Los Eagles completan uno de los mayores colapsos de siempre
Los de Philadelphia, que el año pasado llegaron a la Super Bowl, terminan su temporada con seis derrotas en siete partidos después de empezar 10-1. Jason Kelce se retira.
Cuando los Philadelphia Eagles encaraban el tramo final de temporada regular con un récord de 10 triunfos y una sola derrota, pocos podían imaginar el hundimiento que iba a protagonizar una franquicia que, como mínimo, tenía el objetivo de repetir presencia en la Super Bowl por segundo año consecutivo. Nada más lejos de la realidad, el equipo de Philly se desmoronó por completo desde la 13ª jornada, en la que cayeron ante los San Francisco 49ers. Desde entonces, seis derrotas en siete partidos. La última de ellas, la estocada final: los Tampa Bay Buccaneers pasaron por encima de ellos (32-9) en la ronda Wild Card de los playoffs, cerrando así los Eagles uno de los mayores colapsos que se le recuerdan a un equipo en la NFL.
Hasta esta temporada, los Eagles habían empezado con un récord de 10-1 en otras cuatro campañas en el pasado, y todas ellas tenían un denominador común: el equipo siempre había llegado a la Super Bowl. En el presente curso dio la sensación de que la historia se iba a repetir, con los de Philadelphia lanzados en los primeros partidos: Jalen Hurts a nivel MVP, una defensa capaz de todo, el tush push destrozando a rivales... Todo se vino abajo el pasado 3 de diciembre, cuando los 49ers destrozaron a los Eagles en su visita a Philly (19-42) en un partido que enfrentaba a los que, posiblemente, eran los dos mejores equipos de la NFL (y una final de la NFC anticipada). Poco antes, el equipo de Nick Sirianni había dado un golpe sobre la mesa al tomarse la revancha en Arrowhead ganando a los Chiefs. Pero lo de San Francisco fue un antes y un después. Unos días más tarde, los Dallas Cowboys metieron el dedo en la herida al ganar 33-13, poniendo en riesgo el puesto de primer cabeza de serie de la NFC y el título divisional que por aquel entonces estaba en manos de los Eagles.
No se sabe bien qué ha ocurrido en ese vestuario, pero los Eagles pasaron a ser un completo polvorín. Llegaron derrotas ante Seahawks, Cardinals y Giants, tres equipos que no están en estos playoffs y a los que debían haber ganado sin problemas. Solo supieron ganar a los Giants, aunque los de Nueva York se tomaron la revancha poco después. Llegaban muy tocados a la actual postemporada, y la crisis se evidenció en Tampa Bay: placajes fallados una y otra vez, malas defensas, inoperancia en ataque... Y, lo que es peor de todo, un lenguaje verbal de estar derrotados desde el primer minuto de partido. Los Buccaneers, comandados por un sensacional Baker Mayfield y que asediaron en defensa a Hurts (sobre todo en terceros downs), cogieron un 10-0 de salida que ya no soltaron. La franquicia de Tampa Bay, que terminó su primera temporada regular tras la retirada de Tom Brady con un balance de 9-8, visitarán a los Detroit Lions en una ronda Divisional a la que ya pueden considerar un éxito haber alcanzado.
Pocos hundimientos como el de los Eagles se recuerdan. En un mes, los de Nick Sirianni, cuya continuidad como entrenador no está asegurada a pesar de haber llevado a Philadelphia a la pasada Super Bowl, han pasado de ser favoritos al anillo a dar una paupérrima imagen, más propia de un equipo universitario que de uno de fútbol americano profesional. Tampoco se salva de esto Hurts, que está 0-3 en playoffs cuando los equipos rivales anotan más de siete puntos. Y, por si fuera poco, este martes se conoció el adiós (esperado, por otra parte) de uno de sus grandes líderes, Jason Kelce, que comentó a sus compañeros que se retira después de 13 grandísimas temporadas en las que se ha convertido en uno de los mejores centers de la historia. El verano será muy movido en Philly después de un colapso histórico.
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