Irlanda olvida las penas del Mundial con otro título en el Seis Naciones
Irlanda se saca la espina de otra derrota en cuartos con su vigésimo entorchado en el torneo, el sexto desde que es Seis Naciones y segundo seguido.
Hay quien bebe para olvidar; Irlanda lo hace ganando. El Trébol se sacó en el ‘supersábado’ la espina de otra derrota en cuartos de final de un Mundial con su 20º título en el Seis Naciones, el sexto desde que tiene esa denominación por la inclusión de Italia con el cambio de siglo, el segundo consecutivo. Solo Inglaterra, siete veces campeona, ha tenido más éxito desde el año 2000. La víctima propiciatoria fue Escocia, que perdió en el Aviva Stadium de Dublín (17-13) un choque en el que a los locales les valía con sacar el bonus defensivo para complicar sobremanera las aspiraciones de Inglaterra, contra pronóstico el único equipo que ha llegado al último envite con opciones de destronar a sus vecinos, pero que al final salió a Le Crunch, su duelo contra Francia, sin nada en juego.
En una edición algo plana, como suelen ser las inmediatamente posteriores a una Copa del Mundo, Irlanda siempre transmitió la sensación de estar en otra dimensión. No solo respecto a Gales, en problemas muy serios, o Italia, la gran sensación de este año. También respecto a Escocia, eterna aspirante con este formato; Francia, desnortada sin Dupont; e Inglaterra, que ha restaurado parte del orgullo perdido entre el final de la ‘era Jones’ y el comienzo de la ‘era Borthwick’. Hoy por hoy no hay equipo al norte de la línea del Ecuador que ataque con más intención, ni que defienda con tanto compromiso, ni que gestione mejor las fases estáticas. No será tan vistoso a campo abierto como Francia o Escocia, no tendrá el aura que le da a Inglaterra su ubicación en el génesis de este deporte, pero no hay campo en el que se le intuya una necesidad imperiosa de mejoría. Es un equipo con mayúsculas.
Consumó el título en la que no fue ni remotamente su tarde más brillante, a ratos atenazado por el contexto. Una primera parte parca en anotación le dejó una renta de un punto, gracias a un ensayo de Dan Sheehan aprovechando un error grosero en la touch de los visitantes, que más allá de eso daban la cara en una semana turbulenta, en la que se ha llegado a especular con el cese de Gregor Townsend tras la sonrojante derrota ante Italia.
Fue arrancar la segunda y puso una marcha más Irlanda, que rozó el ensayo de la tranquilidad dos veces, otras tantas anulado por Matthew Carley. Primero fue Furlong quien perdió el control de la almendra en su intento de posado, y después un Redpath providencial bloqueó otro de Henshaw y aplazó el éxtasis en Dublín. Llegaría a cargo de Porter, acto seguido a una amarilla a Millar-Mills, castigado por su reiteración en la ilegalidad.
A Escocia tampoco parecía irle la vida en la remontada y a Irlanda le bastaba con dejar correr el reloj, así que no ocurrió mucho hasta que Huw Jones, coincidiendo con otra exclusión, la de Harry Byrne por un contacto peligroso, acercó al Cardo con tres minutos por jugarse, que la delantera local agotó hasta que Larmour pateó el oval a las profundidades de la tribuna y desató el júbilo de una hinchada necesitada por mucho que haya celebrado tres títulos en los últimos seis años. Quienes conozcan algún irlandés saben lo profunda que era la herida dejada por Nueva Zelanda aquella tarde del pasado octubre. La que este sábado empezó a sanar. Un aperitivo perfecto antes de San Patricio.
Francia se lleva Le Crunch
Ya sin aspiraciones clasificatorias, porque todo el pescado se había vendido en Dublín, Francia e Inglaterra cerraron la edición Le Crunch, un partido de alternativas que acabó en manos de los locales (33-31) gracias a un golpe a palos pasado ‘in extremis’ por Thomas Ramos. La iniciativa la tuvo de salida Francia, mandona en una primera media hora en la que se estiró en el marcador con un ensayo de Le Garrec y tres patadas acertadas por el del Toulouse. Salió en tromba tras el entretiempo la Rosa, que se había acercado al filo del descanso por medio de Chessum, y consumó la remontada a manos de Ollie Lawrence y Marcus Smith, que mandó otro mensaje a Borthwick tras ser protagonista en el triunfo contra Irlanda. Pero el Gallo se guardaba un as en la manga, la remontada de la remontada, abrochada por Barre y Fickou. En unos últimos diez minutos frenéticos, Freeman volvió a adelantar a los visitantes, que acabaron muriendo en la orilla de un choque cuyo resultado no satisface a nadie. Ni a unos franceses que han rendido por debajo de las expectativas ni a una Inglaterra que podía consolidar el presunto cambio de rumbo iniciado en el Millenium Trophy.
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