Mil y una cosas fueron mal para los Kansas City Chiefs en el Allegiant Stadium de Las Vegas, y pese a ello son, de nuevo, campeones de la NFL. Es lo que tienen los equipos purasangre, con un gen ganador impregnado. Es lo que tienen las dinastías, y la que ha montado Patrick Mahomes es una de ellas. Ya son tres anillos en su carrera para el quarterback de los Chiefs, que sigue agrandando un palmarés dorado. La lista de quarterbacks con más Super Bowl ganadas que Mahomes se resume en Tom Brady (7), Joe Montana y Terry Bradshaw (4). Ya está. Y el tejano tiene apenas 28 años. Para capturar el tercer Vince Lombardi de su vida, el cuarto en la historia de Kansas City, los del estado de Misuri sufrieron, revivieron y acabaron dando la estocada definitiva en la prórroga a unos San Francisco 49ers (25-22) que volvieron a morir en la orilla. Son 29 años sin título para los californianos, que esta vez lo tuvieron más cerca que nunca.
La 58ª edición de la Super Bowl estuvo marcada por un abultado número de errores, impropios de los dos mejores equipos de la NFL. Pero claro, es lo que tiene el partido más importante del año y los nervios que genera. Muestra de ello fue la primera posesión del encuentro, en la que los 49ers fueron moviendo las cadenas a la perfección hasta que Christian McCaffrey, el mejor corredor de la liga, perdió el balón cuando veían de cerca el touchdown. Tampoco salieron inspirados los Chiefs, que sufrieron mucho ante el empuje de un línea defensiva de San Francisco que asfixió a Mahomes, apenas sin tiempo para ejecutar. Los punters pasaron a cobrar mucho protagonismo en una final que se anticipaba con dos ataques vibrantes, pero que de salida tuvieron bastantes problemas. El marcador tardó más de un cuarto de hora en estrenarse, y lo hizo con un chut de Jake Moody de 55 yardas, récord en la historia de la Super Bowl. Aunque esta marca, que había estado sin superarse 30 años, tardó apenas 30 minutos en ser batida, porque más tarde Harrison Butker la enchufó desde 57 yardas.
La sensación era que San Francisco estaba siendo claramente superior, pero ese dominio no se materializó en puntos. Brock Purdy, en el partido de su vida, no tomó demasiados riesgos, quizá perdió esa espontaneidad que en el pasado le ha llevado a brillar en muchas jugadas. Pero tampoco cometió errores de bulto, algo fundamental en una Super Bowl. Extrañamente, el primer quarterback en equivocarse fue Mahomes, que lanzó una intercepción en un muy mal pase, pocas veces visto en él. Había tenido un destello de lo que es realmente el dos veces MVP de la liga con una bomba profunda a Mecole Hardman para ver el touchdown muy de cerca, pero esta vez fue Isiah Pacheco el que perdió el control del balón, equilibrando con el regalo previo de McCaffrey. Ni siquiera aprovecharon la baja de Dre Greenlaw, pieza clave en la defensa de los 49ers, que todo apunta a que se rompió el tendón de Aquiles saliendo al campo a celebrar una jugada. Las cosas no les salían a los Chiefs, y lo evidenció Travis Kelce, totalmente desaparecido en la primera mitad, en un tremendo cruce de cables: el tight end se fue gritando a por su entrenador, Andy Reid, y llegó a chocar con él. No hubo consecuencias, porque no es fácil castigar a una de las claves de tu ataque en toda una Super Bowl, aunque ahí queda una imagen pocas veces vista.
Una genialidad para abrir la lata
Los 49ers, mientras tanto, siguieron mostrando todas las señas que les habían hecho llegar hasta la final. McCaffrey haciendo mucho daño con sus carreras, Purdy evitando cualquier tipo de lío y la línea defensiva atropellando a todo lo que se le ponga por delante. Costó, pero acabaron encontrando el primer touchdown en Las Vegas con una jugada sorpresa: Purdy se la envió a Jauan Jennings, que volvió a lanzar para un McCaffrey que recibió hasta adentrarse en la endzone. Sacó a pasear su librillo Kyle Shanahan, que tuvo ante sí la oportunidad de redimirse después de dos fiascos en la Super Bowl. Al descanso, el 3-10 en el marcador favorable para San Francisco confirmaba lo que se estaba apreciando, que el resultado no hacía justicia a lo que pasaba en el campo. Contener a todo un Patrick Mahomes en un escenario así no es algo sencillo, y la peor noticia para los 49ers es que estaba todavía con mucha vida.
