España, un coloso hacia el oro

España venía a por el oro al Mundial de Budapest, a la cuna del waterpolo, a la piscina Alfred Hájos de Isla Margarita. Y ha cumplido como en todas las grandes competiciones desde 2018. La Selección masculina de waterpolo minimizó a Croacia, que le había metido 14 goles a Serbia en los cuartos de final, y que no fue capaz de anotarle más de cinco a los españoles, sujetos por un prodigio como Unai Aguirre, que paró hasta con la cabeza, y por una defensa que está siendo la mejor del campeonato (10-5). España somete a sus rivales a un ritmo tan alto que nadie puede aguantarles el pulso. Croacia acabó con la lengua fuera y el corazón roto. El domingo, a las 20:00, el equipo español se citará de nuevo contra Italia. Como en 2019. Toca la revancha del equipo de David Martín, que ha perdido tres finales en cuatro años.

España empezó a por todas. A los 16 segundos, Munarriz ya había armado su cañón derecho para anotar el 1-0. España empezó entonada, con esa presión característica para asfixiar y estresar a Croacia, que no se puso nerviosa. Sacó exclusiones y encontró a sus hombres de dentro. Ya no es aquella Croacia encorsetada en un juego clásico, de zona a zona, es un equipo joven, dinámico, de buen nado, incluso marcó de contraataque el 2-3 para ponerse por delante en el partido y neutralizar el tanto de Bustos en una acción eléctrica. El partido transitaba por la cornisa y Mallarach llevó el 3-3 al final del primer cuarto. Otro buena noticia fue que Unai Aguirre estaba entonado, con cuatro paradas de mérito.

Y tan entonado estuvo el barcelonés y la defensa española que en el segundo cuarto Croacia se quedó a cero. No fueron capaces de marcar un gol los jugadores de Tucak, asfixiados por el alto ritmo de partido de España. Dos paradas más de Aguirre, el joven meta de 19 años que ya se había lucido en los Juegos ante este mismo equipo, dieron aire a la Selección, que encontró en esta ocasión a uno de sus goleadores. Álvaro Granados marcó el 4-3 y el 5-3 en dos superioridades y el encuentro empezó a ir cuesta abajo para el equipo de David Martín, que había dejado a los croatas con solo tres goles como a Montenegro hace dos días. La defensa española era más difícil de sortear que una ola gigante.

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El tercer parcial siguió encumbrando al meta español, que le sacó una mano a Vrlic a apenas cuatro metros, desbarató un contraataque del mismo boya croata adelantándose a su movimiento y despejó hasta un tiro con la cabeza. Los croatas de desquiciaron ante la personalidad arrolladora del meta, genuino en la portería y único a su edad. Si Granados había aparecido en el segundo cuarto, ahora le tocaba a Sanahuja, anutor del 6-3 y del 7-4. España seguía en su línea, maniatando a los croatas, aunque poco precisa en ataque para acabar de abrir la brecha definitiva. Basic, con un gol que necesitó el poste para superar a Aguirre, puso el 7-5 que dio paso al parcial determinante.

No hubo distracciones para España, que siguió erre que erre hasta que, a falta de cuatro minutos, Mallarach anotaba su segundo tanto para sentenciar el encuentro con el 9-5 justo después de que Granados hiciera el octavo. El banquillo lo celebró como un gol especial, como el 10-5 del propio Granados, que acabó con cuatro dianas.. Quedaban dos minutos y los de Martín se habían comido a la campeona olímpica en 2012, que ha iniciado una renovación después de Tokio pero que había demostrado su cualidad derrotando a Serbia. España, eso sí, evidenció estar a otro nivel y tener un portero inspirado, escogido el mejor del partido por la FINA, que contagia, fiel sucesor de la gran saga que se inició Jesús Rollán. Italia espera en la final. Un hueso. Pero esta España está ya preparada para ser por fin campeona.