el apartado físico. Pero, por suerte, este deporte no solo premia ese aspecto. También debes saber usar tus armas, gestionar momentos y emociones. Aunque sean más rápidas, altas y le peguen más fuerte a la bola que yo, todavía tengo mis herramientas para hacerles frente. De lo contrario, no estaría compitiendo en las rondas finales. Eso también hace que el reto sea mayor para mí, porque todavía me veo con opciones de ganar partidos importantes. Lo vivo como un bonito enfrentamiento que mide a la juventud con la experiencia.
Actualmente, las tres primeras duplas del ranking se encuentran un escalón por encima en términos de nivel; al menos así lo reflejan los resultados. ¿Qué les diferencia del resto de perseguidoras?
Son parejas que se complementan muy bien y sus integrantes se conocen mucho porque llevan tiempo jugando juntas y en contra. Además, su nivel físico es espectacular y tienen mucha madurez. De esas tres parejas, la más joven es Claudia Fernández (19), pero lleva mucho tiempo jugando al pádel y su lectura de juego es impresionante.
En mi opinión, lo que las diferencia es su solidez y que no les tiembla el pulso en los momentos importantes. El resto de parejas podemos tener tiros muy buenos, pero ellas son capaces de mantenerlos durante más tiempo en la pista.
Como jugadora experimentada, ¿cuál ha sido la evolución del pádel femenino desde sus inicios en la competición hasta hoy en día?
El gran cambio ha venido de la mano de la profesionalización. Antes nos cuidábamos menos y no teníamos tan controlados aspectos como el descanso, la nutrición o la preparación física. Cada vez tenemos mejores profesionales en nuestros equipos; ojalá haber tenido yo esas facilidades con 17 años, pero era otro momento.
Antes era imposible ver a jugadoras tan jóvenes estar en los primeros puestos del ranking. Tenías que ir madurando con el paso de los años y había menos torneos, por lo que la progresión era más lenta. Además, la transición de la etapa de menores a la absoluta no era tan rápida como ahora. Tardabas mucho más en ponerte al nivel de las profesionales. Hoy en día, todo está medido al detalle desde que empiezan a jugar, por eso las nuevas generaciones son tan buenas a pesar de su corta edad.
El sueño que me queda por cumplir es ganar un torneo Premier Padel
Alejandra Salazar
¿Qué objetivo le queda por cumplir a Alejandra Salazar?
Me encantaría ganar un Premier Padel. Justo cuando comenzó el circuito, tuve una lesión en el codo. He llegado a varias semifinales y finales, pero me gustaría tener un trofeo de Premier Padel en casa el día de mañana y poder decir, una vez retirada, que también gané un torneo de este circuito. Ese sería el sueño deportivo que me queda por cumplir, además de enseñarle todo lo que pueda a Martina y ser partícipe de su evolución como jugadora. Me gustaría sentirme orgullosa de lo que le pude aportar en la pista cuando la vea jugar desde el sofá de casa.
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