Tras la actuación en el descanso de Usher, que probablemente no será recordada dentro de una o dos décadas, llegó el cambio de guion que se puede esperar cuando dejas a los Chiefs con opciones. Los 49ers, inexplicablemente, renunciaron a la carrera, un pecado capital cuando tienes a McCaffrey en el backfield, y se atascaron. Por si eso no fuese suficiente, la línea ofensiva de Kansas City dio un paso adelante y comenzó a brindarle más tiempo a Mahomes, que consiguió meter en el partido a Kelce. Incluso gozaron de la suerte del campeón, porque recuperaron el balón tras un despeje suyo que botó en el pie de un defensor de San Francisco. En la siguiente jugada, Mahomes encontró a Valdes-Scantling, totalmente solo, para evidenciar que no se le pueden brindar caramelitos así a los vigentes campeones y para colocar a los suyos por delante (13-10) por primera vez en la Super Bowl. Los de San Francisco, en la lona y sin ideas. Parte del mérito de que no se fueran de la final lo tuvo un Purdy con empaque, que no contó con demasiada ayuda de Brandon Aiyuk, Deebo Samuel y George Kittle (los dos últimos tuvieron problemas físicos), pero que se las arregló para volver a hacer daño.
Lo hizo junto con McCaffrey, un puñal la mayoría de veces que tocó el balón, con el fumble del primer cuarto totalmente olvidado. Y lo hizo junto con un excepcional Jauan Jennings, un segunda espada al que cada vez es más frecuente ver aparecer en los momentos calientes. El receptor capturó un lanzamiento de Purdy para, casi a cámara lenta y resistiendo al contacto, adentrarse para el touchdown. Jennings se convirtió en el segundo jugador en la historia que lanza y recibe un touchdown en la misma Super Bowl, algo que sólo había hecho Nick Foles (2018). Con lo que no contaban los 49ers era con que Moody iba a fallar la conversión de un punto, algo que a la larga fue completamente diferencial. Básicamente porque, en la siguiente posesión, ya en los minutos finales, a los Chiefs les bastó con tres puntos para empatar. Más tarde, Moody fue otra vez protagonista, aunque esta vez con un acierto que puso a San Francisco tres arriba a menos de dos minutos para el final. Los de la Bahía tenían cerca su primer anillo en 29 años.
Momento Mahomes
Pero claro, el balón fue a manos de un hombre que se mueve en estos momentos como pez en el agua. En sus otros dos títulos de Super Bowl, Mahomes y sus Chiefs fueron por detrás en el último cuarto antes de acabar ganando. Y esta vez no iba a ser diferente. Los 49ers le dieron casi dos minutos al tres veces MVP de la final (también fue elegido esta madrugada), que encontró a compañeros liberados haciéndolo parecer una tarea fácil. Se acercaron tanto que llegaron a intentar un pase para touchdown a Kelce con menos de 10 segundos que hubiera liquidado el encuentro, aunque la defensa de Fred Warner fue buena y se tuvieron que conformar con otros tres puntos de un Butker que forzó la segunda prórroga en la historia de la Super Bowl (ya pasó en el Patriots-Falcons de 2017). Los Chiefs ya no eran inferiores, como en la primera mitad, sino que habían sacado la raza ganadora que tienen desde hace tiempo. El tiempo extra fue una nueva prueba de fuego para Purdy, sobre el que se insiste en cómo reacciona en momentos de tensión cuando ya ha demostrado en numerosas ocasiones que no le quema el balón.
Hizo lo que tenía que hacer el quarterback de los 49ers, que volvieron a apostar fuerte por la carrera en su primera posesión de la prórroga. McCaffrey encontró bastantes huecos y dejó a los suyos muy cerca del touchdown, pero ahí se les fue la luz. Salieron con tres puntos y dejaron la Super Bowl, otra vez, en manos de Mahomes. Que puede perdonarte una vez, pero no dos. Un touchdown acababa la final, un field goal la prolongaba, y salir sin puntos daba el triunfo a San Francisco. Salvó una bola de partido el quarterback de los Chiefs, que usó las piernas en un cuarto down muy corto. Ahí tuvieron la final los 49ers, cuya defensa se fue desgastando. Recepción de Kelce, otra carrera de Mahomes... Y ya estaba ahí Kansas City. Mahomes encontró solo a Hardman, que pisó la zona de anotación para echar el cierre a una Super Bowl épica y que supuso una nueva coronación de los Chiefs, indiscutiblemente la nueva dinastía de la NFL tras la que montaron durante dos décadas los New England Patriots de Tom Brady.
Nunca una franquicia ganaba dos títulos seguidos desde, precisamente, los Patriots hace 19 años. Hasta que llegaron estos Chiefs, que seguramente han pasado por el año más complicado desde que se inició la ‘era Mahomes’. Sus 11 triunfos en temporada regular son la cifra más baja desde que está el jugador nacido en Tyler, que tuvo también un curso bastante irregular. Pero llegaron los playoffs y nada de eso importó. Por algo llevan cinco años dominando en la NFL y siendo la peor pesadilla de sus rivales. Especialmente de los 49ers, a los que ya les ha ganado dos finales, ambas con remontada incluida. Esta campaña fue la primera sin Tom Brady en una plantilla desde 1999, pero la liga ya ha encontrado un nuevo rey. Uno que ya tiene méritos de sobra para entrar en el olimpo de mejores jugadores de la historia. Y uno que tiene tiempo por delante para dejar cifras de miedo. Mahomes es el rey.
