El quarterback de los 450 millones frente a uno que comparte piso
Patrick Mahomes y Brock Purdy, protagonistas de la Super Bowl LVIII de esta próxima madrugada, han tenido vidas opuestas hasta coincidir en la final de la NFL.
Uno es dos veces MVP de la temporada regular, otras dos ocasiones de la Super Bowl, y tiene un par de anillos, además de ser la gran estrella de la NFL tras la retirada de Tom Brady. A otro se le dijo que tenía “una altura por debajo de la media, una fuerza de brazo de cualquier modo, y una precisión mediocre” cuando buscaba universidad, y acabó entrando en la NFL por los pelos, en la última elección del Draft, para ser el tercer quarterback de la plantilla. Patrick Mahomes y Brock Purdy han surcado caminos muy distintos en el fútbol americano hasta encontrarse esta noche en Las Vegas. El de los Kansas City Chiefs ya lleva tiempo siendo referente en la liga, mientras que el de los San Francisco 49ers se ha tenido que hacer hueco viniendo desde lo más bajo. Pero ambos están en la Super Bowl de este domingo (00:30, M+ y DAZN), a un partido del anillo.
La gran muestra de las trayectorias tan distintas que han tenido Mahomes y Purdy se encuentra en el salario de cada uno. El primero firmó en 2020 un contrato con los Chiefs de 10 años a cambio de 450 millones de dólares, una media por tanto de 45 ‘kilos’ al año (varía según el curso, en este son 57 millones gracias a distintos bonus). En las siete temporadas que lleva en la NFL, y con 28 años, Mahomes ya se ha echado al bolsillo más de 136 millones de dólares. Y eso sin contar los ingresos por publicidad de varias marcas de gran importancia que le patrocinan.
Purdy, mientras tanto, sufre económicamente las consecuencias de haber sido elegido el último del Draft, pues su posición sólo le permitió firmar uno de los menores contratos posibles: cuatro años y 3.737.008 dólares, unos 900.000 por año (en este curso son 870.000). Si Mahomes se come el 16,9% de toda la masa salarial de su franquicia, Purdy apenas araña un 0,37% (si gana hoy se convertiría en el quarterback que menos cap hit gasta en la historia, superando el 0,46% de Brady en 2002).
Por su salario, el líder de los 49ers no es que viva una vida repleta de lujos, al menos de momento (podrá firmar un nuevo contrato en 2026). De hecho, el pasado mes de octubre confesó que se ve obligado a compartir piso con uno de sus compañeros, Nick Zakelj, en una zona en la que el alquiler medio de un apartamento de una habitación roza los 3.000 dólares al mes. “Él y yo dividimos el alquiler”, dijo antes de desvelar que sigue conduciendo el Toyota Sequoia que siempre tuvo. Hace semanas, por cierto, se convirtió en imagen de la marca japonesa.