8. Bruno Fernandes de Souza truncó sus aspiraciones
En 2010, el portero brasileño era imprescindible en el Flamengo, equipo que capitaneaba y con el que ganó la Liga nacional. Cuando aspiraba a llegar a la selección brasileña y negociaba su traspaso al Milán, todo se derrumbó. Una amante, Eliza Samudio, afirmó que había tenido un hijo cuyo padre era Bruno, pero el futbolista, ya casado, se negó a reconocerlo y pagar una pensión. Poco después, Samudio desapareció, y un primo de Fernandes reconoció haberla matado junto con un amigo en un crimen organizado por el portero. El cuerpo de la mujer nunca apareció ya que el primo contó que se lo dieron de comer a unos perros, y Bruno fue condenado a 22 años y tres meses de prisión. Salió en febrero de 2017, y un mes después fichó por el Boa Esporte, equipo brasileño de segunda división. Cuatro partidos después y por motivo del revuelo generado, el Tribunal Supremo de Brasil ordenó que Fernandes ingresase de nuevo en la cárcel. Obtuvo permisos para abandonarla de nuevo en 2019, y desde entonces ha fichado por dos equipos, pero las protestas y su situación legal han impedido que se vuelva a vestir de corto.