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ESCALADA | EUROPEOS

Alberto Ginés escala al bronce

El campeón olímpico, en la modalidad de dificultad, suma otra medalla europea en Múnich tras la plata de 2019. Schubert, favorito, fuera del podio.

Alberto Ginés escala al bronce
TOBIAS SCHWARZGetty

No pudo ser en la modalidad de bloques, donde se quedó a las puertas de la final, pero sí en la prueba de dificultad. “Esta tarde vamos a luchar con todo”, avisaba Alberto Ginés tras superar unas duras semifinales en los European Championships de Múnich. Y cumplió. Tras la plata conseguida en la edición de 2019, el extremeño, de sólo 19 años, escalaba hacia su segunda medalla continental, un bronce que liberaba un mar de tensión y que supone la tercera presea nacional en tierras germanas. Hasta el momento, el remo había acaparado todas las alegrías. Ayer, revalidando el tercer puesto que ya consiguieron en 2019, Jaime Canalejo y Javier García, en el dos sin timonel, abrían la lata; hoy, Rodrigo Conde y Aleix García, en el doble scull (M2x), con una plata, le daban continuidad. Ginés, ya fuera del agua, les da el relevo antes del atletismo, que promete.

Nuevo premio a la madurez del campeón olímpico, tan precoz como sereno en los momentos de la verdad. El cacereño salió a competir el quinto, logró un 35.1 en la puntuación y, tras el esfuerzo, llegaba la parte más dura: esperar con tres de los grandes favoritos por delante. El esloveno Luka Potocar, plata, le superaba (37.1) y el checo Adam Ondra (37.1, pero mejor en semifinales), oro, también. Dos de tres peligros se certificaban. Quedaba uno, el australiano Jakob Schubert, primero en las apuestas. Falló. Y le sacó la sonrisa a un Ginés que, hasta dicho momento, se había mantenido serio, pese a que intentaba liberar nervios junto al resto de participantes. Iba a “luchar”, y no se lucha entre risas.

Hoy, todavía menos, tras una jornada sólo apta para los más fuertes. “Estaba muerto, exhausto tras las semifinales de esta mañana”, revelaba Ondra antes de subirse al primer cajón. El checo, tres veces campeón del mundo en la modalidad (y otra en bloques), pero fuera de las medallas en Tokio, revalidaba el oro conseguido en Edimburgo mostrándose eufórico, levantado los brazos y contagiando la emoción tanto a Potocar como a Ginés, más contenidos a su lado. En parte, seguro, por el propio cansancio de la jornada, que no afectó al representante español hasta los últimos agarres. Sólido y sin rastro de los problemas físicos que le han acompañado este año, pese a una tira kinesiológica en su brazo derecho, Ginés subía y subía salvando los momentos claves con soltura y transmitiendo mucha seguridad, llegando justo al punto que Schubert sólo pudo alcanzar con la mirada.